Con más dos décadas de haber sido edificado, y generando gastos mensuales por vigilancia y otros, las “Salas de Velatorio Sagrado Corazón” del Injupemp no han beneficiado ni a un solo aportante en todos estos años.
Las amplias instalaciones fúnebres que han permanecido escondidas, como fantasmas, han sido una especie de hemorragia de fondos, pues cargan con un legado de obras de remodelación, sin ningún fruto a favor de los aportantes al Injupemp, pues en sus 22 años de existencia no se ha utilizado para velar ni un solo difunto.
La obra nunca termina de concretarse, el terreno se compró desde 1991, con el fin de prestar servicios funerarios a los jubilados, pensionados y personas particulares, pero no fue hasta entre 2002 y 2006 que el complejo se construyó.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus comprobó que en esos 33 años de desarrollo del período (a partir de la adquisición del terreno) se han invertido más de 43 millones de lempiras, sin que los jubilados o pensionados lo hayan utilizado.
A esos 43 millones de lempiras se suman otros gastos como los costos de vigilancia y mantenimiento que se han realizado por más de tres décadas, aunque en ese tiempo no ha prestado ningún servicio a los pensionados.
Pese a que la obra permanece vigilada para que no sea vandalizada, eso no ha impedido que todo lo instalado y el menaje comprado se haya deteriorado en este tiempo.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus visitó el edificio en 2023. El complejo fúnebre se localiza en barrio La Granja de Comayagüela, en un amplio terreno que pertenece al Injupemp.
El lugar se miraba deteriorado y olvidado por dentro y por fuera, pero ha permanecido bajo vigilancia por guardias de seguridad de una empresa privada.
El terreno tuvo un costo de 1,595,300.67 lempiras, mientras que todo el edificio está valorado en 34,902,027.52 lempiras, el mobiliario en 465,314.17 lempiras y la maquinaria y equipo en 1,243,405.59 lempiras.
Según la auditoría, hasta el 31 de diciembre de 2021, la inversión en la sala velatoria había sido de 38.2 millones de lempiras, pero en el 2023 se comenzó con una nueva inversión que supera los 4.8 millones de lempiras, sumando más de 43 millones invertidos con esta última línea.
Fue tanto el desorden en la construcción que hasta en la placa de la entrada principal se escribió mal el nombre de la institución, al escribir “Injupepm” y no “Injupemp”. Así la colocaron, sin que las autoridades o supervisores reclamaran a la empresa.
Al parecer, la sala velatoria, construida con los recursos de los jubilados y pensionados de la institución, ya estaba lista para comenzar a dar servicio, pero misteriosamente quedó en el olvido, pese a la millonaria inversión y haber sido remodelada al menos dos veces.
La obra ha causado malestar e inconformidad entre los afiliados al Injupemp, pues al enterarse de que existe un local que debería prestar servicios fúnebres, y que se edificó con sus aportaciones, nunca se ha puesto en funcionamiento.