Honduras

Honduras: Narcotráfico cambió el patrón cultural de los misquitos

FOTOGALERÍA
18.02.2015

Serie 4/5

Puerto Lempira, Honduras

El dinero del narcotráfico trajo a La Mosquitia, en el este de Honduras, un cambio de patrones culturales que ahora golpean fuertemente a esta comunidad.

Antes de que este problema se instalara en esta zona, los misquitos, que ascienden a unos 70 mil, a lo largo y ancho del departamento de Gracias a Dios, llevaban una vida limitada pero tranquila, vivían de lo que les proveía la naturaleza, como la pesca, la caza, la madera y las plantas medicinales.

Su patrón cultural era el uso de los recursos naturales y la tenencia de la tierra de forma colectiva, por lo tanto no habían cercos con alambre de púas que delimitaran propiedad privada alguna.

Viajaban en canoas, pipantes o lanchas movidas por remos, o por velas, y los que más podían tenían motores de 15 caballos de fuerza. Ir de un lugar a otro lleva muchas horas y hasta días de recorrido.

Con el tiempo llegaron personas de otros sectores de Honduras y la situación comenzó a cambiar. La pesca en el mar pasó de la forma artesanal a una industrial sin control.

Lo que en un principio generó empleo, con el buceo utilizando tanques, pronto se volvió una pesadilla para los trabajadores, no solo porque el recurso marino -caracol, langosta y camarón- fue sobreexplotado, sino porque al mismo tiempo trajo dolor y luto en las familias, al producir anualmente centenares de muertos y personas con discapacidad.

Narcotráfico

Con los años, y ante la débil presencia del Estado de Honduras, los carteles y células de las drogas encontraron en esta zona empobrecida económicamente un paraíso para sus operaciones de traslado de toneladas de cocaína de América del Sur hacia Estados Unidos.

Comenzó la narcoactividad a mover la economía del sector, mucha gente se “benefició”, el comercio se fortaleció, los transportistas que movían sus lanchas con un motor de 15 caballos de fuerza, adquirieron motores de 200 caballos de fuerza; los recorridos que antes se hacían en tres horas se redujeron a 25 minutos, los vuelos comenzaron a llegar con más frecuencia porque había demanda de viajeros, los pescadores y buzos dejaron de ir al mar sobreexplotado a ganar una miseria; ya que lo que hacían en 15 días poniendo en peligro la vida podían hacerlo en un día con apenas un viaje relacionado con el transporte de estupefacientes.

Con todo este movimiento financiero, las personas de otros sectores de Honduras empezaron a llegar a La Mosquitia y comenzaron -en las cercanías de las comunidades donde la tierra ancestralmente ha sido colectiva- a cercar grandes extensiones de terrenos diciendo que estaban haciendo fincas, cambiando aquella tierra de vocación forestal a pastizales o en áreas para la agricultura.

Los nativos vieron eso y quisieron hacer igual, empezaron a hablar también de finca y cercaron parcelas de tierra, cuando el patrón cultural ha sido que la tenencia de la tierra es de todos, igual que el uso y disfrute de los recursos naturales.

Luego aparecieron los narcotraficantes de la zona, quienes al acumular una gran cantidad de dinero y no poder sacarlo al interior de Honduras, o moverlo a través de transacciones bancarias, comenzaron a utilizar su dinero para acaparar tierra ilegalmente, engañando, comprando o amenazando a los líderes de las comunidades.

Envalentonados por el poder y comportamiento violento de sus jefes, hasta los peones y capataces de los señores de las drogas también empezaron a cercar vastas extensiones de terreno, obligando a los nativos a replegarse en su propio suelo.

Un caso a punto de estallar y que conoció EL HERALDO, sucede en la comunidad de Auka, en este municipio, donde los pobladores misquitios, cansados de vivir arrinconados en su tierra por los foráneos y ante la indiferencia del Estado de Honduras, actualmente se preparan para una recuperación de lo que por heredad les pertenece, situación que amenaza con un baño de sangre.

Es que para el misquito, el bosque no solo consiste en el pino, no solo es madera, ellos ven en ese árbol un sitio de vida, un hábitat de animales que sirven para su alimentación, ven en él una farmacia, porque de ahí salen las cortezas, las raíces, las hojas, para sus medicinas naturales.

De acuerdo a las averiguaciones de EL HERALDO, gente metida en actividades ilícitas, incluso autoridades civiles, tienen acaparado un montón de tierra, pensando que el Estado, al reconocerle esta tierra a los misquitios, entonces les va a indemnizar.

+ Férreo control en el mar y la laguna de Caratasca

En su lucha por recuperar sus patrones culturales, el pueblo misquito pidió al Estado de Honduras que les extienda títulos intercomunitarios.

Aunque esta figura no se conoce, en cumplimiento de convenios internacionales el Estado accedió a extender ese tipo de documentos a seis de doce consejos territoriales de La Mosquitia. Este tipo de títulos es un reconocimiento al derecho indígena.

Regreso

De acuerdo con una fuente en este municipio, todo este cambio de patrones culturales que afecta a los misquitos inició cuando la narcoactividad empezó el movimiento de su dinero; pero actualmente la efectiva lucha contra las drogas, por parte de los militares, está dejando como efecto una involución en las actividades, actitudes y costumbres de los nativos.

Como ahora se ha limitado la entrada de avionetas y lanchas, obviamente no hay circulante. El comercio cierra, algunas aerolíneas que volaban ya no hacen vuelos, “estamos volviendo a los años cuando las únicas personas que aquí manejaban dinero eran los maestros, la gente de las oficinas de Salud y del Estado, de ahí más nada. Ahora el transporte está regresando a las velas, porque el que tiene su motor ahora ya no tiene la capacidad de comprar gasolina”.

Antes “hablábamos a diario del aterrizaje de avionetas, ahora ya no se escuchan, hay casos muy aislados que se dan, ¿entonces ahora la gente cómo va a vivir?”

Según él, en este momento el Estado y la cooperación deben elaborar una estrategia de cómo abordar este problema de la falta de empleo. Es bueno que se controle el tráfico de drogas, pero de qué sirve si la gente va a seguir siendo vulnerables a caer en este tipo de negocios ilícitos. “Porque a estos tipos uno les cierra una puerta y ellos siguen maquinando de qué otra forma van a seguir”.

Es que realmente, los narcotraficantes se instalaron aquí porque el Estado no tiene presencia, por ejemplo si vamos a Digepesca (Dirección General de Pesca) solo tiene un inspector, sin nada, sin tan siquiera un pipante para supervisar.

“La presencia de todas las instituciones del gobierno aquí es totalmente débil, es hasta hoy que se ve un mayor movimiento militar, pero los narcos están bien posesionados a tal extremo que si les destruyen una pista hoy, mañana ya tienen otra. La topografía lo permite y también tiene la ventaja que de una comunidad a otra hay mucha distancia y se pueden hacer pistas por donde quiera, de eso se aprovechan los señores de las drogas”, reflexionó la fuente.

+ Escudo antidrogas golpea a narcotraficantes en La Mosquitia

De igual forma, un empresario hotelero que accedió a conversar con EL HERALDO, manifestó la necesidad de que el Estado tenga mayor presencia a lo largo de La Mosquitia, no solo en lo militar, sino con entidades que apoyen el desarrollo de esos pueblos, sin dañar su rica cultura.