Aunque la Heladería Montalván por los momentos está sumergida en la destrucción, don Antonio y su esposa Alejandra López mantienen su ánimo a flote.
“Primero vamos a limpiar bien la casa, luego seguiremos adelante, esperamos que las empresas nos ayuden a reiniciar”, pronunció.
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Para el emprendedor, los ánimos de los damnificados tienen que ser alentados con facilidades de las grandes empresas, por lo menos con “facilidades de endeudamiento”.
“Para los mileniales esta es una buena experiencia, con ello verán las dificultades de la vida”, resaltó.
Y es que en este poco tiempo la madre naturaleza no ha dado un respiro a los limeños, aun así con su familia apuntan al horizonte para reconstruir su emprendimiento.
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Lavamos nuestras cositas, muebles y estufa, cuando medio nos recuperábamos vino la otra inundación, ahí lo perdimos todo”, recordó.
El negocio es manejado por su esposa, don Antonio trabaja para una empresa la cual tuvo cuantiosas pérdidas y con un salario que depende “de comisiones”, el panorama no es muy alentador.
“Es necesario que las empresas apoyen al emprendimiento porque es mentira que el gobierno dará un bono de 20 mil lempiras para levantarnos”, dijo.