Rompopo Luján es una combinación de gastronomía y arte, en el que se conjuga sabor, originalidad y tradición.
De todos es conocido que la primera impresión es la más importante y la que perdura. En este caso, la tarjeta de presentación de Rompopo Lujan definitivamente trasciende el tiempo.
Antes de saborear el producto, lo primero que llama la atención es la botella, decorada con acuarela para vidrio, con diseños florales o navideños. Sin embargo, el envase sólo es el anticipo de una bebida que guarda un secreto, no contienen huevo y es añejada durante un año con ron Bacardi.
La receta tradicional contiene huevo, azúcar, leche, ron, canela y nuez moscada, por lo que Rompopo Luján dista de ser una receta como las demás, aunque conserva la esencia de la temporada.
Un regalo, una marca
La fundadora y propietaria de esta empresa familiar es Mayra Luján, una profesional de la comunicación que convirtió un regalo en una marca gourmet con potencial para la exportación.
'Recibí la receta como un regalo de mi tía, Soledad Osejo, quien la preparó para una fiesta que organizó para diplomáticos. En broma le dije que iba a venderla'.
De este comentario, pasó a la acción. En el primer año vendió 100 botellas, con la ayuda de tres amigas que se convirtieron en sus distribuidoras, pero no se diseñaban. Aunque comenta Luján que se decoraban con calcomanías, estampas o cintas.
Es en 2005 cuando surge la idea en una de sus clientas, Dora Zavala, quien ahora es una de las pintoras junto a Claudia Pineda.
'Ella se llevó las botellas para decorarlas y después las traja para que se llenaran con el rompopo. Mi hermana Irma Desiré me dijo: deberías usarlo
como un valor agregado'.
Este año la empresa vendió unas cinco mil botellas, que durante el año tienen motivos florales, pero disponen más de 20 diseños navideños para la temporada. La acuarela para vidrio resiste altas temperaturas, por lo que no hay excusa para disfrutar el rompopo bien frío.
Así es como surge una combinación que atrae y gusta. 'No hay nada así combinado en San Pedro Sula', dice con orgullo Luján, ya que su pequeña empresa compite con cinco fábricas más en esta ciudad del norte de Honduras.
Más que una botella...
Industria Lujan además del rompopo, que es su producto insigne, también elabora panes y embutidos, manifiesta Mayra Luján.
Por la demanda que surge en la temporada navideña, en este momento diez personas laboran en la empresa, ya que además de la producción, se contrató personal para la degustación en los comercios donde se vende el producto.
A esta emprendedora hondureña le gusta decir que es una empresa familiar y una muestra es que su sobrino de 13 años es quien se encarga de promover y diseñar la página web de Rompopo Luján. 'Él tienen su sueldo', asegura, agregando que simpre se busca innovar.
Negocio familiar con visión internacional
La aventura que inició hace unos diez años ahora tiene un visión de expansión fuera del país, al público estadounidense particularmente. Aunque tienen clientes en el país del norte, los familiares son quienes llevan las botellas cuando viajan.
El sueño es que la empresa dé el paso a la exportación, especificamente a las tiendas gourmet de Estados Unidos, que espera lograr con los Tratados de Libre Comercio.
Para ello Luján ya realizó su propio plan de mercadeo, cuando viajó en 2008 a Nueva Orleans durante seis meses, mientras trabajaba en la cadena de noticias Telemundo.
'Me llevé 50 botellas vacías en la maleta y allá hice el rompopo, para ver si les gustaba. Les encantó el producto y el diseño. Además hice quesadillas que se vendían en las tiendas de productos latinos'.
Con buen gusto
Luján asegura que el producto es bien recibido por la personas que buscan productos gourmet, porque al no tener huevo es una deliciosa opción para quienes por su salud, dieta o ser alérgicos no lo consumen.
El costo de la botella es de 160 lempiras y se distribuye en el supermercado Colonial, Comisariato Los Andes, Hiper Antorcha, Farmart
y en Café Versailles. También lo puede encontrar en el supermercado Mega en La Ceiba.
Sin duda, Luján, catedrática en la Universidad de San Pedro Sula, está decidida a seguir con el sueño, que sorprendió a su tía, la dadora de la receta, quién le dijo 'era para vos'.
Sin olvidarse del trabajo, Luján deja el futuro de su empresa al Creador al decir, 'espero en Dios podamos exportar'.