Tegucigalpa, Honduras.- El Informe sobre Riesgos Globales 2024 del Foro Económico Mundial señaló a los fenómenos meteorológicos extremos y los cambios críticos en los sistemas terrestres como los problemas más grandes que enfrentará el mundo durante la próxima década.
Honduras, por su ubicación geográfica, es uno de los países más vulnerables a los embates de los fenómenos naturales, que a su paso dejan inundaciones, derrumbes y deslizamientos y otros desastres.
Actualmente el territorio, especialmente los departamentos de la zona norte, atlántica e insular, están siendo afectados por los efectos de la tormenta tropical Sara.
El fenómeno natural que el Centro Nacional de Huracanes lo cataloga como un evento catastrófico para la región centroamericana ha dejado hasta la tarde del viernes a más de 6,600 familias hondureñas afectadas, lo que representa 32,577 personas.
De acuerdo al recuento de daños de la Secretaría de Gestión de Riesgo y Contingencias (Copeco), Sara ha dejado a 565 personas damnificados; 578 evacuados; 86 viviendas dañadas y 64 comunidades incomunicadas en los departamentos de Islas de la Bahía, Atlántida, Yoro, Colón y Gracias a Dios.
Además, se reportan daños en la infraestructura vial, como el puente Saopin en la ciudad de La Ceiba, Atlántida.
Vulnerabilidad de Honduras
Los estragos que han dejado fenómenos naturales como las tormentas Eta y Iota en 2021, el huracán Mitch en 1998, y actualmente la tormenta tropical Sara, evidencian la vulnerabilidad que el país tiene frente a los desastres naturales.
En los últimos años organismos internacionales indican que el territorio está entre los países más afectados por desastres naturales; además lo posicionan entre los primeros lugares de vulnerabilidad por su alta exposición y escaza capacidad de respuesta ante los fenómenos.
De acuerdo al Informe Mundial de Riesgo 2023, Honduras se encuentra entre los 30 países con los índices de riesgo más altos ante los fenómenos naturales.
El país tiene un índice de riesgo de 16.79 que el informe lo califica como muy alto, respecto al indicador de vulnerabilidad, este es de 31.95 y de susceptibilidad de 39.35 a los desastres; se ubica en la posición 29 de los países en riesgo de experimentar desastres o vulnerabilidad a eventos naturales.
El informe señala que la falta de capacidades adaptativas para el territorio es alta con un puntaje de 56.97.
Nabil Kawas, ex decano de la Facultad de Ciencias de la Tierra de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), manifestó que año con año el territorio se ve afectado por los desastres naturales debido a la topografía del mismo y su ubicación.
“Honduras su misma topografía la hace vulnerable y su posición geográfica en el Caribe también; entonces como país físicamente somos vulnerables ante cualquiera de esos eventos naturales que se presentan año con año”, dijo.
Explicó que el territorio al ser montañoso es vulnerable a deslizamientos, derrumbes e inundaciones en las partes bajas. ”Ese es un elemento que no nos permite ser menos vulnerables físicamente hablando”, apuntó.
Sin embargo, socialmente el país puede ser menos vulnerable al tener una capacidad de respuesta oportuna, infraestructura eficiente y una gestión de riesgo adecuada.
La planificación territorial y urbana es inadecuada; más del 60% de los asentamientos urbanos están en zonas de alto riesgo como en laderas y riberas de ríos, lo que expone a miles de hondureños a pérdida de sus viviendas, incluso sus vidas por deslizamientos, derrumbe, inundaciones durante el paso de eventos naturales, señalan experto.
Los académicos opinan que el país carece de infraestructura resiliente, por lo que el impacto de un fenómeno natural ocasionan graves daños, tal es el caso de 19 puentes que fueron destruidos por el paso de las tormentas Eta y Iota en 2021.
¿Qué hacer?
Kawas indicó que aunque existen varias formas para reducir la vulnerabilidad física, se requiere una fuerte inversión para desarrollar proyectos de infraestructura.
Agregó, que en lo que se puede trabajar es en la vulnerabilidad social, es decir, en la vulnerabilidad de las personas.
”Podemos ser menos vulnerables socialmente cuidándonos, protegiéndonos, apartándonos de los lugares que tienen esas características, y con ello poder lógicamente preservar nuestras vidas que es lo más importante”, afirmó.
Agregó que “para ser menos vulnerable tenemos que desarrollar acciones técnicas, manejos, regulaciones, hacer caso a los pronósticos y las predicciones que emite Cenaos, prepararnos con técnicas y metodologías, inclusive hay regulaciones que uno puede desarrollar para poder reducir la vulnerabilidad ante un evento de este tipo”.
Edwin Flores, coordinador de asistencia humanitaria de Visión Mundial en Honduras, opinó que desde que el huracán Mitch en 1998 impactó en el territorio se ha avanzado en el tema de la gestión de riesgo, mediante la creación de un plan de respuesta humanitaria.
Sin embargo, se requiere fortalecer la respuesta oportuna y la inversión en la prevención ante una emergencia. “La gestión de mitigación está basada en que podamos identificar esos umbrales que nos permitan tomar las acciones. Si invertimos un dólar en preparación o mitigación podemos ahorrarnos entre 7 y 15 dólares en dar una respuesta”, declaró.
