TEGUCIGALPA, HONDURAS.- ¡Brrrum, brrrum!, ¡brrrum, brrrum! Es el sonido ensordecedor que detona sin cesar de los escapes modificados de las motocicletas utilizadas en su mayoría por jovencitos para realizar imprudentes acrobacias en los principales bulevares de la capital.
Temerarios, con la adrenalina al máximo —producto en parte de los casos del consumo de alcohol y sustancias ilícitas—, suspenden sus tuneadas motocicletas en una sola llanta para mostrar sus habilidades en el manubrio creyéndose los únicos en las carreteras.
Sus “pintas” gozan de una popularidad reducida —pequeños grupos de seguidores—, pero en el otro extremo está el malestar que ocasionan a conductores y sus familias que son sorprendidos por su abusiva presencia en las calles, atentando contra la escasa seguridad vial.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus se internó en el mundo de los piques, acrobacias y modificaciones que se realizan en los bulevares de la capital, compartió con sus protagonistas parte de la adrenalina que corre por sus venas para poner su vida y, lo peor, de personas inocentes, bajo amenaza por hacer unas piruetas.
Adrenalina
Apenas pasan de las 8:00 PM, el bulevar Suyapa todavía enfrenta una fuerte carga de vehículos. Motocicletas van y vienen en una danza inconscientemente sincronizada que se forma todos los días.
Los conductores, cada uno en su mundo, manejan en relativa paz, que solo es trastocada por el fuerte sonido de escapes de motocicletas modificadas que anuncian la llegada de los grupos de acróbatas que pasan por sus ventanas realizando imprudentes y peligrosas “pintas”.
Van a toda velocidad —no son pocos—, rebasan, saltan, se acercan a otros carros, suspenden sus llantas, pitan y gritan como si fueran amos absolutos de las calles y las demás personas simplemente no existen.
Uno de sus principales puntos de reunión, principalmente martes y jueves, es el parqueo que está en el primer portón de ingreso a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), donde han formado un improvisado circuito en el que dan vueltas sin sentido una y otra vez realizando sus peligrosas e imprudentes acrobacias.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus llegó al circuito cuando la adrenalina estaba al máximo, por lo menos de manera simultánea unos cincuenta jóvenes realizaban piruetas en un espacio que no supera los 150 metros de largo y —por mucho— unos 20 metros de ancho.
Alrededor de ellos, en las aceras, al menos hay unos 150 motociclistas más, sentados o de pie a la par de sus máquinas, están viendo el show, toman cerveza, fuman cigarros y sin previo aviso si se animan se unen a la danza para mostrar que también tienen sus habilidades.
El sonido que provocan es inconfundible, sus motos están tuneadas, el escape ha sido modificado para que retumbe, han cambiado el filtro de aire por uno de alto flujo para que el motor muestre toda su potencia, la suspensión de sus unidades han sido retocadas,para poder realizar las piruetas a comodidad, el sistema de inyección y los frenos tampoco son los de fábrica, así como la luces LED.
No todos hacen acrobacias, otros solo asisten a lucir sus bellas motocicletas personalizadas a las que les han invertido fuertes sumas de dinero para volverlas únicas y atractivas ante la vista de los otros.
Como hormigas, los acróbatas salen de todos lados, pasan cerca unos de otros, no temen por las caídas, algunos incluso no portan casco, menos rodilleras o coderas que pudieran amortiguar alguna desgracia.
La mayorías son jovencitos, pocas mujeres conduciendo, casi todas van atrás, agarradas de las cinturas de sus acompañantes en quienes depositan su valiosa vida por prácticamente nada, pues a la hora de los accidentes son las primeras en salir volando de las motocicletas.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus se bajó a fotografiarlos sin problema, el lente de las cámaras, sumado a la de las decenas de celulares, resultó ser gasolina para ellos que pasaron de unas cuantas piruetas a acrobacias cada vez más peligrosas, solo para poder lucirse.
A los que les queda chico el parqueo, se salen a la calle, comienzan a saltar y subirse en una sola llanta. Pasan cada vez más cerca de los vehículos de personas inocentes que resultan sorprendidos por los estruendos, alarmados por las piruetas bajo el temor de no atropellarlos o que se vengan a chocar contra sus carros.
