La catracha, de unos 32 años de edad, que aún no ha sido identificada, viajaba de manera ilegal hacia los EE UU junto a su hermano y sobrino.
Sin embargo, esta falleció cuando cayó desde el techo de una locomotora frente a la antigua estación del tren, en el municipio de Rafael Lara Grajales.
VEA: Pese al covid-19, sigue migración, deportaciones y detenciones de hondureños
En la caída, la hondureña se golpeó la cabeza y una rodilla. Al ver el accidente, los transeúntes llamaron al número de emergencia y una ambulancia de la Cruz Roja se hizo presente en el lugar, no obstante, estos confirmaron que la compatriota ya no tenía signos vitales.
Por su parte, el hermano y sobrino de la mujer fueron detenidos por las autoridades de migración, quienes realizarán el proceso de deportación.
El cuerpo de la hondureña permanece en el anfiteatro de Tepeaca, por lo que sus familiares deberán realizar los trámites del caso, junto a la cancillería, para traer el cuerpo al país y darle cristiana sepultura.
Cinco víctimas
El sueño de llegar a Estados Unidos ha acabado con la vida de cinco hondureños que en su travesía jamás imaginaron que no lo podrían cumplir.+Discriminación, amenazas y leyes: los retos que enfrenta la caravana migrante
Jesús Vásquez (17) terminó bajo las llantas de una rastra en Guatemala, el anhelo de Xenia Morales (25) por brindar una mejor vida a su familia se fulminó en el desierto de Sonora, las ganas de obtener un trabajo digno de Roberto Canales (38) sucumbieron en un accidente en Corinto, mientras los últimos dos no han sido identificados.
A estas cinco víctimas mortales hay que sumarle cuatro hondureños desaparecidos (tres mujeres y un hombre), que acompañaban la caravana de migrantes, pero de la noche a la mañana dejaron de tener comunicación, despertando dolor en sus familiares.
La travesía de los hondureños continúa, esta vez por México donde a pesar de la gran cantidad de connacionales que fueron retornados voluntariamente de Guatemala, otros lograron pasar y reagruparse para intentar lograr la meta.
En total, más de 1,000 catrachos continúan en la caravana, víctimas de persecución, rechazos, hambre y el covid-19 que les respira en la nuca en cada paso que realizan.
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