Tegucigalpa, Honduras.- Considerado un magnate con temple firme, un hombre de negocios y el único expresidente de Estados Unidos que ha buscado reelegirse con cuatro procesos penales abiertos. Asechado por la justicia, Donald John Trump tiene un as bajo la manga: la política.
Con su lema “Make America Great Again” (hacer a América grande otra vez), busca, por segunda ocasión, gobernar el país norteamericano, así como lo hizo entre 2017 y 2021.
Donald Trump, un empresario que pasó de conducir un reality show a lanzarse a la política, ha estado envuelto en múltiples escándalos, pero por su perfil confrontativo pareciera tener todo lo necesario para que una buena parte de los votantes confíen en sus palabras: es un hombre ultraconservador y no anda con tapujos.
Nacido el 14 de junio de 1946 en el barrio de Jamaica, en el emblemático sector de Queens en Nueva York, Donald John Trump, paradójicamente, es hijo de migrantes.
Su padre, Fred Trump, era un migrante de origen alemán, mientras Mary Anne MacLeod, su mamá, era escocesa.
Estas nacionalidades provienen de las culturas más fuertes y combativas de Europa por su pasado histórico envuelto en guerras, lo que se refleja en el temple de Donald Trump.
De ese matrimonio nacieron cinco hijos: Fred Junior (fallecido tras un infarto relacionado con el alcohol), Donald, Robert, Maryanne y Elizabeth Trump.
El expresidente estadounidense, el segundo nacido de ese matrimonio, estudió en una escuela privada, luego fue enviado a la Academia Militar de Nueva York.
Para 1988 se graduó como economistas; desde entonces ya era impulsado por su padre para meterse en el mundo de los negocios y la inmobiliaria.
Dueño del Hotel Plaza, Saint Moritz y el Grand Hyatt, pero su emporio más reconocido es la Torre Trump. El exmandatario vivió el clásico “sueño americano”, pues entre sus grandes negocios también está el Atlantic City, en el estado de Nueva Jersey, y numerosos casinos, como el Trump Castle, el Trump Plaza y el Taj Mahal. Además, creó su propia marca de aerolínea privada que pasó de llamarse “Lanzamientos de Trump” a ser la Fuerza Aérea Uno Trump.
Durante buena parte de la década de los 90, varias de sus propiedades sufrieron pérdidas económicas que lo llevaron a declararse en bancarrota. Con un experto en el tema, tomó una rápida decisión de ceder un control casi parcial de las ganancias de sus propiedades a sus fiadores para obtener más beneficios crediticios y así superar la mala temporada previo a la crisis hipotecaria de 2008.
Inicios en la política
Cuando Donald Trump aparecía en el reality show de la cadena estadounidense NBC, “El Aprendiz”, su interés por la política empezó a crecer, al igual que sus convicciones por el Partido Demócrata, por el que sintió una afinidad por mucho tiempo.
Todo cambió en el 2013, cuando la población de Nueva York comenzó a escuchar sus afirmaciones xenófobas, racistas, clasistas y machistas en contra de las comunidades latinas y negras de Estados Unidos. Para 2014, el programa “El Aprendiz” no fue renovado para una nueva temporada porque afirmaron que Trump orientaría sus recursos monetarios para su campaña política.
Fue así como empezó a medirse en la política en 2015, año en el que lanzó su candidatura en Nueva York por el Partido Republicano bajo el lema “hacer a América grande otra vez”. Esas palabras las sigue replicando, incluso, en la contienda electoral que enfrenta cara a cara contra la candidata del Partido Demócrata, Kamala Harris.
Ese lema, además del resto de propuestas en seguridad, economía, salud, educación, relaciones exteriores, así como migración, fueron vitales para que en 2016 ganara la presidencia frente a su contrincante demócrata, la ex primera dama Hillary Clinton.
Durante su gestión -entre 2017 y 2021-, Trump impulsó duras políticas migratorias, lo que ocasionó rechazo en ese país y a nivel internacional, especialmente con la separación de familias y el anuncio de la cancelación de programas temporales.
