Tegucigalpa, Honduras. Dividen más que unen. Así calificaron analistas las últimas acciones del jefe del Estado Mayor Conjunto (EMC), Roosevelt Hernández, quien está en el centro de la polémica desde que mostrara su apoyo público a la Ley de Justicia Tributaria.
En lugar de enmendar la controversia, el jefe militar ha acentuado la división con sus últimas acciones, como el exabrupto de desenfundar su arma contra la Constitución en un evento militar mientras defendía sus posturas políticas, cuestionaron los entrevistados.
“Esperemos que el gesto que tuvo el jefe del Estado Mayor Conjunto de sacar su pistola y apuntar a la Constitución solo sea un exabrupto de un alto funcionario que sabe que está siendo cuestionado por la mayoría de la sociedad y por sus propios subalternos”, sostuvo la socióloga y exrectora Julieta Castellanos.
El martes recién pasado el militar reunió a todo el personal auxiliar de las Fuerzas Armadas, pero una de sus actuaciones que asombró a los empleados, según fuentes conocedoras del caso, fue cuando desenfundó su arma y puso el cañón contra la Constitución, dejando a los presentes asombrados y confundidos.
Sin lugar a duda, sostuvo Castellanos, este gesto del militar lo que indica es prepotencia, arrogancia y, sobre todo, sentir que nadie puede decirle nada. Últimamente, las Fuerzas Armadas se han visto en una serie de cuestionamientos, tanto por el nombramiento de Rixi Moncada como ministra de Defensa, como también por los discursos del jefe de Estado Mayor Conjunto con un matiz político partidario.
Hernández sabe que eso le ha creado mucha controversia al interior del cuerpo castrense. Y por la formación que tienen los miliares, de una jerarquía vertical, es inadmisible para un mando superior ser cuestionado por un subalterno.
La exrectora espera que la actuación de Hernández sólo sea un exabrupto más que sin lugar a dudas no contribuye para nada a bajar la tensión y la crispación que ya existe. “Es de llamar a estos funcionarios a que se den cuenta que son funcionarios temporales y que no están ahí para crear problemas, sino para resolverlos”, expresó.
De acuerdo con la exrectora, “las Fuerzas Armadas deberían de garantizar la libre movilidad, incluso por aquellos territorios que están contaminados por el crimen organizado. Esa es su función. Su labor no es andar cortando pelo, ni lavándole las orejas a los niños. La función de ellos es la defensa y la seguridad”.
“Cualquier cosa que hagan, digamos, diferente a su función principal, es porque saben que no están cumpliendo con su función constitucional”, demandó.
Entre tanto, para el general en retiro Romeo Vásquez Velásquez, también exjefe del EMC, el comportamiento de Hernández no es normal. Actualmente, las Fuerzas Armadas enfrentan un momento difícil, de presión social, dado las declaraciones que dio el jefe de Estado Mayor Conjunto hace unos días sobre la Ley de Justicia Tributaria y que prácticamente lo han puesto en la picota pública.
Esas declaraciones polarizan la situación interna entre las Fuerzas Armadas y es un mal precedente, porque divide a la institución. En ese sentido y con la prudencia del caso, “hay que mandar un mensaje claro de que la mejor estrategia de un líder militar, cuando hay una convulsión política o una crisis política, es mejor mantenerse en silencio”, recomendó.
Con eso, prosiguió, se evita que después exista presión de los diferentes sectores de la sociedad. Las Fuerzas Armadas deben mantenerse neutral en todo tipo de acciones políticas, porque así lo manda la Constitución.
Al ver cuál es el comportamiento y los mensajes que está mandando la institución, “entonces se le ha venido una presión encima, por eso hay que aconsejar a esta gente que se mantenga en silencio. La Fuerzas Armada es una institución apolítica y así lo establece la Constitución. Claro, somos seres políticos por naturaleza, pero no partidistas, por eso la institución no tiene que involucrarse con ningún partido o color político”.
La entidad castrense tiene misiones especiales, entre ellas mantener la neutralidad. Mensajes subliminales pueden dar lugar a que la institución entre en un juego político peligroso, porque “hay que recordar la historia que con las palabras y con los hechos se han construido imperios, pero también con las palabras y los hechos se han destruido”, reflexionó Vásquez Velásquez.
Las Fuerzas Armadas han tenido un proceso de formación permanente y ha logrado profesionalizarse y obtener credibilidad, por eso cualquier declaración o hecho que lleve a desprestigiarla se debe evitar. Si algún oficial tiene su simpatía con algún color político, puede sacarlo a la luz cuando se haya retirado, exigió.
Vásquez Velásquez es del criterio que politizar la fuerza militar es muy peligroso para la democracia, ya que eso daría lugar a tener un partido político en el poder con un brazo armado, tipo Venezuela y Cuba, un escenario que no se puede permitir en Honduras, “porque las Fuerzas Armadas son del pueblo y fueron creadas para defender al pueblo y a sus instituciones”.