TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Las llamadas desesperadas para interponer alertas insólitas o denuncias fantásticas son parte del diario vivir en el Sistema Nacional de Emergencias 911.
El teléfono suena... la operadora contesta sin esperar que un capitalino afligido le dirá que “una nave espacial aterrizó frente a su casa” o que extrañas criaturas hurtan pertenencias y pretenden extraer el alma del denunciante.
Esas solo son dos de las miles de denuncias que lindan entre los desórdenes mentales y la necesidad de ser escuchado.
El portavoz del 911, Osman Reyes, reveló que se podría hacer “hasta un libro” de todas las locuras que la gente denuncia y sin incluir las impactantes imágenes que ha capturado el sistema de vigilancia esparcido por la ciudad.
En ellas se han avistado exhibicionistas, intentos de suicidios, todo tipo colisiones automovilísticas u ocurrencias.
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“Hay un caso de un colega, tuvimos que rescatar a su hermano de una mujer que lo macaneaba, mandamos la patrulla hasta la Kennedy, cuando lo encontramos lo liberamos del secuestro, estaba todo golpeado”, rememoró.
Entre los casos, el comunicador también reveló que una dama “ninfómana” llamaba para provocar a los operadores.
Si una operadora contestaba la llamada, la provocadora cortaba y repetía la llamada hasta escuchar una voz masculina.
“Ella ya tenía hasta un horario, a las 9:00 de la noche llamó durante meses, por obligación teníamos que contestar”, recordó.
Pese a que hay multas estipuladas, las personas no temen las sanciones, incluso no logran pagarlas en la mayoría de casos porque se cobran a través de la facturación telefónica. En caso de una compañía transnacional, la multa se debita del saldo del usuario, es decir si la persona no recarga su móvil o desecha el número la multa no se cobra.
En el registro de multas, la máxima sanción que han logrado aplicar es de siete mil lempiras a un usuario de Hondutel.
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Órgano acusador
Los pasillos del Ministerio Público no están exentos. Lorena Cálix, portavoz del ente, reveló algunas ocurrencias escuchadas durante su trayectoria.
“Son situaciones que pasan, pero al escucharlas se nota que las personas están fuera de su juicio, esas denuncias no proceden incluso a veces logramos darles atenciones con psicólogos”, mencionó.
Recordó que una señora llegaba a denunciar que “los alienígenas la querían secuestrar” y mientras escuchaban el dislate procedían a simular que tomaban la denuncia. Con el tiempo, descubrieron que la dama era una paciente del Hospital Psiquiátrico Mario Mendoza.
Otra capitalina exigía una investigación de oficio para todo su vecindario porque juraba que apedreaban sus láminas, mientras que un joven garantizaba ser “demasiado guapo e irresistible para las mujeres” y solicitaba órdenes de alejamiento para sus pretendientes.