TEGUCIGALPA, HONDURAS.- “Ahora tengo como propósito asistir al Centro Hondureño para el Niño Quemado en Tegucigalpa para demostrarles (a los niños) que con esfuerzo y dedicación se puede salir adelante sin importar las marcas de la vida, sin importar las marcas de las furiosas llamas”.
Ever tiene que prepararse para viajar a México en estos días de marzo porque irá a hacerse una cirugía en su cara, y ahora lo toma de muy buen humor. “Como en ese tema las personas pueden pedir gustos, ya solicité que me hicieran el rostro de Cristiano Ronaldo”.
-Mamá, yo no quiero regresar a Honduras -se desahogó Ever como un niño de cinco años que no desea asistir a su primer día de clases y se pega al cuerpo de su madre.
-Tenés que ser fuerte, hijo. Debés hacer lo mismo que cuando estuviste en el hospital, tomar ciertas cosas como que fueran un chiste para poder automotivarte y salir adelante-, aconsejó la madre para evitar que su vástago se derrumbara nuevamente.
Y no es que Ever Velásquez no quisiera venir a su patria tras ocho meses de estar en Ciudad México porque la vida allá se disfruta. No era nada de eso. Ever tenía pánico y miedo, tenía dudas y un universo de preguntas.
¿Qué van a decir de mi cuando me miren? ¿Me van a aceptar? ¿Adónde voy a ir? ¿De qué voy a trabajar? Qué van a decir mis amigos? ¿Cómo me recibirá mi familia? ¿Y mis compañeros? ¿Y qué será de mi vida? ¿Quién se va a fijar en mi ahora? Esas y otras preguntas martillaban su cabeza.
Ever estaba ya consciente de que él había sido el único sobreviviente de aquel incendio forestal del 25 de abril de 2018. Sus cuatro compañeros murieron: dos el mismo día del siniestro. Y los otros, allí mismo en el Hospital General para Quemados de Ciudad de México.
Consciente del regreso a Honduras, Ever, de apenas 22 años, tuvo que sortear muchas dudas y preguntas y, por fin, darse cuenta de que él era producto de un milagro, cuando los médicos mexicanos solo le daban un 1% de posibilidad de sobrevivir. Esta es su historia.
Terapias y maletas…
Tres días después de afrontar la desgarradora realidad sobre el fallecimiento de sus cuatro compañeros, Ever recibió el alta en el Hospital General para Quemados.
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Con su madre Yamibel Rubio se hospedó en el hotel City Express Plus de Ciudad de México, pero todos los días acudía al mismo centro asistencial para desarrollar arduas jornadas de terapias debido a las 25 cirugías que le practicaron los especialistas.
Ever recibió dos tipos de terapias: ocupacional y física. La primera consistió en realizar actividades de juegos para movilizar su cuerpo y así retomar fuerza en las manos. La segunda, en flexionar los brazos, lo que le resultaba más doloroso. Cada día de rehabilitación era más intenso porque aumentaba su empeño.
El propósito de los terapeutas consistía en que las extremidades recuperaran movilidad para empezar a desarrollar ejercicios de coordinación. “También me ponían un rayo láser en el rostro para que fuera sanando desde mi interior”, recuerda el joven.
Durante el extenso proceso de recuperación, Ever siempre estuvo acompañado de su mamá. Pero también destaca el apoyo del embajador de Honduras en México, Alden Rivera, quien estuvo en constante comunicación con las autoridades del hospital para que todo el procedimiento se llevara de la forma más satisfactoria en las manos de los mejores médicos.
Retorno a Honduras
El viernes 7 de diciembre de 2018 Velásquez tendría que arribar al territorio hondureño luego de permanecer ocho meses en la Ciudad de México para su mejoría.
Así se lo notificó Rivera en presencia del presidente de la República, Juan Orlando Hernández, quien el 1 de diciembre asistió a la toma de posesión del mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador.
