¿A quién pertenece Jerusalén y cuál es su estatus político?
En la actualidad, el estatus de Jerusalén sigue siendo un conflicto israelí-palestino. Israel considera a Jerusalén como su capital “indivisible”, mientras que los palestinos reclaman Jerusalén Oriental como la capital de un futuro estado palestino... pero ¿A quién le pertenece?
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JERUSALÉN, ISRAEL.- Laberintos de calles estrechas y empedradas que datan de la antigüedad, murallas medievales y un sobrecargado valor sagrado de importancia religiosa para judíos, cristianos y musulmanes hacen de Jerusalén un lugar con poco espacio para tres doctrinas, odios, rencores y hasta ambiciones que perduran en la actualidad.
Su ubicación fronteriza, entre territorio judío y árabe, provoca que ambos se atribuyan la legitimidad de la ciudad, sin reconocer ni respetar las creencias de los demás que se resume en que para los palestinos, Jerusalén Este es la capital de un Estado libre palestino. Para los israelíes, Jerusalén es su legítima capital
Y es que -no es más para menos- con tres de las religiones más grandes afirmando que les pertenece. Jerusalén es sagrada para el judaísmo, porque alojó el primer y segundo templo y fue considerada durante mucho tiempo como el centro del mundo en que “Dios residía”.
Por su parte, para los musulmanes, es la tercera ciudad más sagrada después de la Meca y Medina. Para los cristianos, Jerusalén es el lugar en que Jesús caminó, murió, resucitó y donde comenzó la iglesia cristiana que conocemos. Estos factores hacen de una asediada disputa algo que se torna más allá de lo territorial.
Para tener una memoria más amplia de estos eventos, hay que trasladarse hasta el año 1947, donde en la Asamblea General de la Organización Naciones Unidas (ONU) se determinó la división de Palestina en dos estados, siendo el Palestino y el israelí que provocaron que Jerusalén sea la ciudad santa para las tres religiones.
En el acuerdo se plasmada paz y respeto entre ambos estados, pues con dicha partición ambos lugares se comprometían a garantizar la protección, el libre acceso y la libertad de culto en los lugares sagrados de la ciudad “sin discriminación alguna”
Nada más lejos de la realidad, pues bastó apenas un año, siendo el 14 de mayo de 1947 y con la crecida imparable de violencia entre árabes y judíos en Palestina. Uno de los dos Estados en mención proclamó su independencia con el nombre de Israel y estalló lo que se conoce como “Guerra de la Independencia” o “Guerra Árabe-Israel”.
Dicho acción provocó que Jerusalén se dividiera en cuanto se habla de control, pues quedó bajo dominio judío en el oeste, y siendo su parte este perteneciente a Jordania.
Israel proclama a Israel como su capital
Tras la guerra, Israel estableció su gobierno en Jerusalén Occidental, que controlaba, y declaró a Jerusalén como su capital, dos años después, es decir en 1950. Sin embargo, es importante destacar que esta acción no fue reconocida por la comunidad internacional.
Sorpresivamente, se instala la residencia presidencial, el Parlamento israelí (Knéset), la Corte Suprema y otras instituciones administrativas, lo que indicaba que la ciudad formalmente sería la principal en el Estado israelí.
La inestabilidad en Oriente Medio, después de la fundación del Estado de Israel fue la consecuencia que países como Egipto, Siria, Líbano y Jordania, no estaban dispuestos a que existiera dicho Estado por lo que esperaban su disolución.
Posteriormente para 1967, en un total de seis días, de manera relámpago, el ejército israelí conquista Jerusalén Este, Cisjordania, la Franja de Gaza, así como el Golán sirio y el Sinaí egipcio.
El conflicto estalló luego de la problemática israelo-sirias e israelo-jordanos, quienes perpetraron ataques de fuego a la Ciudad Santa.
Tras la llamada guerra de los Seis Días también se dejó como resultado que los países árabes estuvieron menos interesados en luchar por la causa palestina y más preocupados por recuperar los territorios perdidos.
Por su parte, las organizaciones palestinas perdieron toda esperanza de que los árabes los salvarán. Es en ese momento cuando se empezó a hacer fuerte la Organización para la Liberación Palestina, liderada por Yasser Arafat.
