LA HAYA.- Un holandés, que está siendo juzgado por supuestamente haber recluido a seis de sus hijos en una granja remota, los habría golpeado para expulsar a los 'malos espíritus', relataron los fiscales este martes durante una primera audiencia del juicio.
El hombre, Gerrit Jan van D., de 67 años, sometía a los jóvenes, que fueron encontrados en una granja de la localidad de Ruinerwold en octubre, 'castigos físicos muy graves' cuando pensaba que estos habían sido 'contaminados' por algún espíritu maligno.
Van D. no asistió a la audiencia de este martes, que tuvo lugar en la ciudad de Assen, por razones médicas.
Está acusado de atentar contra la libertad de sus seis hijos de 2007 a 2019 y de 'dar puñetazos, patadas y negarles la comida y la bebida'. También es sospechoso de haber abusado sexualmente de dos de sus tres hijos mayores.
En el caso también fue acusado de atentar contra la libertad de los niños Joseph B., un austriaco de 58 años que residía en la granja. El sí que acudió a la corte.
'Me siento como si esto fuera una cacería de brujas', declaró Joseph B. ante el tribunal. 'Tengo la conciencia tranquila... No le he robado a nadie su libertad', sostuvo.
La familia fue descubierta en octubre después de que el hijo mayor, que todavía vivía en la granja, acudiera a un bar local en un estado confuso y dio la voz de alarma, preocupado por las condiciones de vida de su familia.
Después de eso, la policía allanó la granja y arrestó a Gerrit Jan van D. y a Joseph B.
'Todos los niños hablan de castigos físicos muy graves si el padre creía que había un 'espíritu malvado' en ellos. Eso ocurría desde una edad muy temprana, a los cuatro o cinco años', declararon los fiscales durante la audiencia.
Según los fiscales, los seis hijos menores de los nueve que tuvo el hombre 'vivían recluidos desde su nacimiento, estaban retenidos y tenían que estar tranquilos para que nadie supiera que existían'.
No fueron registrados ante las autoridades y nunca fueron a la escuela, añadieron.
Según los fiscales, los tres hijos mayores, que sí que estaban escolarizados, tenían prohibido hablarle a nadie sobre la existencia de sus hermanos y hermanas.
Citando unos diarios de los niños, los fiscales afirmaron que todos hablaron de su 'convicción de que tener contacto con el mundo exterior te hace 'sucio' y de que hay 'espíritus malignos' que entran en el cuerpo'. El padre decidía cuándo poseían los 'malos espíritus' a sus hijos.
Cuando esto sucedía, 'el niño era aislado, tenía que rezar y los otros miembros de la familia no tenían permitido contactar con él, a veces durante meses', afirmaron los fiscales.
El hombre, Gerrit Jan van D., de 67 años, sometía a los jóvenes, que fueron encontrados en una granja de la localidad de Ruinerwold en octubre, 'castigos físicos muy graves' cuando pensaba que estos habían sido 'contaminados' por algún espíritu maligno.
Van D. no asistió a la audiencia de este martes, que tuvo lugar en la ciudad de Assen, por razones médicas.
Está acusado de atentar contra la libertad de sus seis hijos de 2007 a 2019 y de 'dar puñetazos, patadas y negarles la comida y la bebida'. También es sospechoso de haber abusado sexualmente de dos de sus tres hijos mayores.
En el caso también fue acusado de atentar contra la libertad de los niños Joseph B., un austriaco de 58 años que residía en la granja. El sí que acudió a la corte.
'Me siento como si esto fuera una cacería de brujas', declaró Joseph B. ante el tribunal. 'Tengo la conciencia tranquila... No le he robado a nadie su libertad', sostuvo.
La familia fue descubierta en octubre después de que el hijo mayor, que todavía vivía en la granja, acudiera a un bar local en un estado confuso y dio la voz de alarma, preocupado por las condiciones de vida de su familia.
Después de eso, la policía allanó la granja y arrestó a Gerrit Jan van D. y a Joseph B.
'Espíritus malignos'
A uno de los niños, Gerrit Jan van D. lo ató de pies y manos, y a otro lo obligó a pasar todo un verano en una casita para el perro, sita en la granja, en la provincia de Drenthe (norte), explicaron los fiscales.'Todos los niños hablan de castigos físicos muy graves si el padre creía que había un 'espíritu malvado' en ellos. Eso ocurría desde una edad muy temprana, a los cuatro o cinco años', declararon los fiscales durante la audiencia.
Según los fiscales, los seis hijos menores de los nueve que tuvo el hombre 'vivían recluidos desde su nacimiento, estaban retenidos y tenían que estar tranquilos para que nadie supiera que existían'.
No fueron registrados ante las autoridades y nunca fueron a la escuela, añadieron.
Según los fiscales, los tres hijos mayores, que sí que estaban escolarizados, tenían prohibido hablarle a nadie sobre la existencia de sus hermanos y hermanas.
Citando unos diarios de los niños, los fiscales afirmaron que todos hablaron de su 'convicción de que tener contacto con el mundo exterior te hace 'sucio' y de que hay 'espíritus malignos' que entran en el cuerpo'. El padre decidía cuándo poseían los 'malos espíritus' a sus hijos.
Cuando esto sucedía, 'el niño era aislado, tenía que rezar y los otros miembros de la familia no tenían permitido contactar con él, a veces durante meses', afirmaron los fiscales.