Su objetivo es acatar la orden dictada por el presidente Alejandro Giammattei, quien dispuso detener a todos los hondureños que ingresaran de forma irregular con el fin de llegar a Estados Unidos.
'Aquellas personas que traigan sus documentos y su prueba de hisopado, las vamos a dejar pasar, sino ahí tenemos unos automotores para poderlos llevar a la frontera (con Honduras)', dijo esta mañana el jefe del comando a cargo de bloquear el paso a los hondureños.
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Al otro lado de la muralla de hombres armados con tonfas o 'toletes', cascos, escudos y bombas lacrimógenas -las cuales aseguraron que no tendrían reparo en usar- cientos de migrantes cargando únicamente a niños y pequeñas maletas, imploraban por cruzar.
La caravana migrante partió de Honduras el pasado miércoles en horas de la noche, cuando alrededor de 3,000 personas abandonaron sus hogares en diferentes puntos del país, argumentando la falta de oportunidades de empleo, educación, salud y seguridad.
Retornados
Un boletín de prensa del sábado por la tarde indicaba que ya habían sido devueltos unos 2,065 migrantes, lo que representa casi la totalidad de los que cruzaron por la frontera de El Corinto.Y aunque Guatemala afirma que han decidido retornar de foma voluntaria, algunos organismos y los mismos migrantes denunciaron que estaban siendo intimidados, pues además de que el presidente mencionó que podrían enfrentar una sanción que va de dos a 10 años de prisión por poner en riesgo la salud de su población debido a la pandemia del coronavirus, también denunciaron que los militares y policías portaban palos y fusiles de asalto.
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Por otra parte, las autoridades de la Cancillería hondureña reiteraron a través de un comunicado su disposición para recibir a los connacionales que decidieran volver al país tras ver su sueño frustrado por las restricciones del camino.
Obstáculos
Desde que en 2018 partiera la primera caravana integrada por más de 7,000 centroamericanos -en su mayoría hondureños- que intentaban llegar a Estados Unidos, el fenómeno migratorio alcanzó mayor notoriedad por las autoridades de los países involucrados y por los organismos internacionales.Con esa misma atención puesta sobre los migrantes, las restricciones para impedir su desplazamiento también incrementaron, y actualmente los indocumentados se enfrentan a más muros fronterizos en su éxodo por Guatemala y México.
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No es desconocido que dentro de las caravanas viajan personas que aseguran no poder permanecer más tiempo en sus países de origen, ante la violencia y pobreza, por lo que podrían ser candidatos para obtener el beneficio de asilo en Estados Unidos.
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Sin embargo, tras la firma de los acuerdos internacionales que convertían a Honduras, Guatemala y México en 'países seguros' para los migrantes que solicitaran asilo en el país norteamericano, la crisis para los refugiados aumentó, ya que los procesos legales se han retrasado y ellos han tenido que permanecer esperando en estas naciones.
De esa manera, Honduras fue bautizado como un país seguro para los migrantes pero está viendo a miles de sus ciudadanos huir de su territorio y emprender el difícil camino del 'sueño americano'.
Abusos, maltrato y discriminación
Al igual que en las caravanas formadas anteriormente, en este nuevo grupo viajan personas que aseguran haberse aventurado sin dinero, comida o sin tener a un familiar que los espere en suelo estadounidense, en caso de que logren su ansiado sueño de llegar.Van a la espera de recibir apoyo en el camino, tanto por los hermanos guatemaltecos y mexicanos, como por las autoridades, sin embargo, afirman que además de sufrir las adversidades del clima y el cansancio físico, se enfrentan a la xenofobia y los abusos de poder.
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'Nos cobraron por hacernos la pruebas de coronavirus y no nos dieron nada', denunció ante un medio de comunicación hondureño el compatriota Jairo Rodríguez.
De igual forma, lamentaron que muchos de los conductores que transitan por las carreteras se negaban a darles 'jalón' por temor a las represalias de la policía o por el simple rechazo que se ha formado entre la misma población guatemalteca hacia los hondureños.
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Ese mismo rechazo es evidente en las redes sociales, donde guatemaltecos, mexicanos y hasta personas de otras nacionalidades y que se encuentran viviendo en Estados Unidos, a través de comentarios aconsejan no ayudar al grupo de migrantes, pues afirman que eso solo provocará la formación de más caravanas en el futuro.
Aún así, y aunque en menor número que al inicio, cientos de hondureños permanecen en Guatemala, amparándose en el derecho universal que tienen las personas a migrar y aseguran que permanecerán ahí hasta ser escuchados, pues volver a Honduras a las mismas situaciones de las que huyeron no es una opción.
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