Más de 76,000 migrantes cruzaron la frontera sur de Estados Unidos el mes pasado, más del doble de los registrados durante el mismo periodo de 2018. La mayoría eran familias que llegaron en grupos mucho mayores, por ejemplo: hubo 70 grupos con más de 100 personas en los últimos meses, los cuales cruzaron de forma ilegal en sitios sumamente rurales con pocos agentes o personal fronterizo. Solo hubo 13 grupos grandes durante el año fiscal pasado, y únicamente dos en el año anterior.
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El sistema “está muy por encima de su capacidad y continúa en un punto límite”, dijo Kevin McAleenan, comisionado de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés), en una conferencia de prensa el martes.
Las nuevas cifras reflejan las dificultades que el presidente Donald Trump ha enfrentado mientras trata de reducir la inmigración ilegal, lo cual fue una promesa clave durante su campaña. Pero también podrían ayudarle a argumentar que en verdad hay una emergencia nacional en la frontera, aunque podría no tratarse de una crisis humanitaria ni necesariamente de seguridad fronteriza.
Se tiene previsto que el Senado vote la próxima semana para unirse a la Cámara de Representantes en el rechazo a la declaración de emergencia nacional de Trump, que está dirigida a construir muros fronterizos. Sin embargo, lo más probable es que el mandatario vete la medida y que la cuestión se resuelva en la corte.
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Luego de la muerte de dos niños migrantes que estaban bajo custodia de la Patrulla Fronteriza, la CBP reforzó las revisiones médicas. También anunció cambios radicales que incluyen: entrevistas más rigurosas a medida que los migrantes entran al sistema.
En tanto, McAleenan dijo que se construirá un nuevo centro de procesamiento en El Paso, Texas, que estará mejor equipado para manejar a las familias y niños, así como las inquietudes médicas, pero destacó que no es una solución permanente.
“Aunque nuestras labores médicas reforzadas ayudarán a manejar los crecientes flujos, el hecho es que estas soluciones son temporales y esta solución no es sostenible”, señaló.
Pese a que cada año hay menos personas que son detenidas cruzando la frontera ilegalmente _alrededor de 400,000 durante el último año fiscal y respecto al máximo registrado en el 2000 de 1.6 millones_ las crecientes cifras son alarmantes, manifestaron las autoridades.
Aquellas personas detenidas solían ser en su mayoría hombres solos que venían de México, pero actualmente se trata de familias centroamericanas. Desde octubre del año pasado, más de 1,300 familias han sido detenidas entre cruces fronterizos.
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