Uno de los guardias salió al encuentro, se cuadró en posición firme y haciendo el saludo militar expresó: “Buenos días, les atiende el oficial de seguridad Anastasio Cruz, bienvenidos a Beach Golf Resort. ¿Hacia dónde van? ¿A quién buscan?... No pueden pasar”.
Una hora después, el equipo de EL HERALDO, guiado por Mirian Fernández, gerente de mercadeo y ventas del proyecto Bahía de Tela -hoy conocida como Indura, Beach & Golf Resort- ingresó a los predios de lo que será el moderno complejo turístico.
Indura, Beach & Golf Resort, según su diseño, no es un complejo hotelero, sino que se asemeja más a un emporio residencial, cuyo atractivo gira alrededor de un campo de golf de 18 hoyos y de un hotel “boutique” cinco estrellas.
De acuerdo con Fernández, se trata de un proyecto vacacional, entendido este término en función de hotel y casa de playa.
Indura en garífuna quiere decir Honduras. “Buscamos un nombre que fuera más con la visión del proyecto, que pudiera ubicar a Honduras tierra firme como un destino turístico en el mapa mundial. Es así como Indura va más de acuerdo con esa visión que estamos buscando. ¡Qué mejor que un proyecto que tiene el nombre del país!”, explicó.
Acciones
El desarrollo de este impresionante proyecto es compartido. El 49 por ciento es del Estado y el 51% de la empresa privada.
El gobierno proporcionó las 312 hectáreas donde se ejecutan las obras, así como su urbanización, luz y agua; mientras que la empresa privada se encarga de ejecutar la obra y de comercializarla.
La primera fase del proyecto, que se desarrolla en un tercio de las 312 hectáreas y a un costo entre 112 y 150 millones de dólares, ya está en un 80 por ciento terminada.
En esta fase ya se colocaron, entre compradores nacionales, el 70 por ciento de 80 lotes de la zona residencial llamada “cluster Las Palmas”.
Los lotes tienen extensiones entre mil y dos mil varas cuadradas y el precio estimado de cada uno anda entre 200 mil y 800 mil dólares. Los precios dependen si el lote se ubica frente al campo de golf, frente a una laguna o frente al mar.
De igual manera avanza aceleradamente la construcción del lujoso hotel “boutique”, donde se combina el ecoturismo y el lujo.
Este hotel tendrá un salón de eventos, un restaurante, un gimnasio, piscinas, un club para niños y adolescentes, un minisúper y 120 habitaciones distribuidas en 30 villas.
“Nosotros estamos encargados del lobby (recibidor) del hotel, el restaurante, el salón de eventos y unas obras exteriores”, explicó el arquitecto Héctor Gutiérrez.
Preinauguración
De acuerdo con Gutiérrez, la parte a su cargo está avanzada en un 70 por ciento y cree que para el seis de noviembre, que es la fecha de la preinauguración, la obra va a estar en un 90%. “Esta parte del hotel (el lobby) tiene una estructura básica de concreto reforzado y metal. Toda la estructura secundaria está compuesta por madera, sistema viga vista, y tiene una cubierta de manaca tratando de emular un poco la arquitectura tradicional de la zona, la cultura garífuna”, explicó el constructor.
Sostuvo que hacen falta algunos acabados finales, sobre todo aquellos relacionados con materiales importados que no se han podido traer a tiempo. En los trabajos de la primera fase de este imponente proyecto laboran alrededor de 800 personas, entre ingenieros y obreros. De acuerdo con el obrero Carlos Juárez, originario de El Progreso, Yoro, en esta construcción el trabajo ha sido continuo ya que la meta es terminar lo antes posible, pues se acerca la inauguración.
Villas
Las 30 villas del hotel ya se muestran imponentes a lo largo de la playa. Están en un 80 por ciento avanzadas y el seis de noviembre serán entregadas. Las villas, que constan de dos pisos (condovillas), están conectadas unas con otras por senderos. El 50 por ciento de estas villas pertenecerán al hotel y la otra mitad serán vendidas.
Cada piso, o sea cada condovilla, tiene un precio entre 500 mil y 550 mil dólares. Entre el 65 y 70 por ciento ya están vendidas, describió Fernández.
En caso de no utilizarlas, los propietarios de estas villas podrán entregárselas al hotel para su administración y renta.
Golf
El otro atractivo para atraer las visitas extranjeras es el esplendoroso campo de golf de 18 hoyos, que se abrirá al público el próximo viernes 25 de octubre.
Este campo será administrado por la firma Troon Golf, que tiene su sede en Arizona, Estados Unidos. Esta reconocida compañía actualmente opera y mercadea unos 200 campos de este deporte de precisión en todo el mundo, convirtiéndolos en marcas de lujo.
Manuel Ortiz, empleado de Troon Golf y actual director del campo de golf de Indura Beach & Golf Resort, sostuvo que este predio deportivo cuenta con un diseño único.
“Este campo está diseñado por Gary Player, uno de los golfistas profesionales más reconocidos en el mundo. El diseño se realizó tomando en cuenta el bosque y la playa. Uno puede jugar nueve hoyos que están en medio de la flora y fauna, con los monos gritando y los pájaros volando, y luego sigue y está frente al mar”.
Lo que lo hace diferente a otros campos es el ambiente, que es tan inocente, tan puro, no tiene distracciones de aviones.
En los otros campos hay mucha bulla, y aquí “estamos dentro de un parque nacional”. Ortiz precisó que es un campo de 7,200 yardas, con cinco salidas que dan oportunidad tanto al jugador más novato como al más profesional.
Aparte de eso, tiene una grama especial que se llama paspalum platinum, que una vez estabilizada utiliza agua salada para crecer, ahorrando mucha agua dulce. El mantenimiento anual de esta cancha andará por 5.5 millones de dólares. En él trabajará un equipo de 45 personas: 15 en atención al cliente y 30 en el mantenimiento.
“Estamos trayendo un profesionalismo a Honduras en las operaciones de golf que no hay en otro lado”, agregó Ortiz.
Entre las actividades que este experto desarrollará está la de administrar y operar el campo, impartir lecciones a jugadores y organizar torneos.
“Parte de mi trabajo es tomar un equipo y entrenarlo para que sean embajadores de golf. Queremos que el jugador que venga a Honduras se vaya sorprendido y satisfecho”, añadió.
Al finalizar el recorrido de lo que será la primera fase del proyecto Indura Beach & Golf Resort, el guardia Anastasio Cruz ya no se despidió con su estilo militar, simplemente como todo un civil levantó su mano derecha y dijo: “que les vaya bien”.