Tegucigalpa, Honduras
La educación es uno de los principales pilares para muchos maestros que día a día buscan formas creativas de enseñar a sus estudiantes.
Uno de ellos es Bill Talavera, un docente que labora en la Escuela República de Costa Rica y que descubrió su talento con el bambú mientras elaboraba con sus alumnos un proyecto escolar para participar en un desfile de faroles.
Aunque al inicio la técnica no estaba perfeccionada, fue lo suficientemente buena para que los menores ganaran el primer lugar en el desfile.
La obra, que era una lámpara en un cilindro de bambú que medía al menos 20 centímetros de largo, tenía un diseño de una llama que la hacía ver más creativa al colocar un acetato de color naranja dentro del bambú.
Desde hace tres años, la enseñanza y su pasión por crear nuevos diseños con esta planta lo ha llevado a construir hasta fuentes de agua.
“Yo voy cortando y me voy imaginando el diseño que voy a crear”, contó mientras diseñaba un nuevo estilo de lámpara.
Al inicio solo realizaba lámparas de bambú con diseños de animales, la naturaleza y hasta el universo.
Ahora también elabora portainciensos, floreros, lapiceros y diseños quemados en madera.
Los diseños son elaborados con máquinas especiales que sus amigos le han enviado desde Estados Unidos y le lleva varias horas o 15 días de trabajo, esto depende del tipo de trabajo que realice.
En un pequeño taller
La rutina para el maestro del bambú es la misma, todas las mañanas viaja desde el municipio de Tatumbla, Francisco Morazán, hasta Tegucigalpa para darles clases a los niños de la Escuela República de Costa Rica.
Al cumplir su horario de labores regresa a su casa, en donde tiene un taller improvisado al costado de su muro hecho de bambú.
En una carreta moviliza todos sus utensilios especiales para el “tallercito” y así comenzar con nuevos y mejorados diseños.
Diariamente trabaja tres horas en el taller, pero su casa ya se encuentra llena de creaciones listas para una exposición.
“No los expongo ahorita porque sé que la gente va a querer comprar y yo no quiero quedarles debiendo”, dijo con una sonrisa en el rostro.
Varios amigos, pobladores y vecinos le encargan diseños personalizados; de allí surgió la idea de hacer una fuente de bambú. Actualmente es su trabajo más satisfactorio, pues es único e innovador; para culminar cada fuente se tarda 15 días.
Al no contar con un lugar estable para ofrecer sus diseños, en la actualidad solo los ofrece a través de su página de Facebook El arte del Bambú 504. Visitala aquí.