Ese recuerdo todavía retumba en la memoria de Liliana del Carmen López, quien perdió a 11 miembros de su familia luego de ser arrastrados por las aguas del río Texiguath, durante el paso del huracán Mitch.
Oficialmente la familia no murió en Morolica, porque la casa en la que vivían estaba del otro lado del río, pero todos en la comunidad los recuerdan con cariño.
“A ellos fue que el agua no les dio tiempo de salir, cuidaban una propiedad. Eran ocho niños, la pareja de esposos y un primo los que estaban ese terrible día”, relató la mujer.
Explicó que la única sobreviviente de la tragedia era una de las hijas mayores de la pareja que por permiso de su padre vivía en Morolica con una señora adinerada.
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“Un dolor muy fuerte, el menor de los hijos de mi hermano tenía nueve meses y la mayor 12 años, todos fueron arrastrados por el río en la noche”.
Visiblemente afectada, recordó los gritos de su hermano en horas de la madrugada. “No se lograba ver nada, algunas personas piensan que estaban subidos en algún árbol, pero con la lluvia y la crecida del río no se podía hacer nada”.
Explicó que los minutos pasaron y luego “no se volvieron a escuchar los gritos, cuando el agua bajó la casa donde ellos vivían ya no existía, se la había llevado el agua totalmente”.
Argumentó que nunca buscaron sus cuerpos “no los buscamos, era complicado, estábamos en la calle, albergados en los cerros. Después el tiempo pasó y solo nos quedó el triste recuerdo de su muerte”.
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Confesó que “la muerte de los niños conmovió a todas las personas, tal vez con un poco más de tiempo les hubiera quedado chance de salir de la propiedad, pero es que el agua se vino de un solo y ellos estaban a la orilla del río”.
Sobre su sobrina, Sandra López, única sobreviviente de la familia, explicó que años después abandonó el pueblo porque se casó, es madre y siempre guarda el doloroso recuerdo de haber perdido a toda su familia.