Los niños inmigrantes que están confinados en un centro federal de detención en Texas actúan con apatía luego de meses de estar encerrados y bajo control disciplinario, dijo el martes una mujer hondureña que fue liberada recientemente de la instalación junto con su hijo de 2 años.
Kenia Galeano, de 26 años, indicó durante una pequeña protesta efectuada frente a una céntrica catedral que los niños están sufriendo a consecuencia de la prolongada detención en el centro de 500 camas localizado en Karnes City.
Pero las autoridades del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE por sus siglas en inglés) han dicho en ocasiones anteriores que las instalaciones disponen de varias áreas de juego y escolares donde los niños y otros ocupantes pueden moverse con libertad.
Funcionarios de la agencia dijeron que revisarían las preguntas formuladas por The Associated Press sobre el estado emocional de los niños en Karnes, pero no dieron respuesta el martes.
Decenas de miles de migrantes centroamericanos entraron en Estados Unidos por la frontera con México a mediados del año pasado, la mayoría de ellos mujeres con niños y menores sin compañía de un adulto.
Galeano, quien entró sin permiso al país en noviembre y estuvo detenida más de cinco meses, dijo que los niños no están habituados a estar restringidos a las instalaciones del centro y que tienen problemas con los rígidos horarios para comer y tomar clases.
Indicó que los alimentos que les proveen, como vegetales recalentados y pollo con piña y naranja, son extraños para ellos.
Galeano dijo que su excompañera de dormitorio, Delmy Piñeda Cruz, ha estado detenida casi ocho meses con su hijo de 11 años, quien se niega a ir a la escuela, se esconde bajo las sábanas y dice entre lágrimas que quiere irse.
'Los niños sienten que están en una prisión', dijo Galeano. 'Y sufren'.
Huelga de hambre
En septiembre, el ICE organizó una visita a las instalaciones, que son administradas por el Grupo GEO, un operador de prisiones. Durante la visita se pudo ver a niños inmigrantes que jugaban futbol y tomaban clases en las que les leían historias en español.
Las autoridades han defendido el centro anteriormente, y han dicho que los niños reciben clases todos los días, tienen tiempo para jugar en el exterior y que los detenidos cuentan con acceso libre a internet, televisores y un salón de belleza, todo mientras los tribunales procesan sus casos.
A pesar de estas comodidades, Galeano fue una de más de una veintena de mujeres que hace casi dos semanas concluyó una huelga de hambre en el Centro Residencial para Familias de Karnes, ubicado al sureste de San Antonio, donde se aloja en su mayoría a mujeres y niños de Centroamérica que entraron al país sin permiso y ahora solicitan asilo.
En febrero, un juez federal emitió un interdicto preliminar contra la política del ICE de detener a madres y niños sin derecho a fianza. Desde entonces, a las mujeres se les han impuesto fianzas de entre 7,500 y 15,000 dólares, montos que no pueden pagar, de acuerdo con abogados de inmigración. Asimismo, las mujeres que se sabe han entrado al país en otras ocasiones sin autorización no reciben derecho a fianza.
Entre 15 y 20 mujeres han estado detenidas en las instalaciones por más de cinco meses, y dos han estado ahí al menos 10 meses, dijo Mohammad Abdolahi, director de defensa del Centro de Inmigrantes y Refugiados para Servicios Legales y Educación (RAICES, por sus siglas en inglés).
Agregó que 10 mujeres han comenzado una segunda protesta en las instalaciones, en la que se niegan a participar en actividades y comen sólo una vez al día con el fin de llamar la atención a su prolongada detención.
El ICE vigilará a los residentes de Karnes con el fin de verificar que consuman los alimentos que se les proveen para garantizar su bienestar, dijo la portavoz Nina Pruneda en un comunicado.
'El ICE respeta cabalmente los derechos de todos para expresar su opinión sin interferencia, y todos los detenidos, incluidos aquellos en instalaciones residenciales para familias como la de Karnes, tienen permitido hacerlo', aseveró.