Tegucigalpa, Honduras
La falta de una agenda estructurada en el Congreso Nacional y la voluntad de quien lo preside es una de las causas de la poca productividad de casi todas las comisiones ordinarias, aseguró el representante de la Fundación Democracia sin Fronteras, Filadelfo Martínez.
Explicó que “los diputados que las integran –comisiones- no se preocupan por tener un trabajo sistemático y ordenado porque saben que, independientemente de su labor, una iniciativa de ley, un proyecto de decreto va a entrar por la expresa voluntad del presidente del Congreso; eso desestimula el trabajo de las comisiones”.
Esta problemática se traduce al final en que la mayoría de los congresistas no trabajen, ni se preocupen por reunirse en las comisiones y se acentúa por no haber una rendición de cuentas mucho menos un control de parte de la junta directiva, planteó el analista político.
Además, señaló que la misma historia se repite en cada período del Congreso, sin importar que en la Presidencia se encuentre un diputado del Partido Nacional o del Partido Liberal.
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Tráfico de influencia
“Las comisiones se convierten en tráfico de influencia y privilegios para unos diputados que están más cercanos al poder”, destacó Martínez.
Añadió que “entre mayor importancia política tenga para el partido una comisión, mayores recursos financieros, disposición de recurso humano que apoye, se les otorga”.
El funcionamiento del CN depende mucho tanto de las comisiones ordinarias como especiales, donde son nombrados los congresistas para atender todos los asuntos que tienen que ver con la función legislativa, enfatizó el experto.
Finalmente, mencionó que las partidas presupuestarias que reciben aquellas comitivas de más alto perfil deberían de ser objeto de vigilancia por parte de la ciudadanía y sociedad civil.