Es la segunda isla más grande del archipiélago de Islas de la Bahía. Extensos pinares y una diversidad de especies de orquídeas que conforman el paisaje montañoso, impresionante fauna marina que sobrevive en un arrecife custodiado por aguas cristalinas y cayos cubiertos de arena blanca dan la bienvenida al turista que solo puede acceder a ella y recorrer sus exóticos parajes en bote.
Las revistas de viaje le hacen muy poca justicia a Guanaja, dejándola fuera de las rutas turísticas del Caribe.
Ubicada a 12 kilómetros de Roatán, fue descubierta por Cristóbal Colón en 1502. Sus habitantes hablan inglés, además del español.
La mayoría de isleños reside en Bonnacca Cay, el más pequeño de los dos cayos que la conforman. Ahí es donde funcionan las instituciones del Estado y se mueve el comercio del municipio, motivado mayormente por la pesca y en menor medida por el turismo.
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El segundo cayo es un espacio lleno de tranquilidad, con un impresionante paisaje conformado por montañas de pino y playas color turquesa que por años han atraído a estrellas de Hollywood, muchas de las cuales tienen su residencia o han veraneado ahí.
Golpeada por el huracán Mitch en 1998, la isla se levantó como el ave fénix y hoy es un edén que atrae la atención de los amantes de la aventura. Lejos del tumulto de sus hermanas Roatán y Utila, Guanaja ofrece un toque de exclusividad.
Además posee una biodiversidad única que alberga una gran cantidad de especies animales que seduce a buzos nacionales e internacionales, sobre todo aquellos solitarios que quieren escaparse de la rutina y dejarse seducir por su belleza natural.
