El 14 de julio de 1848 nació en la capital de Honduras, Ramón Rosa; destacado periodista, abogado, diplomático y escritor que fue un gran promotor de la literatura hondureña, por lo que hoy recordamos cuáles fueron sus aportes más importantes en el desarrollo de Honduras.
Ramón Rosa en la política y literatura
El historiador Mario Argueta destacó que Rosa fue importante para Honduras y Centroamérica porque difundió la filosofía positivista y el romanticismo literario.
Esa filosofía se vio reflejada en el Código de Instrucción Pública (1882). “Ningún pensador centroamericano llegó a conocer y a divulgar la filosofía positivista francesa tanto como lo hizo Ramón Rosa en sus escritos”, enfatizó.
Rosa incursionó en la política guatemalteca de 1871 a 1876, en este país centroamericano realizó junto a su primo Marco Aurelio Soto, sus estudios de abogado en la Universidad de San Carlos de Borromeo.
En la política hondureña fungió como secretario general en el gobierno de Soto de 1876 a 1883, siendo su brazo derecho. Juntos impulsaron “la modernización del Estado hondureño, proceso conocido como reforma liberal”.
En cuanto a literatura experimentó en la biografía y en el ensayo. Él fue el autor de la biografía de destacados personajes como la de José Trinidad Reyes, José Cecilio del Valle, la del novelista guatemalteco José Milla y Vidaurre, la del militar y mandatario hondureño Francisco Ferrera, y la biografía inconclusa de Francisco Morazán. En cuanto a ensayos “tal vez el más importante de ellos es el que se llama Constitución Social de Honduras”, agregó Argueta.
Rosa también fue un gran orador, y su discurso más importante y trascendental fue el que pronunció en la inauguración de clases de la Universidad Central de Honduras, hoy Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).
Además, fue el fundador y director de una de las primeras revistas literarias, Guacerique (1892), y fue cofundador del periódico El Centroamericano. Fue el editor del diario oficial La Gaceta y del periódico semioficial La Paz.
Últimos años
Cuando Soto abandona el poder por presiones del mandatario guatemalteco Justo Rufino Barrios, “Rosa se hace solidarizó con su primo y también renuncia como secretario general de la Presidencia, entonces, de 1883 a 1893, Rosa es un hombre desengañado, decepcionado de la política hondureña, un hombre amargado, y su salud se vio perjudicada por el alcoholismo.
De modo pues que este brillante compatriota murió prematuramente como un hombre desengañado, amargado e incomprendido en su época”, dijo el historiador.
Ramón Rosa murió en Tegucigalpa en 1893, a los 45 años de edad, en su casa de habitación, que hoy es la sede de la Fundación para el Museo del Hombre Hondureño (FMHH), llamada también la Casa Ramón Rosa.
Mario Argueta, Historiador: 'El aporte de Ramón Rosa para la cultura y la política hondureña es de primer orden, de hecho es uno de los más grandes pensadores que ha tenido Honduras desde que existimos como nación”.