LA LIMA, CORTÉS.- El fantasma del
huracán Mitch vive en los pensamientos de Concepción Castillo, quien recordó que durante casi dos semanas permaneció por casi una semana en el techo de su casa en el desaparecido campo Tibombo de La Lima.
“Estábamos subidos arriba de la casa cuando vimos venir un helicóptero y le hicimos señales, ellos nos tiraron comida, teníamos cinco días de no comer”, afirmó el señor que ahora vive en la comunidad de El Buen Samaritano, donde fueron reubicados tras el huracán. Sin embargo, tuvieron que pasar otras 24 horas para poder ser rescatados por otro helicóptero que llegó a la zona.
“Nosotros perdimos todo los enseres de la casa, pero por suerte no hubo muertes”, afirmó.
El limeño aseguró que entró en pánico al enterarse de los daños causados en la zona por el huracán. Jorge Majano: “Ha sido lo más triste que he pasado”
Don Jorge Majano Múñoz es un extrabajador de la compañía bananera y recordó que con la tragedia del huracán Mitch pudo salvar a su familia, pero no a unas 50 cabezas de ganado que fueron arrastradas por el río Chamelecón y que formaban el sustento de su hogar.
“Aquí todo cambió. Yo viví con mi familia seis días en el cielorraso de mi casa. Ha sido lo más triste que he pasado en mi vida, perdí todo y no nos dieron ni una libra de frijoles”, cuenta el señor de 68 años.
Majano afirmó que con el pasar de los años no ha podido recuperarse de los daños causados por el Mitch.
“Perdí todo y no nos dieron ni una libra de frijoles y a los políticos les condonaron las deudas millonarias”, dijo el hombre que en la actualidad tiene una pequeña finca ganadera donde antes fue el campo La Ceibita.
“Gracias a Dios que no tuve familiares ahogados, mi dolor es que solo me quedaron dos vacas. Hay que estar preparados porque puede haber otro huracán aquí”, dijo.
¿Ustedes fueron allá?, preguntó el hombre de unos 60 años, que fue uno de los damnificados del huracán Mitch.
“Los campos son fantasmas, ahí ya no hay nada, el Mitch nos arrebató el trabajo por que la compañía tuvo que irse. En el campo quedó, mi vida, no pude rescatar nada”, afirmó el señor.
“Fue duro ese Mitch, a nosotros nos tocó bien difícil, después de eso nos sacaron de los campos bananeros”, dijo Izaguirre.
“Tenía mi casa y lo perdí todo, pero gracias a Dios pude salvar a mi familia”, afirmó el hombre, quien llegó a Lima hace 40 años, procedente de Langue, Valle.
Aseguró que no podía creer lo que estaba pasando.
“En el 2002 nos pasaron a todos los campeños al Nuevo Samaritano. En Indiana dejamos lo poco que teníamos, muchos nos quedamos sin trabajo”, señaló el hondureño. Más de 500 familias lo perdieron todo en el campo Indiana.
“Estábamos subidos arriba de la casa cuando vimos venir un helicóptero y le hicimos señales, ellos nos tiraron comida, teníamos cinco días de no comer”, afirmó el señor que ahora vive en la comunidad de El Buen Samaritano, donde fueron reubicados tras el huracán. Sin embargo, tuvieron que pasar otras 24 horas para poder ser rescatados por otro helicóptero que llegó a la zona.
“Nosotros perdimos todo los enseres de la casa, pero por suerte no hubo muertes”, afirmó.
El limeño aseguró que entró en pánico al enterarse de los daños causados en la zona por el huracán.
“Tuvimos suerte de no ahogarnos al ver aquella barbaridad de agua. Salimos a los 15 días con el agua al cuello. Mucha gente perdió todito. Nosotros vivimos en carne propia esa tragedia”, dijo.
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Don Jorge Majano Múñoz es un extrabajador de la compañía bananera y recordó que con la tragedia del huracán Mitch pudo salvar a su familia, pero no a unas 50 cabezas de ganado que fueron arrastradas por el río Chamelecón y que formaban el sustento de su hogar.
“Aquí todo cambió. Yo viví con mi familia seis días en el cielorraso de mi casa. Ha sido lo más triste que he pasado en mi vida, perdí todo y no nos dieron ni una libra de frijoles”, cuenta el señor de 68 años.
Majano afirmó que con el pasar de los años no ha podido recuperarse de los daños causados por el Mitch.
“Perdí todo y no nos dieron ni una libra de frijoles y a los políticos les condonaron las deudas millonarias”, dijo el hombre que en la actualidad tiene una pequeña finca ganadera donde antes fue el campo La Ceibita.
“Gracias a Dios que no tuve familiares ahogados, mi dolor es que solo me quedaron dos vacas. Hay que estar preparados porque puede haber otro huracán aquí”, dijo.
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Leer esta nota: https://www.elheraldo.hn/pais/1229101-466/ramon-adalberto-espinal-he-cumplido-con-la-labor-que-el-pueblo-me-encomendo
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Silverio Izaguirre se conmovió al conocer que
EL HERALDO había visitado el campo bananero Indiana, donde vivió desde su infancia y que con el paso del huracán Mitch desapareció.
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¿Ustedes fueron allá?, preguntó el hombre de unos 60 años, que fue uno de los damnificados del huracán Mitch.
“Los campos son fantasmas, ahí ya no hay nada, el Mitch nos arrebató el trabajo por que la compañía tuvo que irse. En el campo quedó, mi vida, no pude rescatar nada”, afirmó el señor.
“Fue duro ese Mitch, a nosotros nos tocó bien difícil, después de eso nos sacaron de los campos bananeros”, dijo Izaguirre.
“Tenía mi casa y lo perdí todo, pero gracias a Dios pude salvar a mi familia”, afirmó el hombre, quien llegó a Lima hace 40 años, procedente de Langue, Valle.
Aseguró que no podía creer lo que estaba pasando.
“En el 2002 nos pasaron a todos los campeños al Nuevo Samaritano. En Indiana dejamos lo poco que teníamos, muchos nos quedamos sin trabajo”, señaló el hondureño. Más de 500 familias lo perdieron todo en el campo Indiana.