TEXAS, ESTADOS UNIDOS.- Cientos de hondureños viajan de manera ilegal a Estados Unidos creyendo ciegamente en que lograrán el estatus de refugiado o asilado, pero al cruzar la frontera con ese país son detenidos por las autoridades y luego los recluyen en un centro de detención, conocido como el temido “corralón”.
Esta semana, como sucede durante todo el año, más de 1,000 migrantes hondureños y de todas las nacionalidades permanecen recluidos en el Centro de Detención de Puerto Isabel, Texas, esperando una decisión judicial que los lleve a un avión para una deportación o lograr la condición de asilo para vivir en Estados Unidos.
El “corralón”, así lo llaman los migrantes, es uno de los centros de detención más grandes de Estados Unidos y funciona en un área de más de 150 hectáreas en un paraje desolado en el sur de Texas.
Tiene capacidad para albergar a 1,200 personas adultas y las autoridades estadounidenses remiten a este centro a los migrantes detenidos en la frontera y a quienes han cometido otro delito dentro de su territorio.
Aquí deben esperar varios meses e incluso más de un año en algunos casos para obtener una decisión del juez.
Miguel Vergara, director de la oficina del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés) en Arlinton, explicó a periodistas de Honduras, Guatemala y El Salvador que “este es un centro de detención, no es una cárcel”.
Mientras permanecen en este centro, los migrantes esperan que les adjudiquen un posible asilo, la orden de deportación a su país o el traslado a una cárcel para enfrentar un juicio por algún crimen cometido.
“El proceso de deportación es algo complejo, no es algo arbitrario de Estados Unidos. Después de que el juez emite la orden de deportación, nosotros pedimos un salvoconducto provisional o un pasaporte. Luego, el Departamento de Estado y Relaciones Exteriores del país acuerdan la fecha, hora y la cantidad de emigrantes que recibirán”, explicó.
Las autoridades de ICE lamentan que miles de personas de Centroamérica y otras regiones sean sorprendidas por traficantes de personas que les venden la ilusión de que, al llegar a tierra estadounidense, lograrán el asilo; pero no es así.