Valencia, España.- Gracias a una escalera, Eunice Espinoza logró salvarse junto a su familia de la DANA. La hondureña, originaria de La Unión, Copán, estuvo a punto de quedar bajo el agua junto a sus tres hijos producto de las recientes lluvias en Valencia, España.
La hondureña, residente en la zona de La Torre de Valencia, está en proceso de recuperación, porque apenas tiene un mes de haber dado a luz. Ella accedió a narrar a EL HERALDO los difíciles momentos vividos, que describió como “una película de terror”.
La Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), también llamada gota fría, es catalogada como la peor del siglo y, a su paso, afectó a decenas de hondureños residentes en Valencia.
“La casa se nos inundó en cuestión de 10 a 15 minutos como mucho, y tuvimos que escalar porque nuestra casa es una planta baja, y alrededor no hay forma de salir, solo una puerta, que es la que da a la calle, pero el agua estaba a un metro o más de la superficie”, relató.
“Cuando tenía el agua a las rodillas salí corriendo tratando de escapar, porque la puerta se estaba rompiendo y el agua empezó a entrar por la ventana, y gracias a que mi esposo es constructor teníamos una escalera que la pusimos para el tejado del vecino, sino no la estaríamos contando”, dijo con la voz entrecortada.
“Subimos al techo con mis hijos, un bebé de un mes de nacido, uno de tres años y uno que justo hoy (ayer miércoles) está cumpliendo 10 añitos, y luego nos colamos a la segunda planta de un vecino por una ventana y así pudimos sobrevivir a esta catástrofe”, describió a detalle.
Listos para domir
Comentó que no lograron sacar absolutamente nada, todos salieron con las pijamas porque el evento ocurrió a eso de las 8:00 de la noche. Ya estaban listos para acostarse a dormir, cuando de forma violenta el agua y el lodo llegó a su domicilio.
En su mente suenan los gritos desesperados de su niño de tres años que pedía “¡Ayuda, ayuda, ayuda!”, pero fue muy complicado prestarle ayuda, porque cada quien busca salvarse a sí mismo en ese momento.
“Algo que me marcó fue cuando por la ventana vi los coches que se estrellaban en la pared de mi casa, llevaban gente dentro que pedían ayuda, y la impotencia que siente uno de no poder hacer nada, porque no podíamos hacer nada”, lamentó.
En la segunda planta del vecino estuvieron a salvo hasta la mañana del miércoles, cuando el agua disminuyó un poco y los cuerpos de socorro llegaron para bajarlos con cuerdas y, posteriormente, trasladarlos a una residencia de mayores que sirve temporalmente como refugio. “Todo fue como una película de terror”.
La propietaria de la vivienda donde se introdujeron se había quedado atrapada en un bar en la parte baja. Por su parte, ellos tuvieron que rellenar la persiana para que el agua no se metiera y “quien nos abrió la ventana fue un señor que también vivía en esa casa”, agradeció.
Describió que la presión del agua fue tan violenta que derrumbó todo en su casa, hasta una nevera grande de dos puertas muy pesada. También golpeó las camas, los muebles y la despensa, todo quedó en el piso. En la pared el agua marcó una altura de 1.40 metros.
Eunice tiene un poco más de cinco años de residir en España, con su esposo originario de San Pedro Sula, Cortés. En este momento no tienen nada más que la ropa proporcionada en el refugio. pero se adaptan a esta realidad temporal, pues en comparación hay otras familias que todavía visten la ropa del día de la tempestad.
