Ligado al mundo del narcotráfico, el exconvicto y hermano de Mateo Montalván, diputado suplente por Olancho, vendió dosis del inmunizante en el momento de mayor escasez.
La Unidad Investigativa de EL HERALDO estaba trabajando sobre informes de una red de tráfico de vacunas desde hace tres meses, cuando de pronto se encontró una de las piezas clave: Wilkin Montalván, quien aparece en la capital como cabecilla de un grupo que traficaba vacunas.
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Tráfico de vacunas
Según las indagaciones del equipo de Investigación de EL HERALDO, en un taller ubicado en un tramo de la Calle de los Alcaldes, una doctora acondicionó un espacio para vacunar personas contra el covid-19 a principios de junioTodavía en esa fecha las vacunas donadas y compradas por el gobierno no se asomaban por ningún lado. O las que había eran de aplicación restrictiva.
Sin más detalles se comenzó con la búsqueda -en carro y a pie-, pues la zona está plagada de locales: deshuesaderos, carwash, terrenos abandonados y estacionamientos, todos con fachadas de taller.
Durante la búsqueda se logró ubicar un negocio con un portón verde que siempre permanecía cerrado.
A simple vista el lugar estaba vacío, pero al asomarse por el espacio entre las bisagras del portón y la pared se observaba movimiento de personas.
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En el lugar había una galera para estacionar vehículos, una oficina administrativa y una bodega que en el segundo piso tiene grandes ventanas.Durante días el equipo de EL HERALDO montó vigilancia en la zona y miró la presencia de individuos y vehículos adentro, pero el portón nunca estaba abierto. Entonces, ¿cómo entraban al negocio?
Se buscó en la parte de atrás y nada, acceso por los negocios de la par y tampoco, al final se encontró que al menos tres negocios a la derecha había una entrada abierta, inmensa, donde se lograba ver un inmueble con un amplio estacionamiento.
Al entrar al sitio y recorrerlo hasta el fondo, la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus encontró una pequeña calle en forma de “U”, que estratégicamente conecta al predio con el negocio del portón verde que siempre permanecía cerrado.
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En los días posteriores se evidenció el ingreso de lujosos vehículos al terreno, algunos hasta en fila, varios andaban perdidos con la dirección, se asomaban al portón verde, tocaban sin éxito hasta que otras personas llegaban a guiarlos en una estratégica coordinación.
En el primer acercamiento que el equipo de EL HERALDO hizo para comprar una vacuna, un individuo negó la venta y dijo que ahí no era clínica, aunque el ingreso permitió ver la entrada de una mujer vestida de blanco como doctora a una oficina que tenía vidrios polarizados.
La demanda de vacunas incrementó el ingreso de vehículos, por lo que se tomó el atrevimiento de volver a entrar, esta vez no había nadie en la entrada, por lo que se acudió directamente a la oficina.
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Al paso, casi en la puerta, salió un muchacho, alto, blanco, usaba lentes y se estaba quitando una gabacha.
-Buenas, ¿qué desea?
-Fíjese que buscaba vacunas.
-¿Primera o segunda dosis?
-Primera.
Durante la conversación se pudo observar que en la oficina había cajas con alcohol y gasas desordenadas.
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El espacio estaba acondicionado con un escritorio, un sofá y dos sillas, mientras que en la pared había colgados títulos y reconocimientos que no lograron ser leídos por la premura.
-Disculpe, ¿quién lo mandó?
-Un amigo me dijo que aquí estaban vacunando, ¿cuánto valen?
-2,500 cada dosis. ¿Su amigo tiene nombre y apellido?
-No, me pidió no darlo.
-Qué raro, así no podemos trabajar, yo no sé quién es usted, la doctora no está y de todas formas no hay vacunas, están contaditas las segundas dosis y las primeras se nos acabaron.
Al no tener el nombre de la persona que recomendó al visitante, el semblante del joven cambió, se notó nervioso y dijo que lo mejor era que volvieran en otro momento que estuviera la doctora u otro personal.
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La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus, para ganar confianza, dejó un número de celular y la promesa de volver.Al día siguiente el movimiento de vehículos continuó con la misma modalidad, carros en fila y los perdidos guiados por un sujeto que se conducía en un carrito azul.
Al investigar el vehículo en el Instituto de la Propiedad, se comprobó que está dado de baja en el sistema, debido a que el primer dueño nunca hizo el traspaso y el nuevo comprador pidió deshabilitarlo, en otras palabras, el carro ya no existía y no debería circular en las calles.
En las visitas también se logró evidenciar que la doctora se conducía en una camioneta Prado color blanca.
Con la confirmación de la venta de vacunas durante el primer acercamiento y la promesa de volver, la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus regresó.
