Pfizer indicó el viernes que espera dar un paso adelante con su vacuna después de que estén disponibles datos sobre su seguridad en la tercera semana de noviembre, un par de semanas después de las elecciones presidenciales del 3 de noviembre.
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El anuncio significa que Estados Unidos podría tener dos vacunas listas para fin de año, al sumarse la de la firma de biotecnología Moderna de Massachusetts, que apunta al 25 de noviembre para solicitar su autorización.
'Asumiendo datos positivos, Pfizer solicitará el uso de autorización de emergencia en Estados Unidos poco después de que se logre el hito de seguridad en la tercera semana de noviembre', afirmó el presidente y director ejecutivo de la compañía, Albert Bourla, en una carta abierta.
La noticia tuvo impacto en las acciones de la compañía, que subieron tras el anuncio un 2% en Estados Unidos.
Pero los expertos advierten que, incluso cuando se aprueben las vacunas, pasarán varios meses hasta que estén ampliamente disponibles.
En cualquier caso, es poco probable que sean un buen sustituto del uso de máscaras, el distanciamiento social y otros comportamientos recomendados para frenar la transmisión, dado que hasta el momento se desconoce qué tan efectivas serán.
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'Es posible que no podamos volver a ver cines repletos o estadios llenos de espectadores en muchos meses hasta 2021, o incluso más tarde', explicó el director del Instituto de Enfermedades Infecciosas estadounidense, Anthony Fauci, este viernes durante una entrevista con la Universidad Johns Hopkins.
El gobierno, sin embargo, prepara ya la inmensa cadena logística que será necesaria para lanzar la distribución de las primeras dosis en las 24 horas que sigan a cualquier autorización.
Este viernes, los responsables de la operación gubernamental 'Warp Speed' anunciaron una colaboración con las grandes redes de farmacias CVS y Walgreens para administrar las vacunas en las 50.000 residencias de ancianos del país.
Reuniones adentro por el frío
Después de la caída de los contagios durante el verano, el país alcanzó un punto de inflexión en su brote de coronavirus alrededor de la segunda semana de septiembre, con un nuevo promedio de casos diarios de más de 50.000, según las últimas cifras, y la trayectoria es ascendente.ADEMÁS: Muere niña que participaba en un estudio clínico para tratar rara enfermedad pediátrica
Con más de ocho millones de infecciones confirmadas y por encima de las 217.000 muertes, Estados Unidos es el país más afectado del mundo.
Los números actuales indican que el país nunca estuvo tan cerca de regresar a los niveles de su primera ola en la primavera, por lo cual el pico de estos días puede ser considerado un tercer aumento.
Geográficamente, los principales puntos de contagios se encuentran en el área del medio oeste al norte, y en partes del oeste, mientras que algunas regiones del noreste duramente afectadas en primavera están sufriendo rebrotes.
El cirujano de Harvard e investigador de políticas de salud, Thomas Tsai, dijo a la AFP que hay múltiples factores detrás del aumento de casos, desde pruebas insuficientes en el medio oeste hasta la falta de monitoreo y vuelta atrás por parte de las autoridades en reaperturas.
Además, 'a partir de los informes de rastreo de contactos de varios municipios y estados, la preocupación es que la propagación sea impulsada ahora por reuniones sociales dentro de los hogares de las personas', agregó. El avance del frío en el otoño boreal lleva cada vez más la vida social a espacios cerrados.
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Una señal positiva es que los tratamientos de covid-19 han mejorado notablemente y, dado que los casos son más dispersos, los hospitales no se ven colapsados.
Nueva vía
Pfizer y Moderna, ambos financiados por el gobierno estadounidense, lanzaron la tercera fase de sus ensayos clínicos a fines de julio y ambos están produciendo sus dosis en simultáneo. Su objetivo es entregar decenas de millones antes de fin de año en Estados Unidos.Ambas son 'vacunas de ARNm', una nueva plataforma experimental que nunca antes había sido completamente aprobada. Los experimentos consisten en inyecciones con el material genético necesario para desarrollar la 'proteína de pico' del SARS-CoV-2 dentro de las propias células de las personas, provocando así una respuesta inmunitaria que el cuerpo recordará cuando se encuentre con el virus real.
Esto convierte efectivamente al cuerpo en una fábrica de vacunas, evitando los costosos y difíciles procesos que requiere una producción más tradicional.
Pero si bien el enfoque pudo haber ayudado a colocar a Pfizer y Moderna en la primera posición en la carrera, un gran inconveniente es que requieren congeladores para el almacenamiento, lo que podría limitar la distribución.
Diez vacunas experimentales se encuentran en la fase final de ensayos en todo el mundo, pero estas dos son las únicas activas actualmente en Estados Unidos.
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