CHICAGO, ESTADOS UNIDOS.- El grotesco acto es inusual, pero suficientemente común para tener un nombre: secuestro in útero.
El caso más reciente en Chicago -en el que Marlén Ochoa López, de 19 años, fue estrangulada y su bebé le fue extirpado del vientre- es similar a unos 30 crímenes que se han cometido durante las últimas tres décadas en Estados Unidos, señaló un experto.
De los casi 30 casos de secuestro in útero que se han documentado entre 1987 y 2015, la mayoría de las madres fueron asesinadas y lo habitual es que sean asechadas o atraídas con falsas promesas, incluyendo artículos gratuitos, según Kenna Quinet, profesora adjunta de justicia penal para la Universidad de Indiana, campus Purdue.
En el caso de Ochoa López, la policía y sus familiares señalan que fue asesinada después de responder a un anuncio en Facebook que ofrecía ropa de bebé de forma gratuita. Su bebé está hospitalizado en condición grave y el pronóstico es que no sobreviva.
Quinet, coautora del libro de texto sobre homicidios: 'The Will to Kill: Making Sense of Senseless Murder' (Voluntad de matar: dando sentido a un homicidio insensato), dijo que el acto es tan horrendo como ilógico: No tiene conocimiento de algún caso de “asesinato por cesárea”, como ella lo describe, en el que no se haya encontrado al bebé ni se haya descubierto al responsable.
“Evidentemente, no se han salido con la suya”, dijo. “Estas mujeres evidentemente están delirando”.
Tres personas estaban detenidas el jueves por el ataque en contra de Ochoa López, incluyendo una mujer que dijo a la operadora del teléfono de emergencias 911 que acababa de dar a luz a un bebé que necesitaba ayuda, indicó la policía. Las autoridades no han revelado el móvil del crimen.
Quinet dijo que lo más común es un caso en que una perpetradora realice un “intento sumamente disfuncional, controlador y psicótico para mantener a un hombre en una relación” o que sufran de lo que ella llama “maternidad delegada”. Ese es también el nombre de un capítulo en su libro y de una obra sobre el síndrome de Munchausen delegado, una forma de abuso en el que una persona que debería cuidar de un individuo crea o causa condicionamientos.
En promedio, se presenta un caso al año. Incluso ya se registró uno en Chicago previamente, en 1995. Ese bebé, de gestación casi completa, sobrevivió. Pero la madre, Debra Evans, y dos de sus otros dos hijos fueron asesinados y tres personas fueron condenadas por el delito.
La investigación de Quinet demuestra que la mayoría de los bebés sobrevive, a diferencia de las madres. Encontró a ocho mujeres que sobrevivieron, incluyendo a una que escapó y mató a la persona que intentaba asesinarla para quitarle al bebé.
Quinet indicó que no pudo encontrar un caso definitivo antes de 1986. Indicó que eso está correlacionado a una época en que los hospitales incrementaron su seguridad y cayó significativamente el número de recién nacidos que fueron robados de las salas de maternidad o de las unidades de atención neonatal.
Aunque los secuestros in útero siguen ocurriendo, dijo que es importante recalcar que son muy raros y no hay indicios de que aumenten.
“Si se considera un evento extremadamente raro de las millones de mujeres que se embarazan cada año, no hay forma de que, como individuos, podamos reducir el riesgo a cero”, declaró. “Creo que (la tasa) es tan baja como podemos esperar que sea”.
El caso más reciente en Chicago -en el que Marlén Ochoa López, de 19 años, fue estrangulada y su bebé le fue extirpado del vientre- es similar a unos 30 crímenes que se han cometido durante las últimas tres décadas en Estados Unidos, señaló un experto.
De los casi 30 casos de secuestro in útero que se han documentado entre 1987 y 2015, la mayoría de las madres fueron asesinadas y lo habitual es que sean asechadas o atraídas con falsas promesas, incluyendo artículos gratuitos, según Kenna Quinet, profesora adjunta de justicia penal para la Universidad de Indiana, campus Purdue.
En el caso de Ochoa López, la policía y sus familiares señalan que fue asesinada después de responder a un anuncio en Facebook que ofrecía ropa de bebé de forma gratuita. Su bebé está hospitalizado en condición grave y el pronóstico es que no sobreviva.
Quinet, coautora del libro de texto sobre homicidios: 'The Will to Kill: Making Sense of Senseless Murder' (Voluntad de matar: dando sentido a un homicidio insensato), dijo que el acto es tan horrendo como ilógico: No tiene conocimiento de algún caso de “asesinato por cesárea”, como ella lo describe, en el que no se haya encontrado al bebé ni se haya descubierto al responsable.
“Evidentemente, no se han salido con la suya”, dijo. “Estas mujeres evidentemente están delirando”.
Tres personas estaban detenidas el jueves por el ataque en contra de Ochoa López, incluyendo una mujer que dijo a la operadora del teléfono de emergencias 911 que acababa de dar a luz a un bebé que necesitaba ayuda, indicó la policía. Las autoridades no han revelado el móvil del crimen.
Quinet dijo que lo más común es un caso en que una perpetradora realice un “intento sumamente disfuncional, controlador y psicótico para mantener a un hombre en una relación” o que sufran de lo que ella llama “maternidad delegada”. Ese es también el nombre de un capítulo en su libro y de una obra sobre el síndrome de Munchausen delegado, una forma de abuso en el que una persona que debería cuidar de un individuo crea o causa condicionamientos.
En promedio, se presenta un caso al año. Incluso ya se registró uno en Chicago previamente, en 1995. Ese bebé, de gestación casi completa, sobrevivió. Pero la madre, Debra Evans, y dos de sus otros dos hijos fueron asesinados y tres personas fueron condenadas por el delito.
La investigación de Quinet demuestra que la mayoría de los bebés sobrevive, a diferencia de las madres. Encontró a ocho mujeres que sobrevivieron, incluyendo a una que escapó y mató a la persona que intentaba asesinarla para quitarle al bebé.
Quinet indicó que no pudo encontrar un caso definitivo antes de 1986. Indicó que eso está correlacionado a una época en que los hospitales incrementaron su seguridad y cayó significativamente el número de recién nacidos que fueron robados de las salas de maternidad o de las unidades de atención neonatal.
Aunque los secuestros in útero siguen ocurriendo, dijo que es importante recalcar que son muy raros y no hay indicios de que aumenten.
“Si se considera un evento extremadamente raro de las millones de mujeres que se embarazan cada año, no hay forma de que, como individuos, podamos reducir el riesgo a cero”, declaró. “Creo que (la tasa) es tan baja como podemos esperar que sea”.