Hondureños en el Mundo

El héroe del subterráneo que quiere salvar la educación en Honduras

Esta es la historia de Ramiro Ocasio Moya, conocido por salvar a un anciano en un metro de Nueva York y ahora construye escuelas en el país

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27.04.2016

New York, Estados Unidos
Un tren, una vida y una decisión. Un plato de comida, un niño hambriento y un sueño.

Muchos dirían que el destino de Ramiro Ocasio Moya es salvar vidas, aunque quienes lo conocen saben que, para ser justos y precisos, fue Ramiro quien eligió esa difícil tarea.

Un héroe sin superpoderes o un superhombre sin capa; mejor dicho, un humano tan sencillo que es extraordinario o alguien con un sueño tan grande que no hay acción tan pequeña que no valga.

A Ramiro, un hondureño radicado en Estados Unidos, lo conocen por haber rescatado a un anciano de las garras del tren en un subterráneo de Nueva York, pero los niños de El Progreso, al norte de Honduras, lo recordarán por haberles ofrecido un futuro.

Salvar vidas. Algunos reservarían estas dos palabras exclusivamente a los profesionales de las batas blancas en una operación de corazón abierto o a los equipos de seguridad élites en una misión de rescate, pero quienes conocen a Ramiro saben que su vida es salvar vidas. Redundante, pero cierto.

Sin bisturís o sin superfuerza, Ramiro lo hace desde la columna vertebral de la naturaleza humana: la educación, ese punto de quiebre que en Honduras te puede condenar al éxito o al fracaso.

A través de una fundación de reciente surgimiento y un grupo de bondadosas personas, este hondureño se dedica a construir, reparar y fortalecer escuelas de las zonas más empobrecidas del país para que los niños tengan oportunidad de construir un futuro seguro.

Foto: El Heraldo

Ramiro Ocasio Moya es uno de los cofundadores de la Fundación para la Educación en Honduras (FEIH, por sus siglas en inglés). Aquí la primera piedra de la primera escuela.
El héroe sin capa
Ramiro lleva en el ADN ese ship de superhombre. Saltó a la fama en el 2013 cuando rescató, sin pensarlo dos veces, a un señor de morir atropellado por la embestida del tren en la estación de Lexington Avenue de Manhattan, Nueva York.

Una fosa de dos metros, los gritos, el ruido de los rieles y la indiferencia de la multitud. Ahí es donde la música que escuchaba en sus auriculares se apagó y se colocó una voluntad de acero para cambiar en 30 segundos una segura portada de muerte en la prensa por una historia de película.

'Cayó en las vías y me percaté que estaba atrapado en los rieles', relató. Segundos, instantes, un momento. Eso bastaba para que aquel desconocido muriera arrollado y él lo evitó.

Todo parecía surrealista. Aquel momento se resume por partes en boca de Ramiro a los diarios:'No soy un macho alfa', 'No fui el único héroe aquí'. Hizo tanto por alguien de quien apenas supo que era un afrodescendiente y tenía entre 75 a 80 años.

La historia no termina aquí. La historia comenzaba aquí para este digitalizador de archivos en una firma de abogados.

Una experiencia de vida
'Una vez héroe, siempre héroe', comenzaba un reportaje del influyente diario neoyorquino Daily News en 2015 sobre el proyecto que el hondureño emprendía en pro de la educación de Honduras.

Se trata de la construcción y mejoramiento de escuelas en sectores deprimidos económicamente, donde un cuaderno es un lujo y la mudada completa de un uniforme es un patrimonio inalcanzable.

De tez blanca, rostro sereno, brillante calva, gafas sencillas y porte elegante, Ramiro ha dividido su amor por dos naciones: la tierra del Tío Sam -principal figura norteamericana- y las montañas de Lempira, héroe nacional de Honduras.

Nació en Boston, Estados Unidos, como fruto del amor entre un puertoriqueño y una hondureña. Al morir su padre ha temprana edad, se mudó con su madre a El Progreso. Tenía seis años, lo suficiente como aprender a ayudar. 'Mi mamá me crió para ayudar al prójimo', confiesa.

A los 18 regresa a Estados Unidos, aunque cada año aprovechaba para visitar Honduras a fin de compartir con familiares y amigos. En uno de esos tantos viajes es que decide que los viajes ya no sean de esos tantos.