Lo que pudo haber sido la mejor noticia de su vida se convirtió en un triste aviso. El pavor del qué dirán se adueñó en segundos de su pensamiento, el miedo no le permitía sentirse libre.
“Cuando me dieron la noticia no pensé nada hasta que regresé con mi madre al hotel. Me puse a reflexionar muchas cosas y la verdad es que yo no quería regresar a Honduras porque no sabía cómo me iban a recibir mis compañeros, familia y amigos, porque a pesar de que ya había superado un poco verme al espejo, el miedo siempre habitaba en mí”.
-Mamá, yo no quiero regresar a Honduras -se desahogó Ever.
-Tenés que ser fuerte, hijo. Debés hacer lo mismo que cuando estuviste en el hospital, tomar ciertas cosas como que fueran un chiste para poder automotivarte y salir adelante, le replicó con sabiduría su madre.
El día antes del viaje Ever no durmió. Pensaba cómo iba a ser el momento de llegar al país, pensaba cómo se iba a sentir cuando pusiera un pie en la estación de bomberos, sabiendo que nunca más iba a ver a sus cuatro compañeros que murieron.
El pánico de reintegrarse a la sociedad hondureña era un tema que ya había conversado con la psicóloga que le brindó tratamiento en el hospital mexicano, no obstante, la especialista en alguna ocasión le mencionó: “Tienes que dar ese paso porque no puedes contenerte toda la vida”.
VEA: El día más oscuro de Ever Velásquez en La Montañita
El día llegó…
-En el avión venía muy nervioso. Ya más o menos me habían dicho en qué iba a consistir el acto protocolario, pero no me interesaba tanto eso, sino en cómo iba a ser todo mi mundo al saber que salí de una forma y regresé físicamente con otra apariencia.
Eso era lo que verdaderamente le afectaba, y dos preguntas ronroneaban sobre su cabeza: “¿Quién me va a querer con este aspecto?” y “¿Cómo voy a formar una familia así?”.
Ever jamás se imaginó que la primera pregunta tendría una pronta respuesta al arribar al aeropuerto Toncontín, donde cientos de capitalinos se dieron cita para recibirlo entre aplausos y abrazos como un verdadero ¡HÉROE!
Mientras tanto, será el tiempo de Dios el que se encargue de otorgar una contestación a la última consulta que dejó de hacerse desde el instante en que sintió el cariño de todos los compatriotas.
“Fue muy bonita la bienvenida que recibí en el aeropuerto y en la central de bomberos. El que me aplaudieran cuando regresé me hizo sentir como todo un artista, casi como el puertorriqueño Daddy Yankee presentándose en el Nacional de Ingenieros”, expresa en medio de contagiosas carcajadas.
Honores
Tras el memorable recibimiento en Toncontín, Ever emprendió marcha hacia la estación de bomberos para la ceremonia de condecoración -que era una sorpresa para él-.
El sonido de las sirenas de los carros bomberiles comenzó a escucharse fuertemente por las calles de la ciudad como un aviso de que Ever Velásquez, había regresado al territorio nacional después de vencer a la muerte en suelo mexicano.
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-Cuando vi la valla que mis compañeros estaban formando solo pude recordar los videos que vi en YouTube cuando sacaban los ataúdes de mis colegas de la estación”.
“Reflexioné mucho sobre ese momento, con la diferencia de que en ese instante no salía nadie, sino que entraba alguien y con vida”, dice mientras respira hondo.
Conmovedor
En ese instante el mundo pareció detenerse para Ever, quien se quebrantó por completo, las lágrimas inundaron sus brillantes ojos.
“Traté de hacerme el fuerte pero no pude. Mi carácter siempre ha sido ese, pero la verdad es que no me pude contener porque me sentía mal al no ver a mis compañeros. Llegué a mi límite, los sentimientos encontrados me ganaron”.