El consumo de alcohol es desmedido, no todos, pero una buena parte está “empinando el codo”, la bebida los hace inmunes a los golpes, otros en espacios más oscuros dan rienda suelta a sustancias ilicitas, constató este equipo periodística.
El punto de mayor éxtasis, cuando más muchachos realizaban acrobacias y más llegaban a verlos de repente. De alguna manera se supo que elementos de la Dirección Nacional de Vialidad y Transporte (DNVT) estaban por llegar en sus unidades motorizadas.
Sin pensarlo en un completo desorden, los jovencitos empezaron a acelerar sus motos para huir despavoridos, salían al bulevar Suyapa sin importar los carros que circulaban, locos, unos tras otros para no ser requeridos por la autoridad que estaba a punto de llegar.
Las modificaciones ilegales, falta de documentos y consumo de bebidas alcohólicas son las faltas que cargan en sus espaldas que los hacen escapar, pues si anduvieran en regla nadie los detendría por estar estacionados compartiendo con sus motos modificadas.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus logró evidenciar cómo los elementos de la DNVT detuvieron a muchos de los motociclistas que no lograron escapar, les pidieron sus documentos y les aplicaron —en los casos que ameritaban— multas que no fueron bien recibidas.
En el operativo sorpresa llegaron al menos 10 motorizadas que lograron dispersar a los muchachos, pero no por mucho tiempo: es como el juego del gato y el ratón, los jovencitos se fueron apostar a la gasolinera más cercana, su anhelo de aventura no les permite ir a dormir y en vista que su pista de acrobacias está vulnerada el show se traslada a las calles donde ponen a más inocentes en riesgo.
Juntos como un nudo los muchachos ahora decidieron que debían buscar un horizonte más lejano y en tromba salieron desde el bulevar Suyapa hasta las inmediaciones de la represa Los Laureles.
Ahí primero se estacionaron en una gasolinera que está a escasos pasos de la Secretaría de Seguridad, en el desvío hacia Mateo. Nuevamente el consumo de alcohol se hizo evidente, mujeres y hombres bajaron de sus motocicletas para tomarse unas cervezas.
Otros aprovecharon para cargar gasolina, realizar piruetas, unirse en pequeños grupos para admirar sus motos, sonar los motores, conversar, todos a la espera de una orden: “Vámonos”.
Junto a los motociclistas también había decenas de personas bebiendo en sus vehículos modificados con sus parlantes a todo volumen, departiendo como si se tratara de un carnaval con muchas bebidas.
Nuevamente, sin avisar, llegaron más elementos motorizados de la DNVT, otra vez el escape de los jovencitos, todos a correr en sus unidades, la velocidad es su mejor amigo y las máquinas de la Policía no permiten que alcancen sus motos que han sido modificadas para huir en este tipo de situaciones.
Ahora muchos de los acróbatas ya están en una zona oscura frente a la represa Los Laureles, donde la dinámica cambió, pues más allá de las pintas se preparan carros y motos para realizar carreras clandestinas, por las que ya se han pactado sumas de dinero para ponerles sazón.
Las carreras o cuartos de milla se realizan de manera rápida, un carro o moto a la par del otro y a una señal salen disparados, el que llegue primero a un punto específico gana.
Durante el recorrido, la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus evidenció la presencia de unidades de la DNVT en muchos puntos, así como operativos en varias zonas con lo que controlan los carros.
En el tema de las motocicletas el reto resulta mayor pues los jóvenes se escabullen por diferentes puntos ciegos, sus unidades les permiten burlarlos con facilidad en una interminable persecución, la DNVT les llega a un lugar y ellos simplemente se mueven a otro sin pensarlo
Pasan las 12 de la noche, la cantidad de vehículos y motocicletas en la capital se ha reducido dramáticamente, se regresó a la UNAH pero ya no habían motociclistas, tampoco en las gasolineras, al parecer el show terminó, tendrá que ser el próximo martes o jueves para volver a la calle, poner su vida en peligro y atentar contra conductores inocentes