La presión internacional hizo que el exmandatario diera un paso atrás con algunas medidas, aunque eso no evitó que siguiera en el ojo público, pues en 2018 se conoció que Michael Cohen, quien fungió como su portavoz, recibió 130 mil dólares para encubrir la aventura del magnate con la estrella del cine para adultos, Stephanie Clifford (también llamada Stormy Daniels), y así no afectar su campaña electoral de 2016.
Desde entonces empezaron a tomar relevancia más testimonios de acoso y abuso sexual en los que se señalaba directamente a Trump.
Sobre este caso, en 2022 el Buró Federal de Investigación (FBI) hizo un allanamiento en la residencia de Mar-a-Lago (propiedad de Trump) en Palm Beach, Florida, donde hallaron documentos confidenciales que sirvieron de evidencia para concluir que Trump cometió violaciones a la Ley de Espionaje, obstrucción de la justicia y manejo criminal de registros gubernamentales.
Los resultados de la investigación llevaron a Donald Trump a entregarse a la justicia, pues era acusado de 34 cargos penales por falsificación de documentos y corrupción en las elecciones de 2016, asimismo, por posible complot de espionaje extranjero.
Tres meses después, a Trump se le imputaron 37 cargos tras el allanamiento en su propiedad de Mar-a-Lago. Se le agrega un cargo adicional de retención documental ilícita y dos cargos más de obstrucción de la justicia.
El 14 de agosto de 2023, otros 30 cargos estatales se añadieron a Trump por sus esfuerzos de interferir en las elecciones de 2020. Para este punto, acumula 90 cargos en cuatro procesos penales diferentes: dos casos federales y dos estatales.
Por los primeros 34 cargos, Trump fue condenado en mayo de 2024, pero su sentencia, según dio a conocer el juez, será hasta después de las elecciones del 5 de noviembre.
Su esposa, Melania Knauss (conocida como Melania Trump), solo se refirió al tema en privado para apoyar a su pareja sobre el juicio, catalogándolo de “injusto, mientras que sobre el caso de Stormy Daniels comentó, según fuentes consultadas por el New York Time, que es problema de su esposo no suyo.
Para muchos, Donald Trump es un magnate en los negocios, pero no ha tenido la misma fortuna en el amor, pues estuvo casado en dos ocasiones, pero terminaron en divorcio: en 1977 con Ivana Zelnieck, y en 1993 con Marla Maples.
En 2005, Trump se casó con Melania Knauss, con quien sigue unida en la actualidad a pesar de estar distanciados. Trump es padre de cinco hijos, producto de sus tres matrimonios: Donald Junior, Ivanka, Eric, Tiffany, y el menor de todos, Barron.
Relaciones diplomáticas
El que Trump tenga tan buena aceptación por una buena parte de los votantes como candidato en las elecciones próximas no es coincidencia, pues el exmandatario no se ha alejado de la política, ni siquiera cuando perdió los comicios frente al actual presidente Joe Biden.
Además, muchos de sus simpatizantes creen que dejó un buen antecedente dentro de Estados Unidos, así como con otras naciones, otros cuestionan su actuar, ya que dejó del lado temas fundamentales como el cambio climático.
Por ejemplo, iniciando su gestión afirmó que esa nación se retiraría del acuerdo climático de París e intentó renegociar bajo sus propios términos y condiciones a costa de lo que los otros 175 países firmaron en 2016. La ONU tildó esta medida como una “decepción para los esfuerzos mundiales” que quieren reducir las emisiones de gases que generan el efecto invernadero.
Este tema pareció ser de poca relevancia en el gobierno de Trump. Lo que sí marcó un antes y después fue la decisión de Trump de pasar la embajada de Tel Aviv a Jerusalén, ciudad que reconoció como la legítima capital de Israel. O cuando se reunió con los presidentes de dos de las potencias del mundo: el encuentro con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en agosto de 2017 y la visita en 2019 a Corea del Norte, donde firmó el acuerdo de paz con el presidente de esa nación, Kim Jong Un.
