Familia y crimen, el fin de los Hernández: “‘Tony’ era el títere de JOH”

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- La relación entre el expresidente Juan Orlando Hernández y su hermano, Antonio (“Tony”), no solo era de consanguinidad, sino que se protegían entre sí para concretar actividades del narcotráfico.

Según Mike Vigil, exdirector de Operaciones Internacionales de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), Juan Orlando Hernández era “el líder de esa conspiración tan grande, donde convirtieron a Honduras en un narcoestado”.

La Fiscalía, por su parte, aseguró que “Tony” estuvo implicado en el procesamiento, la recepción, el transporte y la distribución de cargamentos de varias toneladas de cocaína que llegaban a Honduras mediante aviones, lanchas rápidas y, al menos en una ocasión, un submarino.

Durante el juicio de “Tony” y, posteriormente, el de Hernández, la Fiscalía aseguró que el expresidente hondureño protegió a algunos de los mayores narcotraficantes del mundo, incluido su hermano, de las investigaciones, arresto y extradición.

Juan Orlando Hernández “hizo que se proporcionara información confidencial militar y policial a los traficantes de drogas para ayudarlos a transportar toneladas de cocaína a través de Honduras con destino a los Estados Unidos”, menciona parte de las acusaciones que hizo la Fiscalía durante el juicio del exmandatario.

Además, aseguró que ordenó a miembros de la Policía Nacional y del Ejército que protegieran los cargamentos de drogas mientras transitaban por Honduras, permitiendo “la violencia brutal”.

Estos argumentos fueron claves para que fuera declarado culpable. El 26 de junio, el juez Kevin Castel lo condenó a 45 años de cárcel.

Las investigaciones de la Fiscalía dicen que Juan Orlando Hernández era investigado desde 2013, pues entre 2004 y 2022 “participó en una conspiración corrupta y violenta de narcotráfico para facilitar la importación de cientos de miles de kilogramos de cocaína a los Estados Unidos”.

A través de su hermano, Antonio “Tony” Hernández, recibió millones de dólares para usar su cargo público y a las fuerzas de seguridad para apoyar organizaciones del narcotráfico desde Colombia, Honduras y México.

Algunos de los testigos durante el juicio de Hernández (realizado entre el 20 de febrero al el 8 de marzo) contaron cómo se reunieron con “Tony” y le entregaron dinero para que Hernández les garantizara sus operaciones de narcotráfico. Incluso, mencionaron cómo el exmandatario utilizó instituciones del Estado para concretar reuniones.

Ante esto, Estado Unidos acusó formalmente a Hernández en 2022 por los delitos de conspiración para importar sustancia controlada a los Estados Unidos; usar o portar armas de fuego, ayudar e instigar al uso, el porte y la posesión de armas de fuego y, el último, conspiración para usar o portar armas de fuego incluyendo ametralladoras y dispositivos destructivos.

El exmandatario fue detenido el pasado 15 de febrero de 2022 y extraditado a Estados Unidos el 21 de abril. Casi dos años después fue hallado culpable por los tres delitos y el 26 de junio el juez dictó la sentencia.

El excomisionado de la Policía Nacional, Henry Osorto, afirmó que en las operaciones del narcotráfico “el jefe no era ‘Tony’, el jefe era Juan Orlando”.

“’Tony’ era el títere de confianza de él, tenía la venia”, dijo, mencionando los nombres de varios exfuncionarios a los que acusó de formar parte de la misma red criminal.

Una semana antes de que el juez Kevin Castel informara al exmandatario sobre los años de cárcel que enfrentaría, el secretario de Seguridad, Gustavo Sánchez aseguró que “la estructura de Juan Orando Hernández fue descabezada, pero el cuerpo sigue operando”.

Tras la captura del extraditable Mario Cálix, alias “Cubeta”, el funcionario dijo que formaba parte de la estructura criminal del expresidente Hernández y su hermano, “Tony”.

“Alguna institucionalidad del Estado fue instrumentalizada y seguimos realizando investigaciones al respecto, cuando tengamos resultamos se harán capturas necesarias”, afirmó.

Para el abogado Marlon Duarte, las declaraciones del secretario de Seguridad evidencian que tiene la información necesaria para presentar acciones a futuro, porque es claro que no solo existieron estructuras de narcotráfico, sino que aún existe.

“Todas estas personas que alcanzan el poder y lo centralizan el poder de acuerdo a una sola figura, lo hacen a través de la democracia, a través de los votos, a través de las elecciones, lógicamente se van corrompiendo y esa es una enfermedad que se ha visto a nivel mundial en todos los dictadores, que empiezan con la democracia, empiezan actuando bien, pero después les gusta tanto eso que centralizan el poder”, explicó, refiriéndose al expresidente Hernández.

Recordó que la Fiscalía mostró con testigos y pruebas que Hernández controlaba toda una estructura del narcotráfico en Honduras y que se alió con temibles capos para mover droga hasta Estados Unidos.

“El gobierno federal es implacable” con las personas o estructuras que ponen en riesgo sus intereses, señaló.

Aunque el expresidente Juan Orlando Hernández, quien fue acusado de liderar toda una red de narcotráfico, fue sentenciado en Estados Unidos a 45 años de prisión por narcotráfico, el abogado Oliver Erazo aseguró que “aquí dejó de operar un cartel, como dicen en el barrio, y opera otro”.

Erazo aseguró que las declaraciones del secretario de Seguridad tienen tinte político, pues no se ha desarticulado ninguna estructura en pro del pueblo hondureño.

“Cuando se refiere a que se ha desarticulado, pero se desarticuló a quién, a quiénes, porque el tema de un secretario de Seguridad es darle certeza jurídica y credibilidad a sus palabras y eso únicamente se obtiene cuando la población se siente segura, cuando la población no mira en el poder o en el ejercicio de poder a otros grupos criminales gobernando”, puntualizó.