'Nunca se me olvida que un niño descalzo me robó el plato de comida. Me agarra el plato y lo salgo persiguiendo hasta una cuartería. La sorpresa que me llevo es el niño no me estaba robando el plato, le estaba llevando comida a su familia', relató mientras al otro lado del teléfono se podía escuchar la aflición.

Una fundación por Honduras
Así empeza la aventura. A partir de entonces, 'me propuse cada año ahorrar y regresar a Honduras con algo de dinero para llevar comida', relató a EL HERALDO el hombre de raíces progreseñas.

Ahorrando y repartiendo comida. Con apoyo de la Cámara Junior Internacional (JCI) vuelve ese gesto solidario en una obra más organizada que, a parte de amor, sea sustentable.

Pero faltaba entrar a la yugular del tema, poner el punto a las íes y tocar fondo en la problemática. 'Me dije: 'este año no voy a repartir comida, para combatir la pobreza hay que luchar por la educación' y así creamos una fundación'.

Bautizó la idea como Fundación por la Educación en Honduras (FEIH, por sus siglas en inglés), registrada oficialmente el 15 de octubre del 2015. Un nombre llano, seco y sencillo, pero con las palabras suficientes para describir el verdadero sueño de un hondureño que, como tú y yo, estamos hartos de las escuelas sin techo, las aulas sin pupitres y los niños sin cuadernos.

Foto: El Heraldo

Esta niña, en una comunidad empobrecida de El Progreso, es uno de los tantos motivos de Ramiro para extender su cruzada en favor de la educación, foto: Cortesía FEIH.
Lo que Ramiro y sus colaboradores hacen no se puede llamar un granito de arena. Es un trabajo que consiste en equipar todo: infraestructura, mobiliario, mochilas, cuadernos materiales y merienda.

Y para muestra están sus escuelas de punto de partida: Santigado Morales (El Progreso), Rafael Pineda Ponce (Santa Cruz de Yojoa) y Adrián Mejía (El Progreso).

En número hablamos de unos 500 niños beneficiados, pero las cifras poco te pueden explicar ese momento cuando por primera vez, alguien te aprecia y te regala un lapiz para estudiar.

Al final hay un impacto inmediato en la comunidad, porque 'usamos mano de obra y materiales de comerciantes del lugar. Claro tienen que estar legalmente constituidos', explica.

Un municipio, una escuela
Por supuesto que todo gran sueño requiere una gran inversión y no hablamos solo de esfuerzo. Para sacar adelante este proyecto, el hondureño ha tocado puertas y corazones.

'No es fácil, no es que recaudamos millones', bromea el héroe del subterráneo, sin desconocer que esta causa suma adeptos, sobre todo de la comunidad catracha en Estados Unidos.

Prueba de ello fue el segundo evento anual de donación de FEIH, donde recaudaron unos 73 mil dólares, gracias al aporte de personalidades hondureñas en Estados Unidos.

El hondureño explicó que la donación se dio mediante una subasta silenciosa, que consiste en donaciones de productos que luego se venden en el evento. Por ejemplo, un cuadro firmado por Lebron James, dos piezas donadas por el diseñador Carlos Campos, boletos para ver juegos importantes, entre otros.

Vista con Concktail se llamó esa fiesta de recaudación que reunió a mas de 250 personas en la Gran Manzana con una apuesta para apoyar a los niños sin educación en el país.

En ocasiones anteriores, personalidades como el expresidente americano Bill Clinton se han sumado a la causa.

Aunque Ramiro quiere más de 250 personas para lograr ese sueño de una escuela por municipio. Quiere millones de compatriotas. Nos quiere a todos. 'Juntos podemos cambiar la historia de un país'. Así de sencillo.

+Más información de la fundación en este enlace

Foto: El Heraldo

El equipo de FEIH y líderes comunitarios al momento de colocar la primera piedra de la construcción de la escuela Santiago Morales en El Progreso, Yoro, foto: Cortesía FEIH.

Así de impecables quedaron las instalaciones de la escuela Santiago Morales, una muestra del profesionalismo y la calidad del trabajo, foto: Cortesía FEIH.

Foto: El Heraldo

El diseñor hondureño Carlos Campos y la miss Honduras Sireya Morán fueron algunos de los personajes influyentes en el último evento de recaudación, foto: Cortesía FEIH.

Foto: El Heraldo

El expresidente de EEUU, Bill Clinton, también se ha sumado a la causa que persigue el catracho y otras personas de noble corazón, foto: FEIH.