Goleador sufre una dura realidad tras ser exiliado de su país. Conoce su historia
Hakan Sukur, el goleador más rápido de la historia de los Mundiales, es recordado por sus goles con la selección de Turquía y clubes en donde formó parte.
Hakan Sukur es uno de los mejores goleadores de la historia del fútbol turco (51 goles con su selección) y autor de 295 goles con el Galatasaray.
11 segundos. Ese fue el tiempo que tardó Hakan Sukur el marcar un gol en el partido que Turquía y Corea del Sur disputaron por el tercer puesto del Mundial 2002. Esa conquista encaminó la victoria de su selección por 3-2 y lo convirtió en un héroe nacional.
Ahora, a sus 51 años no puede regresar a la Turquía de Recep Tayyip Erdogan.
Al exjugador le persiguen en su país por unas supuestas vinculaciones políticas.
Esas vinculaciones son con el clérigo Fethullah Gulen, por exponer en una conferencia que es “albanés, como tal” y “no turco”.
El exfutbolista es acusado de terrorista y se emitió una orden de arresto por la que el delantero tuvo que abandonar Turquía al comportar esos cargos.
Hakan se enfrentaría a la cárcel o la pena de muerte si decidiese regresar.
En 2011 se convirtió en miembro de la Gran Asamblea Nacional de Turquía. Años más tarde logró escapar de Turquía, país que le quitó la nacionalidad, embargó sus cuentas corrientes y negocios, y emigrar a Estados Unidos
“No me queda nada en ninguna parte del mundo. Erdogan me quitó todo. Mi derecho a la libertad, el derecho a explicarme, a expresarme, el derecho al trabajo”, expuso Hakan Sukur.
El presidente turco Erdogan expulsó al exdelantero del país con una orden de arresto por un presunto golpe de Estado en el que aparentemente participó.
“Nadie puede explicar cuál se supone que fue mi papel en este golpe. Nunca hice nada ilegal, no soy traidor ni un terrorista”, dijo Hakan Sukur.
Ahora, el exjugador se encuentra en California y se gana la vida como conductor de Uber, vendedor de libros y entrenador de fútbol.
El autor del gol más rápido de la historia de los Mundiales, comenzó su aventura estadounidense en Washington hasta que se mudó a San Francisco. Antes de ser conductor decidió abrir una cafetería y una panadería, pero tuvo que cerrarlas tras las presiones al trascender su identidad.
“La tienda de mi mujer fue atacada, mis hijos acosados, mi padre fue encarcelado y todos mis bienes confiscados”, apunta Hakan Sukur.
A pesar de ello, sueña con poder volver algún día. “Es mi país. Amo a mi gente, a pesar de que sus ideas sobre mí están distorsionadas por los medios controlados”, contó