TEGUCIGALPA, HONDURAS.-Acabar con la vida del “Fiscal de Oro”, Orlan Arturo Chávez, tuvo un precio.
Así lo reveló este martes durante el juicio oral y público que se desarrolla en los tribunales un testigo protegido propuesto por el Ministerio Público (MP).
El testigo llegó a la sala de audiencias a bordo de un biombo y se le distorsionó la voz para evitar ser reconocido por los dos imputados, Luis Alejandro Castro Núñez y Wilmer Samuel Álvarez, acusados de asesinato.
Durante su deposición aseveró que fue contactado por Castro Núñez a inicios de 2013, “para hacer un trabajito que costaría 250,000 lempiras”.
Chávez fue acribillado a balazos el 18 de abril de 2013 en las cercanías del Estadio Nacional Tiburcio Carías Andino.
El testigo aseveró que semanas después del asesinato del fiscal volvió a ser contactado por Castro Núñez.
Esta vez, el imputado lo contactó para venderle una pistola calibre 40 milímetros a un valor de 12,000 lempiras, la cual compró y revendió a una tercera persona.
Dos meses habían pasado del crimen de Chávez cuando Castro Núñez se comunicó por tercera vez con el testigo protegido. En esta oportunidad le aseguró que el arma que le había vendido “tenía problemas” y que estaba siendo implicada en un crimen de alto impacto.
El testigo le aseveró que pidió a la persona a la que le había vendido el arma que se la devolviera, no obstante, el cliente la puso a las órdenes de la Fiscalía para la respectiva investigación