Eso quiere decir que los efectivos no podrán detener a migrantes, confiscar drogas a narcotraficantes o participar directamente en operativos para detener a la caravana de migrantes centroamericanos, que actualmente avanza por México a unos 1,600 kilómetros (1,000 millas) del punto más cercano de la frontera estadounidense.
En vez de eso, su papel será bastante parecido al de los cerca de 2,000 efectivos de la Guardia Nacional que han sido desplegados en la frontera en los últimos seis meses, con tareas como dar apoyo aéreo para misiones fronterizas, instalar barreras de concreto y reparar y dar mantenimiento a vehículos.
El nuevo despliegue incluirá a policías militares, ingenieros de combate y helicópteros equipados con tecnología avanzada para ayudar a detectar personas de noche.
La extraordinaria operación militar se emprende una semana antes de la elección de medio período presidencial, y mientras Trump trata de capitalizar los temores sobre la caravana y la inmigración para beneficio electoral. El martes, el mandatario reiteró sus advertencias extremas, calificando a la caravana de migrantes que huyen de la violencia y pobreza en Centroamérica de 'invasión'. '¡Nuestras fuerzas armadas los están esperando!', tuiteó.
Avanzando mayormente a pie, la caravana de unos 4.000 migrantes y otro grupo mucho más pequeño de cientos de personas están a semanas, o tal vez meses, de llegar a la frontera estadounidense. Miles de migrantes ya desistieron, han solicitado estatus de refugiado en México o han optado por regresar a casa en los autobuses que el gobierno mexicano les paga, y es probable que el grupo se reduzca aún más durante el resto de la ardua travesía.Otra caravana más pequeña que viajó este año tenía solo unos 200 migrantes al llegar al cruce fronterizo de Tijuana-San Diego.
Y pese a la retórica subida de tono, el total de migrantes detenidos en la frontera es bastante más bajo que el de años previos. Agentes de la Patrulla Fronteriza realizaron solo un cuarto de los arrestos que hicieron en el 2000, el punto álgido de la inmigración ilegal, cuando la agencia tenía la mitad del personal que ahora tiene. El perfil de los migrantes también ha cambiado, de mayormente hombres mexicanos que viajan solos a familias centroamericanas con niños.
Los migrantes que lleguen a la frontera ahora verán una mayor cantidad de efectivos militares, aunque su trabajo será mayormente de apoyo.
Eso se debe a que las fuerzas armadas están sujetas a la Ley Posse Comitatus, establecida en el siglo XIX, que restringe su participación en actividades policiales. A menos que el Congreso lo autorice específicamente, el personal militar no puede tener contacto directo con los civiles, incluyendo migrantes, dijo Scott R. Anderson, del Instituto Brookings.
En vez de eso, los soldados desplegados estarán limitados a brindar apoyo similar a las funciones que realizan los efectivos de la Guardia Nacional que Trump ya ha enviado a la frontera. Estos efectivos han realizado 1,500 horas de vuelo en Arizona desde que fueron desplegados a principios de año. También han reparado más de 1,000 vehículos de la Patrulla Fronteriza y realizado 1.000 horas de trabajo de almacén e inventario, de acuerdo con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza.
En un caso, un grupo de agentes de la Patrulla Fronteriza que rastreaban narcotraficantes en agosto en el remoto desierto de Arizona llamaron a un helicóptero de la Guardia Nacional para que siguieran a los sospechosos y guiaran a los agentes en tierra hasta que los arrestaran. La operación terminó con varios arrestos y la confiscación de 211 kilos (465 libras) de marihuana.
No quedó claro porque el gobierno había decidido enviar soldados en activo dado que podrán realizar pocas tareas de apoyo porque la Guardia Nacional ya está haciendo esto.