Tras su recibimiento, las autoridades del Cuerpo de Bomberos le otorgaron la condecoración de heroísmo, también recibió un ascenso al rango inmediato superior de Caballero Bombero a Cabo Bombero.
“Nunca pensé que me iban a recibir de esa manera y el ascenso jamás pasó por mi mente”, asegura.
Ever recapitula sobre su vida y le encuentra sentido al hecho de que haya sido el único sobreviviente de aquel siniestro donde fallecieron cuatro de sus compañeros, por mucho que le haya pedido una explicación al mismo Dios.
“Ahora tengo como propósito asistir al Centro Hondureño para el Niño Quemado en Tegucigalpa para demostrarles (a los niños) que con esfuerzo y dedicación se puede salir adelante sin importar las marcas de la vida, sin importar las marcas de las furiosas llamas”.
“Creo que yo sería una persona ideal para ayudarlos porque considero que ellos van a saber que yo estoy consciente del dolor que se siente al tener quemaduras en el cuerpo y del proceso de sanación que esto lleva, ese es un propósito en mi vida”, expresa con una sonrisa en su cara.
VEA: ¿Por qué Ever Velásquez soñaba con ser bombero?
Nuevas cirugías
Ever Velásquez nuevamente tendrá que viajar a la Ciudad de México para someterse a seis cirugías en su rostro, lo que le hace sentirse contento porque lo toma como una bendición en su vida.
Ever tiene que prepararse para viajar a México por estos días de marzo porque irá a hacerse una cirugía en su cara, y ahora lo toma de muy buen humor, como le sugirió su madre. “Como en ese tema las personas pueden pedir gustos ya solicité que me hicieran el rostro de Cristiano Ronaldo, así bien muñeco”, dice mientras se carcajea.
Este es Ever Velásquez, el joven bombero que las llamas no extinguieron. Este es Ever Velásquez, sí ese jovencito de apenas 22 años que durante el último año ha luchado por su vida. Entre el fuego y la muerte, un HÉROE surgió... sí, un HÉROE… con mayúscula…
Ever tiene que prepararse para viajar a México en estos días de marzo porque irá a hacerse una cirugía en su cara, y ahora lo toma de muy buen humor. “Como en ese tema las personas pueden pedir gustos, ya solicité que me hicieran el rostro de Cristiano Ronaldo”.
-Mamá, yo no quiero regresar a Honduras -se desahogó Ever como un niño de cinco años que no desea asistir a su primer día de clases y se pega al cuerpo de su madre.
-Tenés que ser fuerte, hijo. Debés hacer lo mismo que cuando estuviste en el hospital, tomar ciertas cosas como que fueran un chiste para poder automotivarte y salir adelante-, aconsejó la madre para evitar que su vástago se derrumbara nuevamente.
Y no es que Ever Velásquez no quisiera venir a su patria tras ocho meses de estar en Ciudad México porque la vida allá se disfruta. No era nada de eso. Ever tenía pánico y miedo, tenía dudas y un universo de preguntas.
¿Qué van a decir de mi cuando me miren? ¿Me van a aceptar? ¿Adónde voy a ir? ¿De qué voy a trabajar? Qué van a decir mis amigos? ¿Cómo me recibirá mi familia? ¿Y mis compañeros? ¿Y qué será de mi vida? ¿Quién se va a fijar en mi ahora? Esas y otras preguntas martillaban su cabeza.
Ever estaba ya consciente de que él había sido el único sobreviviente de aquel incendio forestal del 25 de abril de 2018. Sus cuatro compañeros murieron: dos el mismo día del siniestro. Y los otros, allí mismo en el Hospital General para Quemados de Ciudad de México.
Consciente del regreso a Honduras, Ever, de apenas 22 años, tuvo que sortear muchas dudas y preguntas y, por fin, darse cuenta de que él era producto de un milagro, cuando los médicos mexicanos solo le daban un 1% de posibilidad de sobrevivir. Esta es su historia.