Anexión de Jerusalén Oriental
Tras la Guerra de los Seis Días, Israel anexó oficialmente Jerusalén Oriental y declaró toda la ciudad de Jerusalén como su capital “indivisible, entera y unificada” en 1980.
Sin embargo, esta anexión no fue reconocida por la comunidad internacional, que considera a Jerusalén Oriental como parte del territorio ocupado y mantiene que el estatus final de Jerusalén debería resolverse a través de negociaciones entre Israel y Palestina como parte de un acuerdo de paz.
Y es que la Resolución 478 del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas de 1980 declaró la Ley de Jerusalén (que la declaraba como capital) como una violación del derecho internacional y llamó a los estados miembros a retirar sus embajadas de Jerusalén.
Como contraparte, ocho años después, Palestina reconoció a Jerusalén Oriental como su capital, según declaró la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).
En esta declaración, la OLP reconoció las fronteras de 1967 (que incluyen Cisjordania, la Franja de Gaza y Jerusalén Oriental) como el territorio del Estado de Palestina y también proclamó a Jerusalén Oriental como su capital.
Cabe resaltar que de acuerdo a los historiadores, esta declaración fue un paso significativo en los esfuerzos de los palestinos por obtener el reconocimiento internacional y establecer un Estado palestino independiente, buscando arrebatar a Jerusalén la capital de Israel.
Al final, ¿cuál es el estatus de Jerusalén?
Para tener un panorama claro del estatus que realmente tiene Jerusalén hay que remitirse a los Acuerdos de Oslo, también conocidos como los Acuerdos de Paz de Oslo, que se firmaron en 1993 entre Israel y la OPL.
Los Acuerdos de Oslo establecieron un marco para las negociaciones posteriores que abordarían cuestiones clave, como la autonomía palestina en Cisjordania y la Franja de Gaza, el estatus de los refugiados palestinos y el estatus final de Jerusalén. Jerusalén fue uno de los temas más difíciles de resolver, ya que tanto israelíes como palestinos reclaman la ciudad como su capital.
No obstante y con todo lo anterior, el tema de Jerusalén no se resolvió en los Acuerdos de Oslo en 1993, y las negociaciones posteriores que tenían como objetivo determinar el estatus final de la ciudad no han logrado un acuerdo definitivo.
Esto, a pesar que 136 de los 193 miembros de la ONU reconocieron el Estado de Palestina con Jerusalén como capital en dicho acuerdo.
Para el historiador hondureño Mario Argueta, la situación con Jerusalén no se resuelve debido que no se ha otorgado a “la devolución de las tierras confiscadas a familias palestinas, en Jerusalén y en la Margen Occidental del Rio Jordán”
“No han sido devueltas, pero además la política oficial de otorgarlas a colonos hebreos para establecer asentamientos continúa cada vez con mayor intensidad”, agregó Argueta.
A criterio del también escritor, la política calificada como “discriminatoria y excluyente” de las autoridades israelís van en contra del reconocimiento del Estado de Palestina, que es un derecho “irrenunciable”.
En ese sentido, Argueta concluye que al tomar en cuenta los factores anteriormente mencionados, “nunca concluirá este conflicto y enfrentamiento, por el contrario, se agravará cada día más, y la paz será la victima de tal intransigencia, con saldo trágico para ambos pueblos”.
Jerusalén como un corpus separatum
Jerusalén fue bautizada con el término ”corpus separatum”, que quiere decir que sería una ciudad internacional sin el dominio de ninguno de los dos estados en cuestión (Israel y Palestina).
En lugar de ser la capital de Israel o de un futuro estado palestino, Jerusalén sería administrada por la comunidad internacional con libre acceso y culto para todas las religiones.
No obstante, esta propuesta de un “corpus separatum” nunca se materializó en la práctica. Tras la guerra árabe-israelí de 1948, Israel controló Jerusalén Occidental y Jordania controló Jerusalén Oriental, incluyendo los lugares santos de la Ciudad Vieja.
En la actualidad, el estatus de Jerusalén sigue siendo un tema altamente disputado en el conflicto israelí-palestino. Israel considera a Jerusalén como su capital “indivisible”, mientras que los palestinos reclaman Jerusalén Oriental como la capital de un futuro estado palestino.
La comunidad internacional no ha llegado a un consenso sobre el estatus final de Jerusalén, y este sigue siendo un punto central de tensión en el conflicto que nuevamente tomó forma.