Pero los “coyotes” (traficantes de personas), a quienes sus familiares habían pagado 13,000 dólares por llevarlo a Texas junto con su familia, no le dieron alternativa. “Uno cuando hace el trato lo primero que les pide es que no lo vayan a montar al contenedor, pero ya en el camino hacen lo que quieren”, dice a la AFP José Mario Licona, de 48 años, en un albergue de Ciudad Juárez (Chihuahua, norte).