Cuando me dieron la noticia de mi regreso a Honduras me puse a reflexionar muchas cosas y la verdad es que yo no quería regresar'. |
Terapias y maletas…
Tres días después de afrontar la desgarradora realidad sobre el fallecimiento de sus cuatro compañeros, Ever recibió el alta en el Hospital General para Quemados.
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Con su madre Yamibel Rubio se hospedó en el hotel City Express Plus de Ciudad de México, pero todos los días acudía al mismo centro asistencial para desarrollar arduas jornadas de terapias debido a las 25 cirugías que le practicaron los especialistas.
Ever recibió dos tipos de terapias: ocupacional y física. La primera consistió en realizar actividades de juegos para movilizar su cuerpo y así retomar fuerza en las manos. La segunda, en flexionar los brazos, lo que le resultaba más doloroso. Cada día de rehabilitación era más intenso porque aumentaba su empeño.
El propósito de los terapeutas consistía en que las extremidades recuperaran movilidad para empezar a desarrollar ejercicios de coordinación. “También me ponían un rayo láser en el rostro para que fuera sanando desde mi interior”, recuerda el joven.
Durante el extenso proceso de recuperación, Ever siempre estuvo acompañado de su mamá. Pero también destaca el apoyo del embajador de Honduras en México, Alden Rivera, quien estuvo en constante comunicación con las autoridades del hospital para que todo el procedimiento se llevara de la forma más satisfactoria en las manos de los mejores médicos.
Retorno a Honduras
El viernes 7 de diciembre de 2018 Velásquez tendría que arribar al territorio hondureño luego de permanecer ocho meses en la Ciudad de México para su mejoría.
Así se lo notificó Rivera en presencia del presidente de la República, Juan Orlando Hernández, quien el 1 de diciembre asistió a la toma de posesión del mandatario mexicano Andrés Manuel López Obrador.
Lo que pudo haber sido la mejor noticia de su vida se convirtió en un triste aviso. El pavor del qué dirán se adueñó en segundos de su pensamiento, el miedo no le permitía sentirse libre.
“Cuando me dieron la noticia no pensé nada hasta que regresé con mi madre al hotel. Me puse a reflexionar muchas cosas y la verdad es que yo no quería regresar a Honduras porque no sabía cómo me iban a recibir mis compañeros, familia y amigos, porque a pesar de que ya había superado un poco verme al espejo, el miedo siempre habitaba en mí”.
-Mamá, yo no quiero regresar a Honduras -se desahogó Ever.
-Tenés que ser fuerte, hijo. Debés hacer lo mismo que cuando estuviste en el hospital, tomar ciertas cosas como que fueran un chiste para poder automotivarte y salir adelante, le replicó con sabiduría su madre.
Traté de hacerme el fuerte, pero no pude. Me sentía mal al no ver a mis compañeros. Llegué a mi límite, lo sentimientos encontrados me ganaron'. |
El día antes del viaje Ever no durmió. Pensaba cómo iba a ser el momento de llegar al país, pensaba cómo se iba a sentir cuando pusiera un pie en la estación de bomberos, sabiendo que nunca más iba a ver a sus cuatro compañeros que murieron.
El pánico de reintegrarse a la sociedad hondureña era un tema que ya había conversado con la psicóloga que le brindó tratamiento en el hospital mexicano, no obstante, la especialista en alguna ocasión le mencionó: “Tienes que dar ese paso porque no puedes contenerte toda la vida”.
VEA: El día más oscuro de Ever Velásquez en La Montañita
El día llegó…
-En el avión venía muy nervioso. Ya más o menos me habían dicho en qué iba a consistir el acto protocolario, pero no me interesaba tanto eso, sino en cómo iba a ser todo mi mundo al saber que salí de una forma y regresé físicamente con otra apariencia.
Eso era lo que verdaderamente le afectaba, y dos preguntas ronroneaban sobre su cabeza: “¿Quién me va a querer con este aspecto?” y “¿Cómo voy a formar una familia así?”.
