Tras encontrar una zona solitaria próxima al parque acuático Sapo Verde, Chihuahua, arrojaron los cuerpos al suelo, los rociaron con gasolina y lanzaron una cerilla. Luego, regresaron a la ciudad, la pareja dejó a Mauro en su casa y Ana Carolina y José Alberto se fueron de compras a una joyería, se probaron anillos de compromiso, comieron en un restaurante y, por la noche, se fueron a una fiesta.