De acuerdo con varios exasesores de Trump, el exmandatario creía que el primer ministro de Hungría es “fantástico”; el presidente de China, Xi Jinping, es “brillante”; mientras que Kim Jong Un “es un buen tipo”.
De Putin aseguró que es “una buena persona”, pero también aseguró que Adolf Hitler “hizo algunas cosas buenas”, como reconstruir la economía, pese a que también fue responsable del holocausto.
“Pensó que Putin era una buena persona y Kim era una buena persona, que habíamos arrinconado a Corea del Norte”, afirmó a CNN el general retirado John Kelly, quien fue secretario general de Trump.
Trump, quien se considera “un tipo grande”, según John Bolton, asesor de Seguridad Nacional durante su gestión, le gusta tratar con otros grandes y “no pedir permiso a nadie” de sus decisiones.
Esto se vio reflejado en una de las medidas más polémicas aplicadas durante su gestión y que, entre sus promesas de campaña, nuevamente promueve: mayor seguridad en la frontera sur.
En 2019 asignó 1,375 millones de dólares para la construcción de un muro fronterizo con México ante la llegada masiva de inmigrantes, a quienes llamó “criminales” y los acusó de “infectar” al país.
Desde que se lanzó a la política, Trump ha dejado marcado en su discurso que las políticas de seguridad que él promueve están por encima de los derechos humanos de los migrantes. Incluso, en su discurso dijo que utilizaría “la Ley de enemigos extranjeros” para expulsar a los miembros de pandillas y que haría la deportación interna más grande de la historia de ese país.
¿Cómo fue su relación con Honduras?
La relación política y diplomática de Honduras con los Estados Unidos durante la gestión de Trump fue directa y llena de condicionantes, especialmente cuando se trataban de temas de corrupción y migración.
La regla fue dada desde el inicio: Honduras debía garantizar el Tratado de Extradición a esa nación a cambio de la ampliación del Estatus de Protección Temporal (TPS) para 40 mil hondureños.
La extradición en Honduras fue aprobada, a través de la modificación de artículos constitucionales, en 2012, pero fue hasta 2014 el país norteamericano pidió al primer extraditado. En su gestión, Trump quería que este proceso continuará. Así fue.
Bajo este acuerdo, Honduras envió más de una docena de capos de la droga a Estados Unidos, lo que sirvió para que ambos gobierno mantuvieran sus relaciones diplomáticas. Hubo apoyo económico para temas de educación, empleo y asistencia humanitaria.
“La relación con México es un ejemplo, o El Salvador, o Honduras, o Guatemala”, dijo Trump en 2019 durante una conferencia de prensa en Nueva York, al margen de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Para ese entonces, el exmandatario mostró su agradecimiento al expresidente Manuel López Obrador por enviar 27 soldados a la frontera sur con Estados Unidos, pues para ese entonces todavía estaban llegando caravanas migrantes desde Centroamérica.
En ese mismo año, cuando Trump se reunió en Nueva York con el exmandatario hondureño Juan Orlando Hernández, preso en el país norteamericano por narcotráfico, dijo era un aliado, pero unos meses antes le había advertido de forma tajante que quitaría la ayuda económica al país porque una caravana migrante se dirigía a la frontera sur de Estados Unidos.
Este fenómeno inició en 2018, cuando cientos de personas -la mayoría de Honduras, El Salvador y Guatemala- salieron de San Pedro Sula en busca del “sueño americano”. En el camino se sumaron más migrantes, al punto que en la movilización iban más de 200 mil personas.
Esta fue la principal causa para que naciones del Triángulo Norte (Honduras, El Salvador y Guatemala), así como México, país que está en la frontera con Estados Unidos, fueran fuertemente criticadas por Trump, aunque no se les suspendieron las ayudas económicas para detener las causas de la migración.
A Trump le tocó afrontar hasta el fin de su gestión una de las peores crisis migratoria proveniente de Centroamérica, con casi una decena de caravanas migrantes que terminaron en la frontera sur.
