TEGUCIGALPA, HONDURAS.- A-B-C-D-E-F-G, lee en voz alta Cinthia, mientras señala una cartulina que ella misma rayó para que su hija Kimberly mirara cómo se escribe el abecedario.
La niña tiene siete años y pasa todo el día junto a dos primitos dentro de un pequeño cuarto que mide unos cinco metros de ancho por cinco de largo. Por la mañana se divierte un poco, pero en la tarde su madre saca el cartel para enseñarle.
Cinthia alquila junto a su hermana Estefany; además pagan luz, agua y lo que les sobra es para comida, pañales y leche. No les queda dinero para comprar paquetes de internet, por eso Kimberly no va a la escuela.
Este año, todavía en pandemia, Kimberly comenzaba su vida escolar, pero “no la puse porque no tenía dinero para pagar internet”, comentó Cinthia, quien trabaja más de 10 horas en una maquila capitalina.
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En Honduras no se sabe cuántos casos similares hay, pero lo que sí está claro es que la Secretaría de Educación no ha hecho lo suficiente para garantizar que los escolares puedan seguir con sus estudios, cuestionó Mario Alas, coordinador del Observatorio Universitario de la Educación Nacional e Internacional de la Universidad Pedagógica (UPNFM).
Probablemente este Día del Estudiante sea el que menos alumnas y alumnos matriculados tengan en los últimos años.
La Unidad de Datos de EL HERALDO conoció que desde que iniciaron las clases en marzo hasta el 24 de mayo de 2021, Educación registró 4,362 casos de abandono, ya sea por migración, violencia o deserción, como el caso de Kimberly.
Los datos arrojan que de cada 10 menores que abandonaron las clases en este año, cinco lo hicieron por deserción, es decir por múltiples causas, pero en ningún caso fue por no querer estudiar.
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Al menos tres de cada diez lo hicieron porque migraron dentro del país (cambio de residencia) y dos porque emigraron a otra nación. También hay un pequeño registro de casos por violencia en la comunidad o escuela.
“Educación considera que un estudiante está activo solo porque se matriculó al inicio de febrero o marzo, independientemente de si nunca se volvió a comunicar con el docente; eso crea una imagen de que la deserción es pequeña, que no son muchos los jóvenes que están abandonando. Es una subestimación de los datos”, cuestionó.
Para el experto, basta con ver la matrícula para saber que existe deficiencia en el sistema de Educación, especialmente cuando de 2020 a 2021 hay casi 700 mil ingresos menos.
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Para contrarrestar esta baja, las autoridades decidieron alargar el período de matrícula, es decir que, durante todo este año los estudiantes podrán ingresar al sistema de educación.
Arnaldo Bueso, ministro de Educación, aseguró a medios de comunicación que la matrícula en este año asciende a 1.8 millones de estudiantes, mientras que la deserción —hasta el jueves— llegaba a los 5,025 casos.
El HERALDO Plus intentó en reiteradas ocasiones comunicarse con el funcionario para confirmar si los datos eran correctos o habían más casos, pero no obtuvo respuesta.
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Números rojos
La Unidad de Datos de EL HERALDO tuvo acceso —a través de la solicitud de información SOL-SDE-2323-2021— a los casos de abandono escolar de los últimos tres años y constató que la migración y deserción son las principales causas, pero todo varía de acuerdo con los departamentos.
Las cifras detallan que desde 2019 hasta el 24 de mayo de 2021 hubo 153,903 casos, pero el 2019 registró el 68%.
En 2020, cuando el covid-19 llegó a Honduras, Educación reportó 44,570 casos, mientras que hasta el 24 de mayo de 2021 contabilizó 4,362; el jueves el ministro de Educación informó que la cifra ascendió a 5,025.
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“Estamos en una crisis educativa tremenda, en la cual la mayoría de los estudiantes no están recibiendo clases, no están teniendo la información que requieren para que sean promovidos al siguiente grado, pero se están cubriendo ciertas formalidades para decir que el sistema educativo sigue activo... estamos encubriendo el problema”, opinó Alas.
Aseguró que en muchos casos los estudiantes solo entregan una o dos tareas y con eso aprueban el año, lo que pone en la cuerda floja la calidad educativa.
“En la escuela pública se está promoviendo hace dos años sin ningún aprendizaje”, dijo.