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Wilkin Montalván
A principios de junio esto pasó. Sentados frente a una bodega abierta a la par de la clínica clandestina en medio de lujosos vehículos, cinco individuos compartían una amena conversación.La Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus interrumpió la plática en la búsqueda de vacunas contra el covid-19.
La intención no era conversar con ellos, pero cuando se percataron de que el destino era la clínica de vacunación se pusieron en alerta.
El primero en acercarse fue Wilkin Montalván. Sereno y bastante directo preguntó: ¿Qué necesita?
Hasta ese momento el equipo de EL HERALDO no sabía quién era el sujeto, pues no había brindado su identidad.
-Ahí está cerrado.
-Buscaba a la doctora para aplicación de componente.
-¿Para qué?
-Vacunas.
-No está, ¿pero quién le dijo que viniera?, porque aquí no es así no más.
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Durante la investigación al predio donde funcionaba la clínica, la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus observó algunas personas adineradas y periodistas de medios de comunicación, por lo que ante el cuestionamiento directo del presunto narcotraficante se le brindó un nombre.
-Contame, ¿por qué nadie nos avisó que venías?
-Me mandó... (omitimos el nombre)
-No me dijo nada.
Montalván sacó el celular y reiteró que ya tenía en una lista las personas que iban a llegar.
-Mirá, aquí me dijeron que iba a venir este, pero no me dijeron de usted.
-Seguramente se le olvidó, pero si no está la doctora mejor regreso
-No, no, no, perate, ahorita le marcó a... (omitimos el nombre) para que me confirme, aquí estamos para ayudar a los amigos y si te mandó quien decís, pues buscamos la forma de ayudar.
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El sujeto comenzó a llamar incesantemente a su amigo, una tras otra, y las llamadas se iban milagrosamente al buzón.
-Qué raro que no me contesta. Mirá, todo esto es mío, yo le presté a la doctora para vacunación, conseguí vacunas para mi gente, familia y amigos cercanos, así que no hay problema, yo te ayudo. Solo que me confirmen. ¿Cuántas ocupas?
-Para mi familia, serían unas cuatro, yo ya había venido y un muchacho blanquito me dio precio.
-Ajá, ¿cómo decís que te llamás?
-... (omitimos el nombre) ¿Y usted?
- Wilkin Montalván.
-Me parece que lo he escuchado.
-Pueda que sí, pueda que no.
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Fue hasta ese momento que la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus conoció que quien estaba al frente de ese negocio era una de las personas ligadas fuertemente al mundo del narcotráfico y que incluso fue mencionado en el juicio por narcotráfico de “Tony” Hernández.
Además Montalván es mencionado en otros casos y en su momento estuvo recluido en la Penitenciaría Nacional
Siempre desconfiado, Montalván evitó la salida del equipo de la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus, dilató la plática para que su contacto le confirmara si él había enviado personas a vacunarse.
Por su parte, los otros sujetos se metieron adentro de la bodega en una actitud misteriosa, solo uno salió para tomarle fotografías a la placa del vehículo y mandar un mensaje de texto.
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El interrogatorio continuó.
-¿Dónde vivís?
-¿Y eso para qué?
-Tranquilo, es que aquí ya no se va a vacunar, entonces podría mandarte a la doctora a tu casa, vos sabés, tranquilo y los vacunan a todos de una vez, por eso te pregunto la dirección.
-Vivo en la residencial...(omitimos)
-Eso sí, te las prometo para el lunes, siempre tengo que confirmar con... (omitimos el nombre)
-Bueno, está bien, ya me voy.
-Perate, tranquilo, dame tu número de celular para coordinar.
-9... (omitimos)
Una vez con el número a su disposición , el hermano del diputado suplente por Olancho comenzó a marcar para confirmar que no se tratara de un número falso.
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-Ahí te estoy llamando.
-Sí, aquí me cayó, mire.
-Guardalo, Wilkin Montalván, vos me dijiste... (omitimos nombre)
-Sí, ahora sí me voy porque si no está la doctora, no hay vacunas, estamos pelando papas.
-Bueno, vos sabrás.
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Montalván se despidió con un apretón de manos con la promesa de enviar a la doctora a realizar la vacunación a domicilio.
Una vez fuera del predio, la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus tomó varias rutas para percatarse que no hubieran vehículos o motos en seguimiento.
En el trayecto, Montalván llamó por celular, la primera llamada cayó a buzón de voz, mientras que en la segunda solo dijo que le repitiera quién fue la persona que recomendó su negocio clandestino de vacunas.
Este rotatitvo conoció que en esa clínica clandestina se vendían inmunizantes de AstraZeneca y Sputnik V.
Fiel a su palabra, Montalván también llamó el lunes para confirmar si se ocupaban aún las vacunas. Se le respondió que no, que se habían comprado en un municipio cercano donde la Unidad Investigativa de EL HERALDO Plus también tenía indicios de tráfico de vacunas.