“Cuando saqué a Gabby del agua, no podía decirme qué le dolía. Tenía un pequeño bulto en la frente que con el tiempo se hizo más grande. Le dolían los pies, le dolía la muñeca, pero se estaba congelando, temblando violentamente. Mientras la cargaba, continuamente hacía sonidos de dolor. Mientras estaba acostado a su lado, decía poco entre sacudidas violentas, jadeando de dolor, rogando por el fin de su dolor”, se lee en un pasaje del cuaderno.