TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Cada veinte años, en promedio, está ocurriendo un fenómeno natural con grandes dimensiones en Honduras relacionado con el clima, con pérdidas de vidas humanas y daños a la infraestructura y en todos los campos de la economía, pero es pura coincidencia, según los expertos.
Es más, con el calentamiento global y con el cambio climático no se puede predecir nada y cualquier cosa puede pasar, ya sea un prolongado período de lluvias o un amplio verano con las consecuencias del caso en ambas partes.
Nombres y números
Los huracanes y tormentas tropicales que afectaron el Caribe y Centroamérica, de manera directa o indirecta, comenzaron a recibir un nombre propio a mediados del siglo pasado, pues para un mejor registro histórico y estadístico era preferible identificarlos con un nombre y no con un número aplicado en cada época como se venía manejando.
Entre 1934 y 1935 Honduras fue víctima de los huracanes 2 y 5 que causaron llenas en los valles y en las zonas vulnerables. Después, en 1941, 1945 y 1948 se registraron los huracanes 4, 10 y 8 respectivamente.
Como se puede ver, los números asignados no eran correlativos sino que se los ponían según la época en que ocurrían.
Los estudiosos de estos fenómenos reflexionaron que era preferible ponerle nombres de personas a los huracanes y a las tormentas tropicales y fue así como en 1953 apareció la tormenta tropical Alice; Gilda en 1954 y el huracán Francelia en 1969.
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Las protestas de las mujeres luchadoras por la equidad de género no se hicieron esperar, de forma que los nombres de mujeres y hombres comenzaron a ser alternados y al siguiente huracán, ocurrido en el mismo año de 1969, le pusieron por nombre Marco.
A partir de ahí y hasta la fecha los huracanes y tormentas tropicales han recibido varios nombres como los huracanes Ella (1970), Irene (1971), Edit (1071), Fifí (1974), Greta (1978) Jeeanne (1980), Floyd (1987) y las tormentas tropicales Hermine (1980), Keith (1988) y Karen (1988).
Entre 1988 y 2012 las tormentas y huracanes recibieron los nombres de: Ernesto, Rina, Harvey, Richard, Paula, Matthew, Alex, Paloma, Félix, Dean, Wilma, Beta, Emily, Gamma, Arlene, Claudette, Fourteen, Michelle, Iris, Chantal, Keith, Katrina, Mitch, César, Lili, Kyle, Allison, Gordon, Gert y Diana. No todos afectaron de manera directa a Honduras.
Devastadores y ciclos
En 1974, veinte años después de las tormentas tropicales de 1954, el huracán Fifí puso de rodillas al país especialmente en la costa norte en momentos que dirigía el país el militar Juan Alberto Melgar Castro.
En su momento se dijo que este fenómeno mató a 8 mil hondureños, más de cien mil personas resultaron damnificadas y las pérdidas económicas superaron los 400 millones de lempiras.
En en octubre de 1998 (24 años después de la tragedia del Fifí) el huracán Mitch arrasó con la economía nacional.
Este huracán -considerado el más potente de la historia- atravesó el país de oriente a occidente provocando la muerte de 5,657 personas cuyos cuerpos fueron rescatados y 8,058 desaparecidos que nunca se encontraron sumando a 13,715 fallecidos.
Uno de los muertos fue el alcalde de Tegucigalpa, César “el Gordito” Castellanos, que se perfilaba como candidato presidencial por el Partido Nacional, y el fotógrafo de EL HERALDO Víctor Sauceda, que murió en plena labor informativa. La ayuda internacional vino de inmediato.
El gobierno de Flores hizo a un lado su plan de gobierno para dedicarse a la reconstrucción del país, labor que duró más de dos años.
Pese a que es una coincidencia que los fenómenos más mortales han ocurrido cada veinte años, debería de ser motivo de reflexión en las autoridades para fijar políticas públicas orientadas a encarar estos desastres con menos pérdidas humanas y materiales, según los entendidos.
Entre 1960 y 1988, los huracanes y las tormentas tropicales provocaron la muerte de más de 20 mil personas en el Caribe, afectaron a seis millones de personas y destruyeron propiedades por un valor de 9,500 millones de dólares (228 mil millones de lempiras), según cifras de la Ofda (Oficina de los Estados Unidos de Asistencia al Exterior).
Los países centroamericanos y los del Caribe, que tienen modestas economías, han sido los más afectados con los fenómenos naturales.