En los discursos de ese entonces, Trump dejó claro, según expertos, que aborrecía a los migrantes. Al escucharlo en los debates, mitines y publicaciones que realiza en redes sociales para promover su candidatura presidencial de cara a las elecciones del 5 de noviembre, evidencia que nada ha cambiado.
En junio, durante el primer debate presidencial, aseguró que “la gente entra y mata a nuestros ciudadanos. Lo llaman Biden crime, pero yo lo llamo Biden migrant crimes (crimines cometidos por inmigrantes bajo el mandato del demócrata)”.
También dijo que los migrantes “toman nuestras escuelas, hospitales y tomarán nuestra seguridad social”. El exmandatario, un hombre que destaca por su cabello lacio y rubio, dedicó más de una hora y media para hablar sobre los migrantes, asegurando que por la frontera sur están entrando “terroristas de todo el mundo”.
Renata Segura, directora para América Latina y el Caribe del think tank International Crisis Group, dijo en entrevista para el medio alemán Deutsche Welle, que si Trump gana las elecciones “veríamos medidas más radicales, vetos de entrada a algunos inmigrantes, como en su primera administración. Y Trump ha prometido incluso una serie de deportaciones masivas”.
Esto afectará de forma directa a los hondureños, pues, según las diásporas, más de un millón de compatriotas vive en ese país.
Propuestas de campaña
Las propuestas de campaña de Donald Trump continúan directamente con las obras y programas nacionales estadounidenses que dejó sin finalizar en 2016. Algunas de estas propuestas ofrecen un vistazo de la visión que tiene de las condiciones del país.
Por ejemplo, en migración el exmandatario usa el tema para evitar que los estados fronterizos con México, como Arizona, Texas y Nuevo México, opten por sumarse a su corriente republicana para luego aplicar el “Acta de Enemigos Exógenos”, una proclama que autoriza al presidente de los Estados Unidos de proceder con la deportación o reubicación de sospechosos de actividades ilícitas en territorio estadounidense solo durante períodos de guerra.
El propósito de Trump es movilizar todo el aparato de la Guardia Nacional estadounidense (incluyendo la DEA, FBI y el Departamento de Seguridad Nacional) para reforzar aquellos puntos ciegos en las fronteras que puedan servir de camino fácil para otros grupos criminales ajenos a la frontera sur.
En cuanto a la economía, Trump habla del recorte histórico de impuestos y de los beneficios del sistema de seguro social estadounidense, acompañados de una comisión de eficiencia gubernamental para reducir el gasto público y poder eliminar el fraude, así como el pago inapropiado de salarios atrasados por seis meses.
En cuanto a las deudas que se generan en las tarjetas de crédito, propuso un límite en las tasas de interés en las tarjetas de crédito del 10%.
Seguridad es otro de los temas centrales en su campaña, por eso, afirmó que si gana las elecciones impondrá “mano dura” tanto dentro como fuera de Estados Unidos para garantizar la paz y la seguridad.
También habló de restaurar el “orden” y frenar el avance del tráfico de droga y de personas mediante la instauración de condenas que impliquen la cadena perpetua o, incluso, de penas de muerte para todos aquellos que lleven a cabo tales crímenes.
Sobre la forma en la que quiere implementar la política internacional, si gana la contienda del 5 de noviembre, el exmandatario dijo que la retirada de Estados Unidos de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) será más que posible, porque busca fortalecer las alianzas entre estados para crear un bloque de defensa autóctona en Estados Unidos y encarar a Rusia para obligarla a detener sus ataques e incursiones en Ucrania.
Jacob Heilbrunn, miembro senior del Eurasia Center del Atlantic Council, un centro de análisis internacional de Estados Unidos, consideró que Trump siempre ha difundido la imagen de un ganador, sea o no real. “Es alguien que ha estado en bancarrota al menos seis veces, pero se presenta a sí mismo como un hombre de negocios de gran éxito”, por eso en su gestión tomará decisiones sin pedir permiso.