TEGUCIGALPA, HONDURAS.-La impotencia se siente en cada rincón, en cada sala de espera y en cada familia que pierde un ser querido; solo en esta semana el dengue se adueñó de la vida de ocho hondureños.
El martes, un joven miembro de la Policía Nacional, Jimi Alvarenga, de tan solo 30 años, murió en el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) del barrio La Granja.
“Llegó demasiado tarde”, lamentó Henry Andino, director del Hospital de Especialidades. No solo Jimi perdió la batalla, en el mismo hospital falleció otro joven de 24 años. Ambos jóvenes tenían una vida por delante, pero el dengue no les dio tregua.
“Los pacientes con dengue grave deberían estar en hospitales con los recursos suficientes para tratarlos”, expresó Andino.
En la zona norte, la tragedia continúa. En el IHSS de San Pedro Sula, un hombre procedente de Atlántida perdió la vida, y en el Hospital Mario Catarino Rivas, dos personas más murieron en los últimos días: una joven de 35 años y un niño de apenas cuatro años, procedente de Yoro.
Este es uno de los centros asistenciales que peor factura ha pagado, en lo que va del año suma 50 fallecidos y sus salas continúan llenas con un total 62 personas hospitalizadas.
En Olancho, el dengue se llevó al pequeño Óscar Galeas, un niño que cursaba el octavo grado en el Instituto Doctor Francisco Bertrand. En el mismo departamento, pero en el municipio de Salamá, Alexa Lanza, de 22 años, también perdió la vida, dejando atrás sueños que nunca se cumplirán.
El Hospital Escuela registró la muerte de un menor de 15 años esta semana. Con él las muertes son más de 30.
