Según los estudios de los expertos de CENAOS, el fenómeno natural contribuye en distintas formas a los ciclos bioquímicos del planeta, al igual otros científicos han demostrado que, en la cuenca del caribe, el 30% de las bacterias aisladas del polvo, presente en el aire, son patógenos capaces de transmitir infecciones a plantas, animales y a personas.