La oscuridad de la noche cubría el cielo de la capital y don Juan se aprestaba como todos los días a salir en su vehículo tipo pick up a cumplir con una de sus labores cotidianas.
A unos escasos metros de su casa y a expensas de la falta de alumbrado público, se condujo por una conocida, pero solitaria calle cuando repentinamente le atravesaron un carro y le hicieron señal de parada.
Personas armadas hasta los dientes y vistiendo indumentaria de las fuerzas de seguridad nacional salieron simulando una acción policial y le pidieron al sexagenario que se bajara de su automotor sin oponer resistencia o hacer algo que le pudiera costar la vida.
'No apagues el carro y ojalá que no tenga la alarma activada porque aquí mismo te quebramos', exclamó uno de los fascinerosos, mientras que otro con arma en mano le ordenó que se diera la vuelta para asestarle un golpe que lo aturdió y fue el momento en el que aprovecharon para despojarlo de su medio de subsistencia.
La extorsión y el narcomenudeo no solo son las únicas formas de amasar fortuna por parte de las organizaciones ilícitas que operan y tienen presencia en el territorio hondureño, sino que también recurren a otras actividades que les permiten agenciarse dinero fácil y muchas veces manchado de sangre.
El robo y la reventa de automóviles constituye otra fuente de ingresos para la pandilla barrio 18 a su vez la Mara Salvatrucha (MS-13), agrupaciones criminales que desde hace décadas infunden terror a la población y ahora con más intensidad por el recrudecimiento de sus actos delictivos.
EL HERALDO tuvo acceso a un documento preparado por Insight Crime en colaboración con la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), en el que se destaca esas maneras alternas de enriquecimiento ilícito de estos grupos de antisociales.
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Más notables
Una de las formas más notables para que la 18 asegure fondos es el robo y reventa, particularmente en el rubro de carros y algunos vecindarios como la Flor del Campo en Tegucigalpa sirven de repositorios de estos vehículos.
'La relación antagónica de la pandilla 18 con las autoridades significa que puede custodiar los vehículos robados y otra mercancía ilícita dentro de su territorio con una relativa facilidad porque las autoridades evitan ingresar a dichas áreas', indica el informe.
Aunque se trata de una actividad delictiva menos lucrativa en comparación con otras, sigue siendo una forma de cubrir las necesidades financieras y los caprichos de estos pandilleros, donde los ingresos derivados de mercancías despojadas a la fuerza pueden ser utilizados para pagar por los servicios de sus miembros activos, incentivando así el robo de más vehículos en toda la ciudad.
La mercancía robada también puede ser empleada como un medio para intercambiar otros bienes y en el caso particular de la 18 lo ha utilizado como un apalancamiento en las negociaciones para obtener droga, por lo que continúa dependiendo de mercancía robada para traficar el acceso al suministro de estupefacientes.
Mapa: ¿Cómo están distribuidas las maras y pandillas en Honduras?
Sicariato
En cambio, la MS-13 posiblemente cuente con otros flujos de ingresos, ya que el grupo participa en actividades de sicariato, aquellos asesinatos por encargos, conforme a información proporcionada por las autoridades locales y citada en el reporte.
Agrega que 'el sicariato muchas veces los pone -a estos mareros- en estrecha proximidad con otros grupos delictivos. También puede haber casos en los que la mara ejecuta asesinatos a cambio de drogas ilícitas'.
La MS-13 parece concentrarse sobre todo en sus propias operaciones, que incluyen actos de violencia dirigidos a sus enemigos, no a terceros como parte de un esquema de asesinatos por encargo.
Adicionalmente, todos los beneficios derivados de estas actividades parecen ser accesorias al compararse con el nivel de ingresos provenientes de la extorsión o el narcomenudeo.
Sin embargo, la publicación subraya que 'la mercancía robada también puede traer problemas, ya que los miembros de las maras y pandillas pueden exponerse fácilmente y ser capturados en estas operaciones que son figuras estrafalarias, visibles, que llevan a cabo actos delictivos muy públicos'.
Los pandilleros o mareros no cuentan con una forma de deshacerse de este tipo de mercancía de forma rápida o fácil, lo que a veces atrae la atención no deseada debido a que los automotores pueden permanecer hasta semanas en casas seguras o en las calles y sus esfuerzos por obtener compradores los exponen, concluye.
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