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Deserción por departamentos
Vivir en Francisco Morazán no es lo mismo que hacerlo en Choluteca, donde —todavía— muchos niños caminan horas para ir a un centro educativo o por la señal no pueden tener acceso a las tareas en medio de la pandemia.
La situación es desigual —incluso— al hablar de posibilidades, pero curiosamente en las ciudades es donde hay más abandono escolar.
Podríamos explicar el porqué de este fenómeno con el caso de Kimberly, quien no ingresó a la escuela porque su mamá no tenía cómo comprar paquetes de internet, pero según los expertos esto también está relacionado con los docentes y el ambiente de trabajo (la cantidad de alumnos y si da clases en una zona violenta).
Por ejemplo, para un profesor es más difícil tener contacto con estudiantes que viven en el violento departamento de Cortés, que con escolares de un municipio de Valle.
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En el primer departamento el abandono escolar es 17 veces superior que en el segundo, donde Educación contabiliza 2,166 casos del 2019 a lo que va de 2021, el número más bajo en comparación con el resto de puntos geográficos.
Según las cifras, la deserción y luego la migración a otro país figuran como las dos principales causas de abandono escolar en ambos departamentos, pero no ocurre lo mismo en zonas como El Paraíso o Islas de la Bahía.
Por ejemplo, en El Paraíso la cifra de menores que dejaron de estudiar fue superior a 7,400 casos en dos años, dos meses y 24 días, pero el 83% de los casos fue por deserción, el nueve por ciento por migración interna y el ocho por ciento debido a que migraron a otro país.
Lo mismo pasó en Islas de la Bahía, donde siete de cada 10 menores desertaron, entre uno y dos abandonaron los estudios por migrar dentro de Honduras y uno por irse a Estados Unidos u otro país, según afirmó Alas.
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Francisco Morazán siguió el mismo patrón de Cortés, pues de los 18,235 casos, al menos la mitad desertó. Unos 2,800 casos fueron categorizados en la opción “Alumno migró a otro país” y 787 que también emigraron de la nación cinco estrellas.
“Por un lado están los jóvenes que están migrando, pero hay que tomar en cuenta que hay jóvenes que abandonan el centro educativo bajo la idea que pronto van a lograr emigrar”, explicó el investigador de la UPNFM.
Alas explicó que hay estudios que muestran que muchos estudiantes dejan la educación virtual porque “el sistema educativo solo es una actividad temporal porque no aspiran a graduarse y quedarse en el país, sino emigrar y encontrar trabajo en Estados Unidos o en otro contexto, pero no en Honduras”.
El estudio, catalogado “Migración y Trabajo, el imaginario colectivo sobre el empleo”, detalla que de más de 2,100 encuestados el 21% afirmó que todos o casi todos los días en su casa hablaban de que debían migrar para encontrar trabajo.
La respuesta estuvo más condicionada por encuestados del área rural, ya que en el área urbana dijeron que sí se hablaba sobre irse a otro país, pero la cifra fue inferior.
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Migran por violencia
El estudio realizado por la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), el Observatorio de Migraciones y otras organizaciones, también muestra que la violencia es una de las causantes de la deserción y por ende migración.
De los más de 2,100 encuestados, el 46.2% afirmó que “otros estudiantes han roto, escondido o robado mis cosas”, mientras que el 11.9 dijo sentirse “nada seguro en las calles del barrio o colonia”.
La información coincide con dos de las causas que Educación categorizó el abandono escolar: la migración interna o a otro país.
Los datos analizados por EL HERALDO indican que desde 2019 hasta mayo de 2021, unos 295 escolares abandonaron las clases por violencia en la escuela o en la comunidad.
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Los casos ocurrieron en 17 de los 18 departamentos, quedando fuera Ocotepeque, al menos al hablar de abandono por violencia en el lugar donde reside.
En Cortés y Francisco Morazán se concentró el 63% de los incidentes, seguidamente está Olancho, Yoro, Atlántida y Comayagua.
En el caso de violencia en la escuela hubo 12 casos, la mayoría en Francisco Morazán, Colón, Santa Bárbara y Choluteca.
El resto de casos ocurrieron en Olancho, Copán, La Paz e Islas de la Bahía.
Los reportes muestran que los hombres fueron los que más abandonaron las clases por la violencia, aunque quienes provocan este fenómeno no se limitan al género.
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