NUEVA YORK, ESTADOS UNIDOS.- Muchos dejaron de trabajar, pero no les importó. Querían estar presentes en un día histórico para Honduras.
Juan Orlando Hernández, expresidente de Honduras, se presentó a su audiencia de lectura de cargos y aunque solo 80 lograron ingresar a las dos salas acondicionadas, una con JOH presente y la otra por videoconferencia, unos 300 catrachos se aglomeraron en la Corte del Distrito Sur de Nueva York para hacer su propia fiesta, pero también para hacer un clamor popular.
”Lo único que queremos es justicia, nada más. Él (JOH) y su familia le hicieron mucho daño a Honduras, es imperdonable, a algunos les da pena verlo todo flaco y demacrado, pero no se merece la lástima de nadie”, dijo Ruth Mejía, una residente de Brooklyn que dejó de lado su trabajo de mesera para unirse a otros compatriotas que también hicieron sentir su voz.
Si antes de la audiencia el ambiente lucía tranquilo, una vez que culminó, todo cambió. Apenas se acabó la comparecencia del exmandatario comenzaron a resonar bocinas y megáfonos con la consigna “justicia”, “cadena perpetua”, “ojalá te murás en la cárcel, ladrón”, entre otras.
Raymond Colón, abogado de JOH, fue el más increpado. Primero por los periodistas, pero también por varios compatriotas que le reclamaban honor y reflexionar sobre sus honorarios que “se pagarán con dinero sucio y lleno de sangre”.
”Debemos respetarnos, vamos a trabajar y demostrar que todo lo que propone la fiscalía no tiene sustento, que es una venganza”, explicaba él mientras en el otro costado de la calle un miembro de su equipo, llamado Ángel Martínez, era insultado por los catrachos que lo tildaron de “mentiroso” “pistero” “rata” y “sinvergüenza”. Muchos incluso lo siguieron hasta el estacionamiento para tocarle las puertas.
”Honduras, Honduras”, comenzaron a vitorear algunos mientras ponían música en sus altavoces.
Nadie se marchó de la Corte sino hasta las 3:30 de la tarde, cuando el calor, la sed y el cansancio comenzó a sofocar a los manifestantes que portaron pancartas para exigir incluso la extradición de Ana García, esposa de Juan Orlando Hernández y ex primera dama de la nación.
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Otros se disfrazaron con un traje naranja, característico de las prisiones de Estados Unidos. También algunos usaron máscaras con el rostro de Juan Orlando.