Ever jamás se imaginó que la primera pregunta tendría una pronta respuesta al arribar al aeropuerto Toncontín, donde cientos de capitalinos se dieron cita para recibirlo entre aplausos y abrazos como un verdadero ¡HÉROE!
Mientras tanto, será el tiempo de Dios el que se encargue de otorgar una contestación a la última consulta que dejó de hacerse desde el instante en que sintió el cariño de todos los compatriotas.
“Fue muy bonita la bienvenida que recibí en el aeropuerto y en la central de bomberos. El que me aplaudieran cuando regresé me hizo sentir como todo un artista, casi como el puertorriqueño Daddy Yankee presentándose en el Nacional de Ingenieros”, expresa en medio de contagiosas carcajadas.
Honores
Tras el memorable recibimiento en Toncontín, Ever emprendió marcha hacia la estación de bomberos para la ceremonia de condecoración -que era una sorpresa para él-.
El sonido de las sirenas de los carros bomberiles comenzó a escucharse fuertemente por las calles de la ciudad como un aviso de que Ever Velásquez, había regresado al territorio nacional después de vencer a la muerte en suelo mexicano.
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-Cuando vi la valla que mis compañeros estaban formando solo pude recordar los videos que vi en YouTube cuando sacaban los ataúdes de mis colegas de la estación”.
“Reflexioné mucho sobre ese momento, con la diferencia de que en ese instante no salía nadie, sino que entraba alguien y con vida”, dice mientras respira hondo.
Conmovedor
En ese instante el mundo pareció detenerse para Ever, quien se quebrantó por completo, las lágrimas inundaron sus brillantes ojos.
“Traté de hacerme el fuerte pero no pude. Mi carácter siempre ha sido ese, pero la verdad es que no me pude contener porque me sentía mal al no ver a mis compañeros. Llegué a mi límite, los sentimientos encontrados me ganaron”.
Tras su recibimiento, las autoridades del Cuerpo de Bomberos le otorgaron la condecoración de heroísmo, también recibió un ascenso al rango inmediato superior de Caballero Bombero a Cabo Bombero.
“Nunca pensé que me iban a recibir de esa manera y el ascenso jamás pasó por mi mente”, asegura.
Ever recapitula sobre su vida y le encuentra sentido al hecho de que haya sido el único sobreviviente de aquel siniestro donde fallecieron cuatro de sus compañeros, por mucho que le haya pedido una explicación al mismo Dios.
“Ahora tengo como propósito asistir al Centro Hondureño para el Niño Quemado en Tegucigalpa para demostrarles (a los niños) que con esfuerzo y dedicación se puede salir adelante sin importar las marcas de la vida, sin importar las marcas de las furiosas llamas”.
“Creo que yo sería una persona ideal para ayudarlos porque considero que ellos van a saber que yo estoy consciente del dolor que se siente al tener quemaduras en el cuerpo y del proceso de sanación que esto lleva, ese es un propósito en mi vida”, expresa con una sonrisa en su cara.
VEA: ¿Por qué Ever Velásquez soñaba con ser bombero?
Nuevas cirugías
Ever Velásquez nuevamente tendrá que viajar a la Ciudad de México para someterse a seis cirugías en su rostro, lo que le hace sentirse contento porque lo toma como una bendición en su vida.
Ever tiene que prepararse para viajar a México por estos días de marzo porque irá a hacerse una cirugía en su cara, y ahora lo toma de muy buen humor, como le sugirió su madre. “Como en ese tema las personas pueden pedir gustos ya solicité que me hicieran el rostro de Cristiano Ronaldo, así bien muñeco”, dice mientras se carcajea.
Este es Ever Velásquez, el joven bombero que las llamas no extinguieron. Este es Ever Velásquez, sí ese jovencito de apenas 22 años que durante el último año ha luchado por su vida. Entre el fuego y la muerte, un HÉROE surgió... sí, un HÉROE… con mayúscula…