Pero a Ádám, más pendiente del fútbol que de su genética, sólo le interesa que Hungría pase a la siguiente fase. Eso sí, de momento, el protagonismo de su selección lo acapara él. Ni Dominik Szoboszlai ni Péter Gulácsi, las dos estrellas del combinado magiar, pueden con la fama que ha adquirido Ádám gracias a su genética.