“Él está en estos momentos en el centro de detención en Broward” (ubicado al norte de Miami, Florida), manifestó la Milagro Castillo, quien al mismo tiempo reveló que tienen tres hijos con necesidades especiales.
“ Primero lo tenían en (el centro de detención de) Krome (en Homestead, sur de Miami), pero lo cambiaron de cárcel. Él tenía una protección para no ser deportado, pero ahora ICE no lo quiere soltar porque lo quieren enviar para Honduras. Pero él no puede irse porque nosotros, su familia, estamos aquí y lo necesitamos para salir adelante', comentó.
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'Y yo también tengo la misma protección que mi esposo y no sé si cuando me presente para la próxima cita me van a hacer lo mismo, dejarme detenida para que me vaya para mi país. Imagínese qué harían mis hijos sin nuestros cuidados”, lamentó.
Sin embargo, esta medida de protección que alega la hondureña se vulneró el 18 de mayo del 2018, cuando el entonces fiscal general, Jeff Sessions, dispuso que la práctica del “cierre administrativo”, que los jueces hacen desde 1980, carece de base legal.
La determinación de Sessions reabrió más de 350,000 casos que se sumaron a los más de 800,000 expedientes atascados en las cortes de inmigración.
La catracha recordó que su pesadilla inició el 9 de septiembre de 2011, mismo día en que una de sus hijas cumplió su primer año. 'Fue pura mala suerte. Veníamos con mi esposo en la camioneta después de ir a la Iglesia cuando pasamos por un retén de ICE en plena calle y nos agarraron. Mi esposo andaba manejando. Nos metieron en un shopping (centro comercial) y ahí fue donde caímos. Veníamos solo nosotros dos”.
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En ese entonces el ICE los liberó inmediatamente debido a que eran padres de cuatro hijos estadounidenses, además tres de ellos presentaban necesidades especiales.
“Tenemos cuatro niños, tres de ellos con necesidades especiales. Una niña de 12 años, otro autista de 8, otro con depresión e intento de suicidio, que tiene 11 y la más pequeña de 7 que también requiere cuidados. Nosotros entramos en el 2004 y todos mis hijos nacieron aquí, en Estados Unidos”, detalló.
La compatriota denunció que a su esposo Denis Javier Funes lo han presionado en reiteradas ocasiones para “firmar la orden de salida voluntaria, pero no lo hace porque quiere estar con su familia”.
“A él lo desnudaron y lo pusieron en un cuarto frío. Ahora está enfermo debido a eso. Él sufre de las vías respiratorias, sabe. La trabajadora social le dice que llora mucho. Lo quisieron obligar a que firmara la salida voluntaria. Denis no sabe ahora qué va a pasar. Y tengo miedo porque yo también tengo una orden de deportación”, señala.
'Nosotros salimos en el 2004 salimos porque mi esposo quería darnos una vida mejor. Allá sufríamos mucho económicamente y quería sacarnos adelante a nosotros. Pero cuando nos agarraron en esa redada nos dijeron que no aplicábamos para ninguna ley. Pero como no teníamos crímenes y éramos padres de ciudadanos, nos dieron la protección que renovamos cada año”, finalizó.