Luego de las inundaciones en las zonas más afectadas más allá de las pérdidas materiales hay algo muy importante a lo que se debe prestar atención: las repercusiones en la salud luego de que muchos hondureños se vieron expuestos a condiciones insalubres como caminar o nadar en contacto con agua contaminada.
Según los expertos de la salud, las lluvias de tal magnitud pueden causar diversas enfermedades infecciosas, respiratorias, dermatológicas y algunas virales que se pueden transmitir con mayor facilidad, además, no se debe olvidar la presencia del covid-19.
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En las inundaciones donde las personas perdieron su hogar y estuvieron sobre el techo propio o de algún vecino, las condiciones sanitarias no existieron, por ende, la bioseguridad frente al virus tampoco.
Tal como sucedió en el Valle de Sula, muchos habitantes estuvieron sin hacer sus necesidades fisiológicas, probablemente deshidratados, sin comer nada y en un mismo sitio sin poder moverse, donde pasaron sol y lluvia por 72 horas o más, tiempo suficiente para causar cualquier tipo de enfermedad, o si ya padecían de alguna, empeorar la situación.
Muchos de los videos que circularon en las redes sociales reflejaron la dura situación que los afectados estaban viviendo luego de perderlo todo y quedar solamente con la ropa que andaban puesta. Después de la odisea, los que corrieron con suerte fueron rescatados por medio de lanchas, helicópteros u otros medios de transporte, pero cuando creían que todo estaría mejor, fueron llevados a los albergues, donde la concentración de varias familias en un mismo sitio representa un riesgo inminente.
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Según cifras recopiladas por la Unidad de Datos de EL HERALDO, cerca de 152,725 personas fueron albergadas durante el impacto de Eta y Iota en Honduras.
Avizoran una crisis de salud
Las condiciones sanitarias en los refugios no son las mejores, pues además del hacinamiento, las personas se ven limitadas al intentar cubrir necesidades humanas básicas, como la comida o la higiene, ya que no hay agua potable permanente y los lugares de aseo son para todos los que comparten el mismo espacio; no hay privacidad, ni existe la facilidad de adquirir cualquier medicamento u otro insumo básico.Ese es el panorama en uno de los centros habilitados en la capital, ubicado en los gimnasios de la Villa Olímpica, donde en uno de ellos hay un aproximado de 20 cubículos para la misma cantidad de familias ya que en uno solo, colocan a todos los miembros, independiente del número de integrantes que sean. Todos duermen sobre una sola cama instalada en el espacio de aproximadamente 1.50 metros cuadrados, los cuales están separados por cortinas que funcionan como paredes; sus pertenencias -en caso de tenerlas- son colocadas una sobre otra dentro de bolsas. Bajo estas condiciones, el doctor Jhoan Sánchez enumeró en entrevista con EL HERALDO, algunos padecimientos que se han podido diagnosticar en el hacinamiento: cuadros de diarrea, quemaduras en distintas partes del cuerpo, enfermedades respiratorias varias, piojos, escabiosis, conjuntivitis, hepatitis, gastroenteritis, infecciones como hongos y también casos positivos de covid-19.
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Poco control de enfermedades
Ante la amenaza sanitaria que se prevé comience a ser más notoria en los próximos meses, en la mayoría de centros de esta naturaleza se han dispersado brigadas médicas, quienes tratan de detectar distintas enfermedades, primordialmente, tienen como finalidad controlar el contagio de casos de coronavirus.Sin embargo, los esfuerzos no solo dependen del personal de salud, pues en el albergue capitalino antes mencionado, varias de las personas que estaban contagiadas no aceptaron aislarse de inmediato, en lugar de eso se fueron a sus casas a 'pasar' la cuarentena obligatoria. Esto impide mantener un control por parte de los médicos, según lo comentó el doctor Guillermo Antúnez, quien encabeza la brigada.
Es así que las consecuencias dejadas por el paso de los huracanes, aparte de las pérdidas materiales también se traducen en un grave problema de salud, pues con la gran cantidad de enfermedades infecciosas, si no contrajo una por las condiciones inhóspitas en las que se estuvo, hay una probabilidad de que se adquiera en los albergues.
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