Hace un año, los bolsillos de los ciudadanos que residen en la ciudad capital temblaban menos a la hora de llevar sus vehículos a las estaciones gasolineras.
En abril de 2011 un ciudadano que requería llenar el tanque de combustible de una motocicleta, un auto tipo turismo, un pick-up o una camioneta pagaba entre 34, 139, 220 y 406 lempiras menos.
Hoy en día su realidad es otra y en vez de invertir esos fondos en cualquier otro de los gastos del hogar, debe emplearlo en su movilización.
En la ciudad circulan mayoritariamente vehículos tipo turismo, pero para que el dueño de ese automotor lograra llenar el tanque de ese vehículo que aproximadamente tiene capacidad para 19 galones, hace un año requería 1,681.31 lempiras, pues el costo del galón de gasolina súper era de 88.49 lempiras.
Hoy en día la historia es diferente. El dueño de ese mismo vehículo debe sacar de su bolsillo 1,901.90 lempiras para llenar de gasolina súper el tanque de su automotor.
Pero para el dueño de una camioneta, cuya capacidad de almacenaje de combustible es de 35 galones y cuyo rendimiento en el consumo es de 25 kilómetros por galón de combustible, la factura es aún más elevada. En abril de 2011, el dueño de una camioneta debía pagar para llenar el tanque de su vehículo 3,097.15 lempiras, pero ahora esa misma acción le cuesta 3,503.50 lempiras, es decir, una alza de 406.365 lempiras.
Golpe a la economía
Este aumento a los combustibles ha significado a las familias un debilitamiento en sus presupuestos.
“El precio de los combustibles ya es alto y aún se puede financiar. Sin embargo, se les dificultará (a las familias) comprar la gasolina cuando el costo mensual represente un 15 por ciento o más del ingreso familiar”, estimó el presidente del Colegio Hondureño de Economistas (CHE), Guillermo Matamoros.
Un hogar debe destinar en su presupuesto para el pago de vivienda o alquiler, educación, honrar créditos con los bancos y destinar recursos para alimentación y para los servicios públicos.
El problema es que la gasolina y otros combustibles, según los economistas, son bienes fundamentales de consumo que deben adquirirse pese al incremento de precios. Este es el caso de la creciente factura eléctrica y del costo del combustible.
“Las estadísticas hondureñas indican que pese a un alza de 20 por ciento al precio de los
carburantes, el consumo nacional solo se redujo apenas en un 5 por ciento”, indicó Matamoros.
Pero el golpe a los bolsillos no solo se ve traducido en el pago directo que los consumidores deben hacer por el combustible, sino también por las alzas colaterales que provoca el encarecimiento de los carburantes.
Dieta vehicular
El presidente del CHE expresó que las familias han comenzado a experimentar un efecto de sustitución al dejar de destinar ingresos para la compra de algunos alimentos y destinarlos recursos para llenar el tanque de combustible.
Por ejemplo, un hogar puede comenzar a dejar de adquirir carne de res, que vale unos 42 lempiras por libra, para sustituirla por carne de pollo, que vale casi la mitad. El costo de una canasta básica de alimentos de 30 productos destinada para una
familia de cinco miembros supera los 6,000 lempiras.
El otro riesgo que existe tiene que ver con el futuro. En breve las familias enfrentarán dificultades para pagar la colegiatura de los hijos en escuelas privadas bilingües y en educación en español.
La mensualidad en una escuela bilingüe promedio es de unos 4,000 lempiras por hijo, el impacto se multiplica cuando se eleva la cantidad de hijos. Además es casi impensable, ahora, efectuar gastos para la recreación familiar.
Por su parte el subsecretario de Comercio Interior, Juan José Cruz, de manera reciente expresó que existe un sector minoritario de la economía nacional que estaría dispuestos a cancelar el galón de gasolina aunque llegara a costar 300 lempiras.
Para el presidente del CHE, este es un tema discutible porque hasta las personas que tienen mucho dinero, pero detectan que un vehículo les representa demasiado consumo, optarán por sustituirlo.
Para el caso, el capitalino Lucio Paz conduce un camioneta de fabricación japonesa que le rinde apenas 16 kilómetros por galón de gasolina.
El precio de este vehículo se estima en más de un millón de lempiras. “Está decidido. Hasta esta semana manejaré este vehículo porque el combustible está muy caro”, expresó.
Según Matamoros, esta es una opción que puede escoger la población. Puede comenzar a sustituir un carro de un cilindraje elevado por uno de menor poder.
Igualmente existe en el mercado una tendencia a comprar vehículos de menor cilindraje, dado el costo creciente de los combustibles.