Tegucigalpa, Honduras.- El servicio postal público de Honduras, operado por Empresa Correos de Honduras (Honducor), ha comenzado a recuperar la confianza perdida de los usuarios y ahora enfrenta de manera estratégica los desafíos impuestos por los avances tecnológicos y las nuevas necesidades del mercado.
La mala administración, corrupción, inseguridad, falta de tecnología, poca inversión en infraestructura y el desinterés de los gobiernos anteriores llevó al correo hondureño a una profunda crisis que se reflejó en una caída drástica de los envíos y de los ingresos económicos en los últimos cinco años.
Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), los envíos pasaron de 978,984 en 2019 a solo 394,391 en 2020. Para 2021, esta cifra cayó a 192,074, y aunque hubo una ligera recuperación en 2022 con 244,233 envíos (de acuerdo con informe del Tribunal Superior de Cuentas), el volumen aún se encuentra muy por debajo de los niveles previos a la pandemia.
Esta contracción se tradujo en una reducción de ingresos en Honducor que, por no lograr un punto de equilibrio hasta ahora, sigue dependiendo de las transferencias del gobierno central para cubrir los egresos que todos los años generan una pérdida en el estado de resultados.
Informes anuales de Correos de Honduras, consultados por EL HERALDO, establecen que en 2019, la empresa reportó ingresos por venta y prestación de servicios por más de 66.4 millones lempiras, una cifra que se redujo más de la mitad en 2020, alcanzando más de 31 millones de lempiras. A pesar de los esfuerzos por mejorar, los ingresos en 2023 apenas llegaron a 39 millones de lempiras.
David Zelaya Flores, director general de Honducor, dice aún no logran superar una crisis, sin embargo, esta empresa está en una situación más competitiva que está permitiendo alcanzar las metas establecidas por el gobierno central y cumplir con las expectativas de organismos internacionales, como la Unión Postal Univeral (Upu) y la Unión Postal de las Américas, España y Portugal (UPAEP), que le ofrece asistencia técnica.
“Correos de Honduras es una institución que por las garras de la corrupción nunca la dejaron crecer, nunca la dejaron ofrecer un servicio que los hondureños y hondureñas nos merecemos”, lamentó.
“Desde que entramos al correo nos dimos cuenta que carecía de tres factores importantes: fortalecer la logística, conservar, resanar y recuperar; restablecer la infraestructura de las más de 95 oficinas postales que están en los 18 departamentos e implementar un sistema integral de tecnología digital para que las operaciones fueran más rápidas (...)”, dice Zelaya Flores, quien después de dos años siete meses, ha logrado, según él, revertir esa situación.
Zelaya Flores lamenta que en el pasado la Unión Postal Univeral le ofreció al gobierno hondureño apoyo técnico y económico, “pero las personas que dirigían en ese momento la empresa dijeron: no necesitamos ayuda de ustedes”. “Me di cuenta al final que muchas de las personas que estaban en puestos del gobierno y en el Congreso Nacional eran dueñas de empresas de courier privado”, dijo.
La contracción que golpea el servicio postal no es un problema propio de Honduras, también lo experimentan otros países de economías y sociedades similares, incluso, los desarrollados. La Unión Postal Universal (Upu), agencia de las Naciones Unidas, advierte que los ingresos seguirán cayendo a nivel global.
En el informe “Estado del sector postal 2023, un camino hipercolaborativo hacia el desarrollo postal” indica que habrá “una caída significativa en el porcentaje de los ingresos de correos generados por los servicios de envío de correspondencia (...) alcanzando aproximadamente el 29% para 2025”.
“Con la aceleración de la digitalización y cambios en los métodos de comunicación, la tendencia a la baja de volúmenes de correspondencia es innegable, aunque muestra signos de estabilización en un futuro próximo”, establece Upu.
En medio de un torbellino generado por las nuevas tecnologías y que afecta a todo el sector, el servicio postal de Honduras, tampoco logra competir con servicios privados, ofrecidos por grandes empresas mundiales, como DHL y Fedex, que tienen redes de transporte aéreo y terrestre prácticamente en todo el mundo, centros de distribución, almacenes automatizados que operan con tecnologías de inteligencia artificial (IA), big data y análisis predictivo con lo cual pueden mover enormes volúmenes de artículos generados por el comercio electrónico.
En 2021, Honduras (con un puntaje de 13.38 de 100) ocupaba el puesto 125 entre 168 países evaluados en el Reporte de Desarrollo Postal de Upu, en desventaja de los servicios de países vecinos, como Costa Rica (posición 93) y El Salvador (110).
En 2023, de acuerdo con Upu, Suiza, Japón, Alemania, Francia y Austria son los países que posee un mejor servicio postal, el cual han sabido adaptar a la era digital, convirtiéndolos en pilares de la economía y garantizando la entrega eficiente de paquetes, documentos oficiales y compras en línea.
En esos países, por ejemplo, los ciudadanos pueden recibir artículos comprados por internet, pasaportes, y documentos oficiales en la comodidad de sus hogares, mientras que en Honduras ese mismo servicio se ve afectado por la violencia y la falta de infraestructura.
“En Suiza, el servicio postal es parte de la vida de los suizos. Por medio del correo, recibimos cartas, artículos que compramos por internet, el periódico, documentos personales que solicitamos por internet. Esto en Honduras es imposible. Si en Honduras hubiera un correo eficiente, las personas no tendrían que ir a las oficinas del gobierno, como el Registro Nacional de las Personas, a hacer filas para pedir un documento. Lo pedirían por internet y les llegaría al buzón de la casa”, dice Rafael Pineda, un hondureño que vive en ese país europeo.
A diferencia de lo que ocurre en países desarrollados, donde las cartas y paquetes llegan directamente a las puertas de los hogares o a buzones sin que los empleados del correo enfrenten mayores peligros, en Honduras, el servicio postal no puede ingresar a barrios controlados por maras y pandillas de San Pedro Sula, Tegucigalpa y La Ceiba.
En Suiza, por ejemplo, el sistema postal no solo sigue siendo eficiente, sino que también contribuye significativamente al Producto Interno Bruto (PIB) del país. Según la Upu, el ingreso adicional per cápita generado por el sistema postal suizo es equivalente al costo de un seguro médico premium, lo que demuestra cómo un sistema postal bien gestionado puede ser un motor económico.