Tegucigalpa, Honduras.- Las montañas del norte y oriente de Honduras esconden más que árboles y cafetales, sus suelos están siendo invadidos por extraños cuya presencia genera preocupación en las comunidades locales.
Hoy, bajo sus densos follajes y caminos de difícil acceso, brotan miles de arbustos de coca que demuestran cómo el país ha dejado de ser únicamente corredor del narcotráfico para convertirse, cada vez más, en tierra de cultivo para los carteles.
Así lo confirman datos de las Fuerzas Armadas que entre 2023 y lo que va del 2024, unas 105 plantaciones de coca han sido aseguradas y destruidas por las fuerzas de seguridad, en zonas rurales de departamentos como Colón, Atlántida, Yoro, Olancho y El Paraíso.
“Estas zonas son montañosas, de difícil acceso, pero gracias al trabajo de inteligencia militar hemos logrado llegar. Solo este año se han encontrado 21 plantaciones”, detalló el capitán Mario Rivera, vocero de las Fuerzas Armadas.
En esas 21 fincas ilegales se erradicaron más de 400 mil arbustos de hoja de coca, se destruyeron 10 laboratorios artesanales y se evitó que el crimen organizado procesara al menos 1,390 kilos de cocaína en una extensión de 70 manzanas.
Además del impacto ambiental y social, el golpe económico para estas estructuras ha sido alto, solo en 2024, las pérdidas provocadas por estas operaciones superan los 400 millones de lempiras, según estimaciones.
El año anterior, las cifras fueron incluso mayores. En 2023, se aseguraron 84 plantaciones con más de 3.5 millones de arbustos de coca, se destruyeron 32 laboratorios y se decomisaron más de 20 toneladas de cocaína.
Estos operativos dejaron un impacto económico que rondó los 11 mil millones de lempiras para las organizaciones delictivas que operan en el país.
Estas acciones forman parte de una estrategia nacional denominada el "escudo terrestre, aéreo y marítimo", que ha sido reforzada en los últimos meses con tecnología, inteligencia, patrullajes fluviales y vigilancia aérea.
En estas acciones participan el Ejército, la Fuerza Aérea, la Fuerza Naval, la Policía Militar del Orden Público (PMOP), así como las fiscalías especializadas, la ATIC y la Dirección de Lucha Contra el Narcotráfico.
“El combate es permanente. No hay pausa. Estamos desplegados por todo el país, operando en conjunto y de forma coordinada con el Ministerio Público”, enfatizó Rivera.
Actualmente, se ejecutan misiones de reconocimiento en nuevas zonas sospechosas, mientras las autoridades advierten que los grupos criminales están adaptando sus cultivos a terrenos más remotos y de difícil detección.
Con estos hallazgos, Honduras se enfrenta a una realidad incómoda, la de un territorio que, poco a poco, ha dejado de ser simple paso entre Colombia y México, para transformarse en un eslabón más completo en la cadena del narcotráfico, un país donde también se cultiva, se procesa y se transporta cocaína.