MADRID, ESPAÑA
2) Guerra
3) Machismo
4) Homofobia
5) Cultura de limpieza
Francia campeón por segunda vez. La caída prematura de los superfavoritos, la inclusión del VAR y el cuarto cambio en tiempo extra son las escenas que Rusia 2018 deja a la historia de los mundiales. Pero fuera y dentro de la cancha, no todo giró alrededor del balón. Moscú nos dio para hablar de varios problemas actuales...
1) Inmigración
La multirracial selección de Francia ejemplificó el doble rasero de Europa con los inmigrantes: los expulsa mientras celebra sus goles.
El equipo Les Bleus de esta edición, con 14 jugadores inmigrantes e hijos de inmigrantes, en cierta forma representa la esencia de la campeona de 98, cuando se alzó con el título siendo anfitriona y con un sentimiento de xenofobía ganando terreno en la política.
Similares circunstancias se presentaron en las selecciones de Bélgica, Inglaterra, Alemania y Suiza, plagadas de futbolistas con ascendencia africana y caribeña.
El espejo de lo que sucede en los países de origen de estos deportistas se ve en Marruecos, cuya escuadra de 23 jugadores estaba conformada por 17 nacidos en Europa. Y todo, cuando los partidos de ultraderecha ganan simpatía.
2) Guerra
Rusia nos recordó la Guerra de los Balcanes, una serie de conflictos en los 90 cuando colapsó la antigua Yugoslavia y se despedazó en varios estados. Uno de esos es Croacia, que apenas en 1992 le fue reconocida su independencia.
Y varios de sus jugadores vivieron de niños las consecuencias de los enfrentamientos librados por lograr la emancipación. Por ello a Luka Modric, Mario Mandzukic, Iván Rakitic, Dejan Lovren y Vedran Corluka los llaman los hijos de la guerra.
Otro remanente del conflicto balcánico fue el explosivo encuentro entre Serbia y Suiza.
Al menos siete jugadores de la escuadra suiza nacieron en territorios de la antigua Yugoslavia. Dos de ellos en Kosovo, una provincia de Serbia que reclama su independencia desde los 90 y de mayoría albana.
Por eso cuando Granit Xhaka y Xherdan Shaqiri anotaron en la fase de grupos los goles del triunfo 2-1 de Suiza sobre Serbia, el 'verdugo de los albaneses', celebraron con sus manos la doble águila albanesa como reinvindicación. Morbo político servido en la cancha.
3) Machismo
Rusia 2018 fue el escenario donde más se visibilizaron las denuncias de machismo y acoso sexual, en especifico a periodistas.
La presidenta del grupo antidiscriminación Fútbol en contra del racismo (FARE), Piara Powar, dijo en una rueda de prensa que habían identificado 30 casos de acoso contra periodista.
La FIFA también dio un paso al frente al pedir a las televisoras no enfocar a mujeres bonitas en los estadios para no sexualizar sus figuras.
El punto positivo lo marcó la presencia de mujeres en los partidos de Irán. Desde hace 40 años tenian prohibido entrar a ver encuentros deportivos. Un avance empañado por la decisión del gobierno persa de censurar las imágenes de las féminas en la televisión en su país.
4) Homofobia
El Mundial mostró caminos diametralmente opuestos en el tema de la homofobia. Mientras en Rusia está vigente desde el 2013 una ley que prohíbe cualquier propaganda del colectivo LGTB frente a menores de edad, la FIFA redobló su postura contra cantos homofóbicos en los estadios. Al punto de llegar a amenazar a México con restarle puntos si su hinchada seguía con gritos homofóbicos.
5) Cultura de limpieza
La afición de Japón volvió a ganarse el corazón del mundo con su ejemplo de aseo. Al terminar cada partidos, los aficionados asiaticos dedicaban varios minutos a recoger la basura entre las graderías y las sillas.
En la nación asiática desde la escuela se le enseña a las niñas y niños a recoger los desperdicios. Los jugadores tampoco fueron la excepción.
Tras perder 3-2 ante Bélgica en octavos de final con un gol de último minuto, los samuraís dejaron impecable el vestuario con un mensaje de agradecimiento. A los japoneses les falta la picardía del fútbol de calle, pero les sobra en los valores de trabajo y honor.