La victoria de Cruz sobre O'Rourke, un carismático congresista y ex miembro de una banda de música punk, cuya campaña fue respaldada por estrellas como Beyoncé y LeBron James, es un logro significativo para el gobernante partido Republicano en su batalla por retener el control del Senado.
El duelo entre Cruz y O'Rourke fue uno de los más seguidos durante la campaña, debido a la importancia política y económica de Texas pero también debido a la profunda brecha entre los dos candidatos.
Cruz es un gran orador, pero Beto mostró también mucho carisma, recorrió el estado en mangas de camisa y rehusó recibir financiamiento proveniente de grupos de interés.
El demócrata causó sensación en agosto con su apasionada defensa de los derechos de los jugadores negros de football americano a arrodillarse ante el himno nacional para protestar contra brutalidades policiales.
El contrincante de Ted, O’Rourke, era un casi total desconocido antes de lanzar su candidatura al Senado. Ningún demócrata gana una banca texana en el Senado nacional desde 1988 y ningún político de ese partido conquista un cargo electivo estatal desde 1994.
Ted Cruz fue rival de Trump en las primarias presidenciales republicanas del 2016.